de la mujer tunecina - El Mundo

12 downloads 1019 Views 733KB Size Report
ponenenteladejuiciolacalidad desudemocracia. por PAKA DÍAZ fotos ANGELA MARTÍN-RETORTILLO de la mujer tunecina. Luces y sombras ...
actualidad

Luces y sombras de la mujer tunecina

En 1957 se abolió la poligamia y en 1968 se nombró a la primera jueza. La situación de la mujer enTúnez es excepcional en cuanto a derechos e integración.Aun así,la censura en internet y en los medios,la represión política y la permanencia del presidente BenAlí en el Gobierno desde hace más de 20 años ponen en tela de juicio la calidad de su democracia. p o r PAKA DÍAZ fo to s ANGELA MARTÍN-RETORTILLO

De izq. a dcha. y de arriba abajo: Joven con velo caminando junto a otra con atuendo occidental en la avenida Bourguiba. Cartel del presidente Ben Alí, omnipresente en el país.Una mujer policía dirige el tráfico.Letradaa la puerta del Palacio de Justicia; las féminas representan el 42% de las abogadas y el 29,9% de las juezas en el país.Mujer con pañuelo en el zoco de la capital tunecina.

Como el desierto del Sáhara, que ocupa el 40% de su territorio, abrasando sus días y refrigerando sus noches, Túnez es un país de fuertes contrastes. Tradición y modernidad, avances en los derechos de la mujer y censura informática, velos y minifaldas conviven en un aparente sosiego. Tal es la apacibilidad, que la inmensa mayoría de los turistas que lo han visitado desconocen que su presidente, Zin El Abidín Ben Alí, se aferra al cargo desde hace más de 20 años, tras un golpe de estado también suave, sin derramamientos de sangre ni sofocos. A la tunecina. Para facilitar su permanencia en el poder, las elecciones se celebran sin observadores internacionales objetivos y su Constitución sufre consecutivos cambios que le permiten volver a presentar su candidatura –la próxima ocasión será en 2014–. A pesar del conocimiento que hay en España sobre conflictos como el saharaui o el palestino, apenas se sabe nada de este nuevo paraíso turístico donde expresar opiniones críticas al régimen puede suponer años de cárcel. De este desconocimiento tienen mucha responsabilidad la Unión Europea y Estados Unidos, ambos amigos y garantes de Túnez. Las razones son estratégicas y políticas: Ben Alí ha conseguido frenar el islamismo radical, ha continuado mejorando las cuestiones relacionadas con la condición femenina, la educación y el crecimiento económico del país. Como recompensa se le dispensa un limbo ajeno a las críticas.

el Código del Estatuto Personal con el que se eliminó la poligamia y el repudio, además de regular el divorcio. Bourguiba continuó enmendando el CEP para apoyar la emancipación femenina. En 1961, mientras las españolas aún ni soñaban con tomar la píldora, las tunecinas ya tenían acceso a los anticonceptivos; en 1968, nombraron a la primera jueza en un país árabe; y en 1973, entró en vigor la Ley del Aborto según la cual se puede practicar en los tres primeros meses de embarazo. Cuando Ben Alí asumió la presidencia del país en 1987, retomó el camino de Bour-

tuación jurídica de las tunecinas es excepcional en los países árabes, como lo es su integración y su creciente presencia en todos los ámbitos. Son el 42% de las abogadas, el 29,9% de los jueces, el 72% de las farmacéuticas y el 44% de los periodistas. Más de 18.000 dirigen empresas y, en la Universidad, el 59% de los estudiantes son chicas. En política, la presencia femenina oscila entre el 12% en cargos ministeriales y el 32% en consejos regionales. Pionera en la defensa de los derechos de la mujer, la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas fue la primera en poner el dedo en la llaga de la violencia de género intrafamiliar, de la que el Gobierno no quería oír hablar. También fue la primera en crear un centro para dar asistencia a las víctimas, en 1993, y un Observatorio de la Violencia de Género. «Cuando quisimos publicar los resultados, el Gobierno nos lo prohibió. Ni siquiera podíamos hablar con los medios», explica Khadija Chérif, su fundadora y reconocida activista en su tranquila casa de Sidi Bou Said. «Sin democracia es imposible que exista una igualdad real para la mujer ni que sus derechos se implementen en su totalidad, por eso la lucha prosigue», señala. Esta organización ha conseguido mantener su independencia a pesar de reconocer que ha sufrido presiones y acoso por parte del Gobierno.

La situación jurídica de las tunecinas es excepcional comparada con la de las mujeres en el resto de los países árabes.

En cuanto a los derechos de la mujer, hay un largo recorrido iniciado por pensadores reformistas a comienzos del siglo XX y por las propias féminas, que culmina con el anterior presidente, Habib Bourguiba, quien el 13 de agosto de 1956 promulgó

40 www.yodona.com

l

guiba centrándose en dos puntos: desarrollo económico y derechos de la mujer. Y ambos han sido sus mayores aciertos, aunque quedan cosas por hacer. Por ejemplo, la no solventada desigualdad en la herencia, por la que las mujeres reciben la mitad de la parte que corresponde a los hombres. Además, si las madres se vuelven a casar tras un divorcio pueden perder la custodia de sus hijos, cosa que no ocurre en el caso de los padres. Aun así, la si-

En la pág. siguiente, de izq. a dcha. y de arriba abajo: La activista Khadija Chérif, fundadora de la Asociación Mujeres Demócratas Tunecinas, en su domicilio. Catedral de San Vicente de Paúl, situada en el centro de la capital del país, con uno de los numerosos carteles del presidente Ben Alí que jalonan la ciudad. Puerta de Francia, antiguamente conocida como Puerta del mar, desde la que se entra al zoco de la ciudad. Tarzi Salouna, presidenta de la Unión Nacional de Mujeres Tunecinas, organización vinculada con el Gobierno, en la sede de la entidad.

Khadija Chérif Fundadora de la Asociación Mujeres Demócratas Tunecinas

Tarzi Salouna Presidenta de la Unión Nacional de Mujeres Tunecinas

También ha tenido bloqueados los fondos provenientes de la ayuda internacional. «A pesar de todo, resistimos.» La otra organización femenina más popular del país, esta estatal, es la Unión Nacional de Mujeres Tunecinas. Su presidenta, Tarzi Salouna, nos recibe en sus oficinas y desgrana las bondades de las políticas gubernamentales. Tiene de qué enorgullecerse y maneja cifras que demuestran que, en cuanto a integración de la mujer, Túnez es un referente. En la violencia de género reconoce que han tardado un poco, pero asegura que están en el camino. Y todo el tiempo repite un mantra: «La voluntad política del Presidente y el contexto del país favorecen nuestro trabajo». Cuando me marcho, además de información sobre la situación de la mujer, me regalan varios ejemplares de la revista de la Unión, Femmes. Observo que en ella aparece siempre, ya sea en forma de noticia o dirgiéndose a los lectores, la tan admirada como temida esposa del presidente, Leila Ben Alí, actual presidenta de la Organización de Mujeres Árabes. Muy conocida por sus obras de caridad, para evitar problemas la gente prefiere incluso no mencionar su nombre. Todas las portadas de Femmes están dedicadas a ella, a su marido o a los dos; es la cara más rancia del régimen pero, al menos, estas fotos a color son inofensivas. La censura no lo es. Desde mi llegada a Túnez compruebo que hay muchas páginas de internet –como Youtube– a las que no puedo acceder. Al principio pienso que se debe a algún error, luego confirmo que se trata de un bloqueo continuo. De hecho, cuando trato de abrirlas parecen inexistentes. En la pantalla se lee el 404 de error, como si no existiera la web en cuestión. Ese ha sido también el apodo que han colocado los blogueros tunecinos a la maquinaria de censura, el ojo que todo lo ve y que les acosa sin tregua: Ammar 404. De 10 millones de habitantes, en el país hay tres de internautas. La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) sitúa a Túnez entre los 12 enemigos de internet, entre los que también se cuentan China, Irán o Corea del Norte. Y ocupa el puesto 113, de 150, en la lista de países democráticos.

42 www.yodona.com

l

Puerta del teatro Municipal, en la capital. En la pág. siguiente: Lina Ben Mhenni, de 27 años, profesora y activista; en la sombra, Mohamed, su pareja, un disidente pendiente de juicio.

Una Ley recientemente aprobada en Túnez castiga a las personas que hablen con extranjeros para criticar o dañar la imagen de su país. Lina Ben Mhenni, 27 años, es ayudante en la cátedra de Inglés de la Universidad de Túnez y traductora para Global Voices –red internacional de blogueros en defensa de los derechos humanos–. Ella misma es bloguera con A tunisian girl (una chica tunecina), además de una firme disidente del partido en el poder. El activismo político le viene de familia, su padre fue prisionero político y ha crecido en una familia comprometida. Lina fue a estudiar a Estados Unidos. Mientras vivía allí, conoció la situación de jóvenes compatriotas que estaban siendo encarcelados. «Era más fácil conocer las noticias desde fuera porque no existía el bloqueo sistemático al que nos someten dentro», explica en un café del centro de la capital tunecina. Uno de esos jóvenes, Mohamed Soudani, del Sindicato de Estudiantes, pasó 20 días desaparecido tras ser detenido por la policía. Lina montó una campaña de apoyo a él; incluso Amnistía Internacional hizo un llamamiento que denunciaba que podía estar siendo torturado. «Decidí volver a mi país y luchar por la democracia. Parece que la gente no quiere darse cuenta, pero en Túnez hay periodistas, estudiantes o simples ciudadanos con condenas de cárcel sólo por no estar de acuerdo con Ben Alí, por criticarle», explica

Lina. Poco antes de su regreso, Mohamed fue liberado. Mientras hablamos, un joven se acerca a comprobar que está bien; es él. Los jóvenes se conocieron y se enamoraron. Mohamed está pendiente de su juicio, que ha sido retrasado varias veces, la última fecha que le han dado es el 6 de enero de 2011. Mientras no puede estudiar ni trabajar. Ambos planean casarse si él es condenado a prisión. Lina no ha cesado en su activismo desde su regreso. Tras el pasado 27 de abril, cuando se bloquearon tantos blogs que los internautas bautizaron la jornada como el Día Negro para los Blogueros, organizó junto a otros dos jóvenes un encuentro para protestar por la censura. El Ministerio del Interior envió a la policía; los agentes les insultaron antes de proceder a detener a los dos chicos. A Lina no. «Les dijeron que yo había hablado, el típico método para desunir a la gente, pero, como ya lo conocemos, no nos afectó. Nos siguen, censuran nuestros blogs, escuchan nuestras llamadas... Es un acoso continuo.» Delicada tras un trasplante de riñón, a su familia le preocupa más que nada su salud. Su padre ya le ha advertido: su frágil cuerpo no aguantaría mucho en una cárcel tunecina. El último proyecto en el que participa, junto a varios blogueros, es conseguir que el

Lina Ben Mhenni Profesora y bloguera

mayor número posible de gente abra un blog en Túnez. Para ello han montando la campaña 7ell blog (Crea un blog), con página en Facebook. En 10 días han conseguido más de 2.000 seguidores. Después de que la fotógrafa la retrate por el zoco, la acompaño al Teatro Municipal, situado en la animada avenida Bourguiba, uno de los puntos de encuentro en Túnez capital también para los opositores. Allí, cuando unos ojos que no veo dan permiso, puedo marcharme. Nos despedimos y, mientras los recorro con la mirada, no puedo dejar de pensar cuántos de los jóvenes que revolotean por las escaleras del precioso edificio serán disidentes, cuántos se arriesgarán por conseguir libertad. Lina tiene ese coraje aún sabiendo que una ley, recientemente aprobada en Túnez, castiga a las personas que hablen con extranjeros para criticar o dañar la imagen de su país. ¿Una ley para legalizar la censura? Amantes de internet, de ver películas o practicar deporte, la mayoría de los jóvenes tunecinos no difiere mucho de los del resto de países mediterráneos. Nabiha, Wissal y Marwa, de 18 y 20 años, estudian Derecho en la Universidad. La mayoría sueña con casarse y tener un buen puesto. Ninguna quiere ni oír hablar de política y cuando Marwa, la única que lleva velo, dice que su mayor sueño es viajar a la Meca, las demás asienten y cambian ir a Estados Unidos por el lugar de peregrinación musulmán por antonomasia. Todas las chicas quieren fotografiarse menos la velada que, aunque esconde su pelo, luce unas larguísimas uñas pintadas. En la cafetería del campus, unos profesores comentan que las chicas son mejores estudiantes que los varones. «Exactamente

igual que en el resto del mundo», afirma uno de ellos. «Túnez está sufriendo una oleada de conservadurismo. Aunque muchos jóvenes conviven juntos sin que sus padres lo sepan, se guardan las apariencias. Antes, la mentalidad era más abierta. Quizá es debido a que el Gobierno se ha visto obligado a una mayor permisividad hacía el islamismo», indica el mismo docente. Y es que, aunque la política gubernamental se ha publicitado como la mejor protección contra el fundamentalismo, en los últimos años los velos –y todo lo que conllevan, radicalismo político incluido– han crecido exponencialmente. Aunque hasta hace pocos años la mayoría de las mujeres tunecinas se jactaba de seguir los dictados de la moda occidental, hoy, por las zonas de compras, las chicas con velo pasean junto a otras con falda corta o pantalón pitillo. A pesar de la aparente modernidad, la sociedad tunecina es conservadora y mantiene las tradiciones. Alrededor del 90% de los jóvenes asegura que no se casaría con una mujer que ya hubiera mantenido relaciones sexuales. No es de extrañar pues que en las clínicas privadas proliferen las reconstrucciones de himen, mientras la anticoncepción está en manos totalmente femeninas (el DIU es el medio más utilizado). En espacios públicos como los cafés, las mujeres van ganando terreno, aunque su presencia sigue siendo minoritaria. Sólo en los hoteles o en los restaurantes se las ve en un mayor número, porque se consideran espacios decentes y seguros. A Hella Annabi el velo le parece inquietante. Arquitecta, criada en un ambiente intelectual de élite, para ella el feminismo en su país se remonta a años de Historia. «La mujer tunecina es fuerte y luchadora, por eso me cuesta aceptar el uso del velo, que tampoco forma parte de nuestra tradición suní, pero supongo que es parte de una coyuntura internacional fruto de las políticas de Bush y de la ocupación palestina», reflexiona en la librería Fahrenheit 451 que, junto a otros seis socios, ha montado en el Centro Cultural de Cartago. Además de libros, venden obras de

44 www.yodona.com

l

Selma Elloumi Rekik Empresaria

De izq. a dcha. y de arriba abajo: Mujeres con y sin velo a la entrada del zoco de Túnez. La empresaria Selma Elloumi Rekiken su fábrica; entre sus éxitos destaca por ser la mayor exportadora de fresas congeladas del país. Una tunecina en el Café de París, donde aún acude una mayoría de hombres.

Hella Annabi Arquitecta

De arriba abajo: Hella Annabi, arquitecta, en la librería Fahrenheit 451, de la que es copropietaria.Jóvenes en el campus universitario, donde las mujeres representan un 59% de los estudiantes y un 44% del profesorado.

Vídeo

Captura con la cámara de tu teléfono este código Bidi para ver los contrastes en la vida diaria de las mujeres tunecinas.Ytambién en nuestra web (http:// www.elmundo.es/ yodona/bidi/2010/ 12/294/tunez/).

46 www.yodona.com

l

arte y realizan mesas redondas y exposiciones. Ella ha diseñado el lugar y también los muebles de este espacio libre dedicado a la cultura. Con 54 años es una profesional de prestigio que no se ha casado, algo poco usual en la sociedad tunecina. «No es fácil ser soltera aquí, pero cada cual debe decidir el peso que permite que la sociedad ejerza en uno mismo.» Su madre, una de las primeras mujeres juristas del país, se divorció en 1957 –cuando Hella tenía un año– y trabajó en el sector público. Debido a la excelencia de su formación académica hubiera podido ocupar altos cargos en el Ministerio si no hubiera sido por su condición femenina. Aun así, Hella defiende que en Túnez la integración de la mujer en la sociedad es incluso anterior a Bourguiba. Ella, desde luego, jamás se ha arredrado ante nada. Según sus amigos, se crece en las obras, donde impresiona verla trabajar entre operarios dando órdenes, imagen poco frecuente en los países árabes. «Los tunecinos suelen ser machistas, pero hago esto desde los 23 años y me he ganado su respeto. No voy con tacones ni súper maquillada, sé lo que hago y no tengo dudas», explica, mientras señala que la crisis no está afectando a Túnez tanto como a otros países. «Seguimos en expansión económica. En los dos últimos años han aparecido cuatro revistas nuevas de decoración, y es sólo un ejemplo.» Sin duda, donde mejor trabajo ha hecho Ben Alí ha sido en el terreno económico; quizá la razón de que muchos prefieran hacer la vista gorda ante su interminable mandato. En el Informe sobre la competitividad mundial 2010-2011 del Foro Económico Mundial l de Davos, Túnez –con el puesto 32– se sitúa entre las economías mundiales destacadas, primera del continente africano y el Magreb, y por delante de países como España o Italia. Impresionante si se tiene en cuenta el momento de crisis y que ha escalado ocho puestos en el último año. Los expertos señalan la incorporación femenina al mercado laboral como un acierto. En 1994, Ben Alí hizo un llamamiento a

Encuantoa competitividad,Túnez estáentrelas economíasmundiales destacadas,delante depaísescomo EspañaoItalia. los empresarios del país: quería modernizar la agricultura tunecina, algo imprescindible para mejorar la producción y la competitividad en los mercados. Selma Elloumi Rekik, presidente y CEO de la compañía Med Cofat, aceptó el reto. «Busqué los mejores ingenieros y los mejores productos. Nos decidimos por la fresa, la reina del negocio agrícola en Túnez. Su período de producción es de abril a julio, así que pensé que sería interesante desarrollar un sistema de congelación que la mantuviera en perfectas condiciones todo el año.» La planta donde se desarrolla el proceso es como un quirófano, nada puede tocar el producto y, a una temperatura inferior a 35º, las fresas se congelan en un minuto, literal. El éxito no se hizo esperar. Este año han duplicado los pedidos y se han convertido en los mayores exportadores de fresas del país. La compañía Danone es uno de sus mejores clientes. Además, su grupo es líder en la producción de cables eléctricos usados en la industria automovilística. Dan trabajo a más de 8.000 personas. Con una espléndida melena y ojos muy vivos, Selma tiene tres hijos y confiesa que, con 54 años, ya es abuela. Asegura que Túnez es un lugar maravilloso para vivir, lleno de libertades para las mujeres. Por eso no entiende a las que optan por llevar velo. «Podría poner en peligro lo que hemos logrado. Antes no contratábamos a mujeres cubiertas. Me parece una moda estúpida; después de lo que hemos luchado no entiendo ese afán de regresión.» La empresaria tuvo que rendirse ya que no había suficientes mujeres descubiertas para cubrir los puestos. En la fábrica, la mayoría de ellas lleva velo. Como un mosaico cartaginés, acechado por los partidos islamistas y gobernado con mano férrea y guante de seda por el presidente Ben Alí, este país mediterráneo se debate entre las luces y las sombras. Que el brillo de sus avances ilumine su camino. yO