El tributo de las cien doncellas o el precio de la paz en la Hispania de

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31 Oct 2010 ... ocupan los reinados de los reyes Mauregato a Ramiro I, el reino de Asturias tiene que hacer frente a los árabes que luchan por la conquista de ...
II Congreso Virtual sobre Historia de las Mujeres, 15 al 31-octubre-2010

    II CONGRESO VIRTUAL SOBRE  HISTORIA DE LAS MUJERES.  (DEL 15 AL 31 DE OCTUBRE DEL 2010)

EL TRIBUTO DE LAS CIEN DONCELLAS O EL PRECIO DE LA PAZ EN LA HISPANIA DE LOS SIGLOS VIII-IX.

Ana Álvarez García. [email protected]

EL TRIBUTO DE LAS CIEN DONCELLAS O EL PRECIO DE LA PAZ EN LA HISPANIA DE LOS SIGLOS VIII-IX

Ana Álvarez García [email protected]

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0- INTRODUCCIÓN

Desde finales del siglo VIII y mediados del IX d.C., durante los años que ocupan los reinados de los reyes Mauregato a Ramiro I, el reino de Asturias tiene que hacer frente a los árabes que luchan por la conquista de las tierras castellanas. El agotamiento de las tropas cristianas, las dificultades para encontrar colonos que se asentaran en las zonas reconquistadas, la superioridad del ejército árabe y sus victorias son los hechos más señalados que ocurrieron durante los 79 años que nos ocupan. Y entre todas esas desgracias, derrotas militares, problemas sociales, políticos y económicos nace una leyenda: la del tributo de las cien doncellas.

1- ANTECEDENTES A LA HISTORIA

Hispania, siglo octavo: casi toda la península está en manos de los árabes. Resisten a la conquista omeya dos pequeños reinos del norte: Asturias y Navarra1. El reino de Asturias, que ocupaba una estrecha franja norteña (territorios que actualmente coinciden con Asturias, Galicia, Cantabria y León, entre otras), era muy débil e incapaz de hacer sofocar y detener los continuos envites y enfrentamientos de las tropas del emir de Córdoba, Abderramán I.

1- Remitimos al link educativo: http://blog.educastur.es/revolucion/files/2009/02/pi-ano-800-mapa.gif.

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La historia cuenta que el poder político y militar que los reyes Aurelio, Silo y Mauregato habían heredado de su antecesor, Fruela, había menguado considerablemente por las sucesivas victorias árabes. Son, precisamente, las crónicas árabes las que fechan en el año 759 una tregua firmada entre Adberramán I y el rey asturiano Mauregato. Con esta rúbrica, va nacer una leyenda medieval: el tributo de las cien doncellas. Pero, antes de la leyenda, hay que hacer historia.

2-

GENEALOGÍA

Y

BREVE

HISTORIA

DE

LA

MONARQUÍA

ASTURIANA

Muerto el primer rey asturiano, Pelayo, le sucede en el trono su hijo Favila que no deja herederos. Ocupa la corona, entonces, Alfonso I, esposo de Ermesinda, hija de Pelayo. Alfonso y Ermesinda serán padres de tres hijos, Fruela, Vimarano y Adosinda, si bien el rey Alfonso tendrá un cuarto hijo bastardo, Mauregato2, con una esclava mora, Sisalda.

2- Etimológicamente “Mauregato” significa “el moro godo”. Este rey dará nombre a La Maragatería, provincia de León. Un enlace de interés podemos verlo en el link: http://www.lamaragateria.com/principal/default.php?cod=3&idreg=7

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En el año 759, muere el rey Alfonso I y lo sucede en el trono su hijo Fruela que, en un ataque fraticida mata a su hermano Vimarano, frenando así sus aspiraciones soberanas. Fruela es, a su vez, asesinado mientras reza en una igesia y la corona recae en su cuñado Silo y su hermana Adosinda. Mauregato no acepta este orden de sucesión ni tampoco el que impone su hermanastra Adosinda, al prohijar a su sobrino Alfonso II y nombrarlo heredero. El bastardo del rey Alfonso reclama sus derechos sucesorios y con ayuda de los árabes toma por la fuerza el trono de Asturias y obliga a su sobrino, legítimo heredero, a huir y refugiarse en Álava, tierra natal de su madre. De este modo llega Mauregato al poder y se instala en la capital del reino: Pravia. Asciende al trono en el año 783, pero a duras penas controla el gobierno de su reino en peligro por las deudas contraídas con los árabes con cuyo apoyo había obtenido la corona y por sus constantes ataques. En una maniobra desesperada por recuperar la paz, el rey asturiano se ve obligado a firmar un tratado de paz con el emir de Córdoba, Adberramán I.

3. EL PRECIO DE LA PAZ

Entre las férreas condiciones del tratado, se exigía una total y absoluta dependencia de los reyes cristianos hacia el emirato cordobés. Cada año de feudo y fuero perpetuo, debía garantizarse el pago de diez mil onzas de oro, diez mil libras de plata, diez mil caballos y otros tantos mulos, mil lórigas, mil espadas y mil lanzas. A esto había que unir la entrega de cien doncellas3. Mujeres jóvenes y hermosas, cuyo origen se correspondía con las dos clases sociales principales de la época: cincuenta nobles y cincuenta de la clase baja o campesina4. Las cincuenta doncellas de origen noble tenían como fin el martirio y las cincuenta plebeyas, para los placeres de la carne.

3- Carvallo, Luis Alfonso de: Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias, (editado en el año 1695), Ayalga Ediciones, 1977, p. 204. 4- Milans del Bosch y Solano, J.J.: “Santiago Caballero y el legendario tributo de las cien doncellas”, Actas del III Congreso Internacional de Asociaciones Jacobeas celebrado en Oviedo del 9 al 12 de octubre de 1993, p. 343-349, hic p.345.

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Según el obispo de Toledo, don Rodrigo Jiménez de Rada5 y el historiador Luis Alfonso de Carballo autor de la obra Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias, publicada en el año 1695, la condición era clara: las mujeres debían ser doncellas, a cuenta del valor que la virginidad tenía en aquella época, especialmente para las dos religiones: la cristiana y la musulmana. Al ejército cristiano se le encomienda la labor de buscar, reunir y escoltar, hasta el punto de encuentro, al grupo de vírgenes. Ese lugar de intercambio sería el pueblo asturiano de El Entrego, topónimo cuya legendaria etimología haría alusión a un término más amplio: “el entrego de las doncellas”. Allí, las jóvenes pasaban al control y supervisión de una mujer mora (denominada la hotadera/sotadera6), que las acompañaba a Córdoba y durante el trayecto las instruía en artes amatorias, en poesía, en danzas... Según Luis Alfonso de Carvallo7, los nobles que entregaban una doncella cobraban, de parte de los árabes, en el momento de entregarla, quinientos sueldos y si la doncella no tenía origen noble, trescientos sueldos. Sin embargo, muchas familias se negaban a aceptar el dinero y lo tiraban al suelo, provocando peleas y pequeños motines entre los soldados que recogían las monedas. Aunque el pueblo no conocía el destino final de las doncellas (la muerte o el concubinato y la prostitución), el pater familias (padres, hermanos y tíos, que debían entregar a las mujeres) se negaba y planeaba las excusas más inimaginables, con el consentimiento de las doncellas, para impedir tal entrega: falsos embarazos, pérdida forzosa de la virginidad, ingreso y profesión en un convento. Otras mujeres, que no contaban con apoyo familiar y tenían que defenderse solas, solían autoinflingirse amputaciones en miembros (manos o dedos). Las menos aceptaban con resignación, en nombre de la fe que profesaban, su cruel destino. 5. Milans del Bosch y Solano, art. cit. p. 345. 6.

Véase

el

link,

http://www.saber.es/web/biblioteca/libros/grandezas-de-

leon/html/grandezas-de-leon-capitulo-12.htm 7. Carvallo, op. cit. p. 204.

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Milans del Bosch8 interpreta la entrega de mujeres como una estrategia política y social de Abderramán I que contemplase “la fusión de moros y cristianos en matrimonios mixtos, como un plan de conseguir la unidad entre ambas razas y religiones”. El tributo se cobró anualmente, desde el 783 (fecha en que lo firmó el rey Mauregato) hasta el 862 (aproximadamente), pero la resistencia popular era cada año mayor. Así, en el 790, reinando Bermudo I, el linaje asturiano de los Miranda se negó a tal entrega9. Alvar Fernández de Miranda y otros miembros de su familia, persiguieron a los soldados que custodiaban a las doncellas y los atacaron, para liberar a las mujeres. En recuerdo de esta liberación, los descendientes de la casa de Miranda10 pintaron cinco caras de doncellas en campo de gules, sosteniendo en sus manos cinco conchas de peregrinos y alrededor del escudo, dos sierpientes enlazadas por la cabeza y la cola11.

8. Milans del Bosch y Solano, art. cit. p. 344. 9. Carvallo, op. cit. p. 160-161. 10. Milans del Bosch, art. cit. p. 345. 11. El escudo que describimos, con la corona del marqués de Valdecarzana, puede verse en el edificio que alberga la Audiencia Provincial de Oviedo. Detalle del escudo con cinco doncellas, las cinco que salvaron, y cinco conchas de peregrino, que se

colocaron

tras

la

batalla

de

Clavijo.

Dibujo

del

link,

http://www.amigosdelcabriel.es/gallery/files/3/miranda.jpg.

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El historiador Carvallo cuenta que, siendo rey Ramiro I, Adberamán II le exige el pago de las cien doncellas, como habían hecho sus ascendientes desde Mauregato, pero el rey se negó a pagar12. La negativa del rey Ramiro I fue una llamada a la guerra. Arrasaba campos, quemaba casas y talaba árboles para evitar cualquier refugio al ejército árabe, dejando tierra yerma a su alrededor. Y llega el momento de enfrentarse a Adberramán II: el encuentro de ambos ejércitos, el cristiano y el árabe, tuvo lugar en la zona de La Rioja. Carvallo13 describe la escena con estas palabras: “Las arengas de los capitanes de un bando y otro interrumpen el sonido de las trompetas, las cajas, los tambores y los gritos

árabes y es el momento de enfrentarse ambos

ejércitos. Caen muertos de uno y otro lado, uno atravesado por la espada; otro, aseteado por una flecha; algunos, muertos por las piedras que lanzaban con las hondas; otros, atropellados por los caballos. Fue una batalla muy sangrienta”. Tras un primer combate favorable al enemigo en el que cayeron centenares de soldados cristianos, el rey manda retroceder y buscar refugio en el cerro de Clavijo. En la obra “Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias”, leemos14... “Así como las ovejas escapan muertas de miedo de los lobos, así vienen a reunirse en un lato las tropas cristianas que habían escapado a los árabes”. Como topos común en las crónicas históricas, Carvallo15 exagera el número de tropas enemigas y dice que los cristianos eran un pequeño grupo de hombres heridos y alicaídos por la derrota, que sólo pueden rezar a Dios por la salvación de su alma. “Tras una larga y devota oración, el rey don Ramiro logró dormirse y en sueños se le apareció un hombre de gran aspecto, al que el rey no conocía”.

12. Milans del Bosch, art. cit. p. 346. 13. Carvallo, op. cit. p. 203 y 205. 14. Carvallo, op. cit. p. 206. 15. Carvallo, op. cit. p. 206-207.

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El desconocido y aparecido en sueños era el mismísimo Santiago Apóstol que infunde ánimos al rey, lo toma de la mano y le promete una victoria contra los árabes. La leyenda dice que prometió aparecérsele sobre un caballo blanco y portando una bandera blanca16. La victoria y la batalla de Clavijo suponen el último pago del infame tributo de las cien doncellas. 4- CONCLUSIONES

Los mayoría de historiadores mantiene, sin embargo, que el tributo de las cien doncellas nunca existió, que fue una leyenda inventada en el siglo XII para justificar el impuesto llamado “El Voto de Santiago”, cobrado en beneficio de la Iglesia de Santiago de Compostela. Leyenda o realidad, el tributo de las cien doncellas se conserva en la literatura oral y en manifestaciones artísticas, cuadros e iglesias. En el “Tímpano de Clavijo”, en el interior de la catedral de Santiago de Compostela, vemos a Santiago y seis figuras de mujer en actitud de agradecimiento: “tres a la izquierda y tres a la derecha del figura del Apóstol Caballero. Por la sencillez de su indumentaria, las primeras pueden representar doncellas de condición humilde: en tanto que las segundas, por sus adornos, representarían las de elevado linaje17”. Este tributo es una tradición “muy arraigada en Asturias y Galicia, extendida por otros lugares como León, Simancas o Carrión de los Condes” 18. Tras la victoria de Clavijo, las mujeres cristianas saldrán en procesión religiosa, cantando y bailando. La tradición se mantiene con las “cantaderas”, que todavía procesionan en algunos pueblos de Galicia y León19. 16. Las apariciones milagrosas de santos o marianas, durante las batallas de los cristianos contra los moros, son un topos de la época. 17. Milans del Bosch, art. cit. p. 374. 18. Milans del Bosch, art. cit. p. 344. 19. En León procesionan durante las fiestas de San Froilán, en el mes de octubre, si bien la leyenda apuntaba que debía celebrarse la procesión en el mes de agosto. El periódico “El Diario de León” del 25/9/2010, recoge el siguiente titular: “León solicitará que Las Cantaderas sean de Interés Turístico Nacional”. Véase el link, http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=555350

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