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oportunidad de pulsar su deseo de contar con nuevos ámbitos de ..... de Granada para cumplir el último deseo de. Felipe. ... Estoy leyendo Geralt de Rivia, de.
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REVISTA OFICIAL DEL CONCURSO LITER@RIA DE CAJA BURGOS www.cajadeburgos.es/literaria/

2006

Jóvenes escritores

www.cajadeburgos.es/literaria/

índice

Presentación Acto de entrega de Premios Cuadro de Honor Felipe I el Hermoso, rey de Castilla Relatos Dibujando a Felipe I el Hermoso El jurado

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Presentación

El fomento de la creatividad artística y literaria de los jóvenes ha sido, desde siempre, uno de los motores de la Obra Social y Cultural de Caja de Burgos. Las veintiséis ediciones del concurso de Cuentos de Navidad o los numerosos talleres y encuentros con escritores desarrollados en los últimos años son una buena muestra de este compromiso. Q Fruto de este contacto con los más jóvenes en el desarrollo de su inquietud literaria, tuvimos la oportunidad de pulsar su deseo de contar con nuevos ámbitos de participación, con nuevos estímulos para su deseo de escribir. Q Nace así Liter@ria, una iniciativa destinada a los alumnos de ESO y BACH de Burgos capital y provincia, que ha afrontado esta primera edición con tres ambiciosos objetivos: ofrecer un cauce de participación continuado a la inquietud literaria de los escolares burgaleses, establecer un nexo de unión entre creatividad y nuevas tecnologías, y servir de apoyo a la labor formativa de los centros docentes. Q Los cerca de 800 relatos presentados a concurso, el elevado índice de participación de los centros

Premios

FINALISTA DE LOS PREMIOS DÍA DE INTERNET

Liter@ria se ha situado entre los finalistas de los Premios Día de Internet, convocados por la Asociación de Usuarios de Internet.

PATIO DE LA CASA DEL CORDÓN > Acto de entrega de premios. Acompañan a los ganadores de los Premios Relato del Mes y Liter@ria los miembros del Jurado, directores de los centros galardonados con el Premio a la Participación, y representantes de la Dirección Provincial de Educación y de la Fundación Caja de Burgos.” EDITA: Fundación Caja de Burgos FOTOGRAFÍA: Rafa Sáiz DISEÑO: Alberto Labarga y Rodrigo Pascual DEPÓSITO LEGAL: BU-237-2006

Liter@ria CAJA DE BURGOS EL

CUADRO DE HONOR

educativos, el seguimiento del Libro de lectura de la Web del certamen, así como el interés con el que los participantes han vivido el proceso de votación pública y los sucesivos fallos de los premios Relato del Mes, son un buen índice del nivel de cumplimiento de estos objetivos. Q Este primer encuentro con Liter@ria, alumbrado en el año de la celebración del V Centenario de la muerte de Felipe el Hermoso en la Casa del Cordón, estaba llamado a abordar la sugerente figura de Felipe I y la modalidad del relato histórico. Una feliz coincidencia que nos ha permitido ver nuestra historia con los ojos imaginativos y sorprendentes de los jóvenes burgaleses. Q Junto a nuestra cordial enhorabuena a los autores de los trabajos que han merecido los distintos premios del concurso, manifestamos el agradecimiento y la felicitación de la Fundación Caja de Burgos a

1 Premios Relato del Mes 1 FEBRERO:

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IES Merindades de Castilla (Villarcayo) MARZO:

Óscar Soto Angona

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Samuel Merino de Diego

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Laura Calvo Calvo

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Colegio Santo Domingo de Guzmán

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6 Premio Liter@ria 2º ciclo ESO Blanca Mendaña López

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Niño Jesús (Burgos)

Colegio Sto. Domingo de Guzmán (Aranda de Duero)

7 Premios Relato del Mes Bachillerato FEBRERO:

2 Premio a la Participación 1

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ciclo ESO Colegio Virgen de la Rosa (Burgos)

3 Premio Liter@ria 1

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MARZO:

ABRIL:

4 Premios Relatos del Mes 2º ciclo ESO

MAYO: Pag.

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Colegio Virgen de la Rosa (Burgos)

Blanca Mendaña López

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Colegio Sto. Domingo de Guzmán (Aranda de Duero) ABRIL:

Ainoa Sanz García

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Delia Esteban Martín

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Colegio Sto. Domingo de Guzmán (Aranda de Duero) MAYO:

Colegio Sto. Domingo de Guzmán (Aranda de Duero)

PREMIOS:

Ana Martín-Albo González Sofía Ortiz González

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Andrés Fraga Domingo IES Comuneros de Castilla (Burgos)

8 Premio a la Participación Bachillerato IES Montes Obrarenes (Miranda de Ebro)

9 Premio Liter@ria Bachillerato Luis Marín Ramos IES Conde Diego Porcelos (Burgos)

Ordenador de bolsillo HP iPAQ Mobile Messenger. Viaje para tres personas a Brujas, ciudad natal de Felipe el Hermoso. PREMIO A LA PARTICIPACIÓN: Ordenador Portátil Toshiba Satélite Pro M70-178. PREMIO RELATO DEL MES: PREMIO LITER@RIA:

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IES La Bureba (Briviesca)

IES Merindades de Castilla (Villarcayo)

MARZO:

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La Merced y S. Fco. Javier (Burgos)

ciclo ESO

Inés Puente Lozano

Luis Marín Ramos IES Conde Diego Porcelos (Burgos)

Laura Mercedes Ibáñez López FEBRERO:

HERMOSO

5 Premio a la Participación 2º ciclo ESO

Colegio Sto. Domingo de Guzmán (Aranda de Duero) MAYO:

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(Aranda de Duero)

IES Félix Rodríguez de la Fuente (Burgos) ABRIL:

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todos los participantes, así como a los directores y profesores de los centros docentes representados en Liter@ria. Q Asimismo, queremos reiterar nuestra gratitud a Nuria Carrillo, Profesora Titular del departamento de Filología de la Universidad de Burgos, y a los escritores Fernando Ortega y Carlos de la Sierra que han integrado el Jurado del certamen. Un agradecimiento que hacemos extensivo a la pintora Laura Esteban y a los artistas de Autismo Burgos, de cuyas manos han surgido las sorprendentes ilustraciones de esta revista. Q Os invitamos a descubrir la apasionante historia de Felipe I y Juana de Castilla, a dejaros seducir por la imaginación y el buen hacer de nuestros futuros escritores, a imaginar la historia, nuestra historia… Q Nos vemos en la próxima edición de Liter@ria. El equipo de Liter@ria

ciclo ESO

Laura Mercedes Ibáñez López

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Felipe I el Hermoso, rey de Castilla MIGUEL ÁNGEL ZALAMA Profesor de la Universidad de Valladolid

LA DOBLE BODA ENTRE LOS HIJOS DE LOS REYES CATÓLICOS Y MAXIMILIANO I > Sin el

BRUJAS, CAPITAL DEL COMERCIO DE FLANDES Y CORTE DE MARÍA DE BORGOÑA > Ciu-

dad recorrida por canales por los que circulaban las mercancías en barcazas desde la cercana costa del mar del Norte, Brujas fue uno de los principales centros flamencos a finales de la Edad Media. Los duques de Borgoña poseían en la ciudad un palacio, Prisenhof, hoy desaparecido pero en su día ejemplo de la magnificencia de la más espléndida corte de Europa. En él celebró en 1468 Carlos el Temerario, abuelo de Felipe el Hermoso, unas fastuosas bodas con Margarita de York, donde se cuenta había fuentes de las que manaba vino, animales exóticos, barcos engalanados en los canales o una excepcional colección de tapices que adornaban las calles… Carlos el Temerario falleció en 1477. Su hija y heredera, María de Borgoña, casada con Maximiliano de Austria, hijo del emperador Federico III, instaló en Brujas su corte y allí nació el 22 de junio de 1478 Felipe el Hermoso. Cuatro años después murió la duquesa al caerse del caballo durante una cacería, pero sus hijos, Felipe y Margarita de Austria (que después se convertiría en princesa española por su boda con el heredero de los Reyes Católicos), permanecieron allí. FELIPE, DUQUE DE BORGOÑA, ARCHIDUQUE DE AUSTRIA: LA EDUCACIÓN DEL PRÍNCIPE >

Maximiliano asumió la regencia en nombre de su hijo, pero se vio obligado a consentir que se educara en Flandes, al margen de los territorios de los Habsburgo. La formación del joven duque giró en torno a los ideales caballerescos de finales de la Edad Media, tal como habían establecido sus mayores, especialmente Felipe el Bueno –fundador de la exclusiva Orden del Toisón de oro– y Carlos el Temerario. Partidas de caza, torneos y fiestas en las que tenía un papel especial la música, fueron objeto principal en

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Liter@ria CAJA DE BURGOS

su educación. Y no debió ser mal alumno pues ha pasado a la historia con el apelativo de “el Hermoso”, término que no parece hacer referencia a la belleza física sino a la compostura general y a la habilidad en montar a caballo, en la caza y en las justas.

matrimonio de Felipe con la infanta Juana de Castilla y Aragón, hija de los Reyes Católicos, la historia de Europa habría sido diferente. Felipe sólo alcanzó a ser rey de Castilla durante un breve período, pero su hijo, el emperador Carlos V, aunó en su persona los territorios paternos, los heredados de su abuelo Maximiliano y el Imperio, y por la incapacidad de su madre, la reina Juana I –Juana la Loca–, se convirtió asimismo en rey de España. La boda entre los hijos de Maximiliano de Austria y los Reyes Católicos se realizó por poderes. En 1496 la infanta Juana llegó a los Países Bajos acompañada de una gran flota, la misma que meses después llevó a la princesa Margarita a España. El encuentro entre los jóvenes (él tenía 18 años y ella uno menos), el amor que se profesaron... se han convertido en objeto de leyenda hasta suplantar la realidad. Felipe ha sido tachado de mujeriego impenitente y de ser el culpable de los irreprimibles celos de su esposa, pasión que le llevaría a la locura ¿locura de amor? Por más que nos guste este episodio, lo más probable es que Juana ya fuera una persona enferma cuando llegó a Flandes y no hiciera sino canalizar su sinrazón a través de situaciones diversas, entre las que también se encontraban los desplantes de su marido. FELIPE Y JUANA PRÍNCIPES HEREDEROS DE CASTILLA Y ARAGÓN > Juana ocupaba el ter-

cer lugar entre los hijos de los Reyes Católicos, pero las muertes de su hermano Juan, de su hermana Isabel, reina de Portugal, y del hijo de ésta, el príncipe Miguel, dejaron a la esposa de Felipe como heredera de Castilla y Aragón. Felipe y Juana se trasladaron a España para ser reconocidos por las Cortes, Felipe en tanto que esposo de la princesa. El encuentro con los monarcas se produjo en Toledo; se intercambiaron regalos y hubo grandes fiestas, aunque las relaciones eran difíciles por los diferentes intereses políticos.

Liter@ria CAJA DE BURGOS EL Conseguido el reconocimiento, Felipe esgrimió la necesidad de partir por haber prometido regresar a sus estados en breve plazo. Juana, a su pesar, permaneció junto a sus padres, y pronto dio muestras de querer ir junto a su esposo. En marzo de 1503 tuvo a su segundo hijo varón, el futuro emperador Fernando I, y poco después se propuso regresar a Flandes. Los reyes querían que continuara en España y pusieron todo tipo de dificultades para impedir su partida. En un acto impropio de una princesa, una fría noche de noviembre abandonó sus aposentos en el castillo de La Mota de Medina del Campo y permaneció a la intemperie poniendo en grave riesgo su salud. Isabel la Católica terminó por consentir su marcha, mas conocedora del estado mental de su hija, en su testamento dispuso que en el caso de que Juana “no quiera o no pueda entender en la gobernación”, fuese Fernando el Católico el regente hasta la mayoría de edad del príncipe Carlos, el futuro emperador. Una cláusula demasiado ambigua que acabó generando la discordia entre Fernando y sus hijos. REYES DE CASTILLA (1504-1506) > Isabel la Ca-

tólica moría el 26 de noviembre de 1504. Al día siguiente Fernando el Católico declaró que la reina de Castilla era Juana. Sin embargo, el rey no estaba dispuesto a ceder el gobierno sin más. Había permanecido, junto a su esposa, al frente de los designios del reino desde 1474 y no iba a abandonar. En su favor contaba la distancia a la que se encontraba su hija y la cláusula del testamento de Isabel por la que le facultaba para gobernar. Las Cortes de Toro de 1505 le dieron la razón, pero Felipe el Hermoso no se resignó perder la oportunidad de ser rey. Juana I se mostraba incapaz. Felipe, ingenuamente, envió a Castilla testimonios del estado mental de la reina que mostraban actuaciones ajenas a la cordura. Fernando el Católico no dudó en utilizar la información para demostrar la incapacidad de su hija y así asentarse en el gobierno de Castilla. No obstante, el acercamiento paulatino de la nobleza a Felipe, interesada en tener un

rey ausente para así aumentar su poder, llevó a Fernando el Católico a establecer un acuerdo con su yerno por el que ambos gobernarían Castilla en nombre de Juana, acuerdo que en realidad no se cumplió pues Felipe, cada vez más seguro por los continuos apoyos que recibía, acabaría por hacerse con el poder. Pero para ejercer el poder era necesario trasladarse a Castilla. Después de solucionar serios problemas internos en Flandes, y de conseguir la financiación para su viaje, en los primeros días de 1506 una considerable flota, entre cuarenta y cincuenta navíos, se puso en marcha hacia Castilla. Una tormenta obligó a las embarcaciones a refugiarse en las costas inglesas y no fue hasta finales de abril cuando de nuevo se hicieron a la mar para arribar a La Coruña. Felipe el Hermoso esquivó cuanto pudo a su suegro y sólo después de haberse ganado a la nobleza se entrevistó con Fernando en Remesal, una alquería próxima al Lago de Sanabria. El rey Católico ya había asumido su derrota política y sólo se esforzó en conseguir algunos beneficios económicos, a cambio de firmar una carta en la que declaraba que su hija estaba incapacitada para gobernar, lo que dejaba las manos libres a Felipe, quien al final consiguió su propósito, aunque no le salió gratis. Las concesiones a Fernando sólo eran una parte de todas las que había tenido que hacer a los nobles para granjearse su apoyo. El último obstáculo era conseguir ser jurado rey ante la incapacidad de su esposa, pero hubo reticencias de algún noble y sobre todo por parte de los procuradores reunidos en Valladolid. Al final, y después de utilizar el ascendiente afectivo que Felipe tenía sobre su esposa, ella aceptó ser coro-

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nada reina de Castilla en primer lugar y después él; en cualquier caso el duque de Borgoña se convirtió en Felipe I de Castilla y por más que Juana I fuera la reina propietaria apartarla totalmente, dado su estado mental, sólo era cuestión de tiempo. BURGOS: LA CASA DEL CORDÓN, ÚLTIMA MORADA DEL REY > Después de la jura de las

Cortes en Valladolid la comitiva real se trasladó a Burgos. La ciudad, sede de mercaderes y principal centro artístico hispano, ya era conocida para Felipe I desde su primer viaje a España. La Casa del Cordón, el magnífico palacio del condestable de Castilla, había sido su residencia. Cuentan las crónicas que después de haber jugado a la pelota con cierta intensidad comenzó a sentirse mal. En pocos días la fiebre minó su salud y falleció el 25 de septiembre de 1506. Tenía 28 años. Aunque los envenenamientos estaban a la orden del día, y se pensó en tal posibilidad, se descartó a favor de un acceso de fiebre provocado por la temida peste. No obstante, resulta sorprendente que sólo él muriera, cuando la peste se caracterizaba por ser una pandemia, y que, además, lo hiciera de forma fulminante siendo joven, bien alimentado y físicamente fuerte. La hipótesis de que actuara la larga mano de Fernando, el político más astuto de la época y sin duda el gran beneficiado de la desaparición de su yerno, aun siendo sólo una sospecha no debería descartarse. Muerto el rey, los médicos extrajeron su corazón, que se envió a Brujas, y el cuerpo, expuesto en la gran sala de la Casa del Cordón, se terminar por llevar a la Cartuja de Miraflores. La reina permaneció en Burgos hasta que en diciembre decidió llevar el cuerpo a Granada. Sólo llegó a Torquemada (Palencia) y tras esperar el regreso de su padre, siempre acompañada por el féretro, regresó a tierras burgalesas, a la villa de Arcos, y allí residió hasta que a comienzos de 1509 se mudó la corte a Tordesillas, donde permanecieron los restos de Felipe I hasta su traslado en 1525 a la Capilla Real de Granada.

EL MANUSCRITO DE GRANADA

LOS RECUERDOS, EN PRIMERA PERSONA, DE UNA DE LAS PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA DE FELIPE Y JUANA, DESDE EL NACIMIENTO DE LA REINA, HASTA EL ENTIERRO FINAL DE FELIPE EN GRANADA

Premio Liter@ria

Esta historia que hoy termino de escribir

ocurrió hace ya varios años. En 1479 yo estaba en Toledo al servicio de los Reyes Católicos.La reina Isabel se encontraba embarazada de nuevo. Una noche de ese mismo año tuvo un preciosísimo bebé. Le puso por nombre Juana. Hacía poco tiempo que yo había dado a luz una niña, que desgraciadamente moriría muy pronto. Este hecho me permitió convertirme en su ama de cría.Siempre recordaré su naricilla respingona cuando la amamantaba. Creo que aquellos fueron mis años más felices. Lejos estaba de imaginar las

Autora: Laura Mercedes Ibáñez López IES: Merindades de Castilla Población: Villarcayo Categoría: 1er ciclo de ESO “Me gustan todos los libros de misterio y de aventuras. El último libro que he leído es Sin máscara, de Alfredo Gómez Cerdá, y mis escritores favoritos son todos los que escriben libros de misterio. Para escribir este relato me he documentado a través de libros y de Internet. He consultado también con una amiga de mis padres los aspectos históricos. A partir de ahí me planteé presentar un personaje que convivió con Juana desde su nacimiento hasta la muerte de Felipe el Hermoso. Mi profesora Trinidad Gómez me animó a participar.”

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desgracias que acompañarían años después a mi querida Juana, de la que me convertí en cuidadora y compañera hasta la muerte de su esposo. Mi princesa era una niña de cabello largo y sedoso color avellana, que solía recoger con cintas de colores. Sus ojos, del color de la miel de brezo, despedían una dulzura y un cariño increíble; tenía los labios pequeños y rojizos como los capullos de las rosas que siempre llevaba en sus manos. Sus padres, como ocurrió con sus hermanos, habían organizado su matrimonio. Debía casarse con Felipe, hijo de los soberanos de Flandes. Su madre la acompañó hasta Laredo cuando tuvo que embarcar para encontrarse con su futuro esposo. Juana tenía mucho miedo pues no sabía lo que le esperaba en Brujas. El viaje fue largo y agotador. Llegamos a Rotterdam en septiembre y de ahí cabalgamos por espacio de dieciocho días hasta Lile, la ciudad en la que Felipe nos estaba esperando para entrar juntos en Brujas. Era un chico guapísimo de dieciocho años, del que Juana se enamoró nada más verlo. Se habían casado en 1496 por poderes, ella en Valladolid y él en Brujas. Las fiestas de su boda dieron comienzo la misma tarde de nuestra llegada. Juana era inmensamente feliz. Se engalanó con su mejor vestido, uno blanco con flores bordadas en plata, y una corona de flores entrelazadas. Las fiestas fueron espectaculares en las calles de aquella ciudad que parecía sacada de un cuento. Las casas, hechas con ladrillos y engalanadas

con preciosos estandartes, tenían sus fachadas escalonadas y las ventanas estaban pintadas de verdes y azules.Yo jamás había visto casas así en ninguna ciudad de Castilla. Unos farolillos iluminaban las calles en aquella mágica noche, mientras diferentes grupos de músicos tocaban danzas populares. Las bodas fueron preciosas. Pero pronto el rostro de Juana comenzó a ensombrecerse, su esposo acostumbraba engañarla con damas de la corte.Ya no era la niña feliz que había llegado a Flandes, aunque seguía amando apasionadamente a su esposo. La prematura muerte de su sobrino Miguel hizo que Juana y Felipe se convirtieran en herederos al trono español y en 1502 volvimos a España para ser proclamados Príncipes de Asturias. La reina Isabel nos recibió con grandes muestras de cariño, organizando fiestas en honor de su hija. Un año después, Felipe partirá de nuevo hacia Flandes. Esta vez Juana no pudo acompañarle, estaba embarazada y era muy peligroso viajar en su estado. Pronto se puso muy nerviosa y triste, no soportaba su vida alejada de Felipe. En la corte se empezó a correr el rumor de que estaba loca, como su abuela. Cuando nació el bebé, llamado Fernando, la reina le permitió partir hacia Flandes para reunirse con su esposo. Era primavera.

En noviembre de ese mismo año moriría la reina Isabel de Castilla.Al enterarse de la noticia, Juana lloró desconsolada durante días. Su carita ya no expresaba felicidad, algo ocurría en su interior. Por fin, cuando comenzaba el año 1506, partimos desde Flandes con rumbo a nuestra querida España; Juana y Felipe iban a ser proclamados reyes de Castilla. Salimos con cerca de cien embarcaciones.Al principio la travesía fue tranquila, hasta que se desató una tormenta como jamás se había visto. Las olas sobrepasaban la altura de nuestras velas y la proa de nuestra embarcación llegó a arder.Algunos de los soldados que nos acompañaban tenían tanto miedo que se orinaban encima de su uniforme. Felipe temió por su vida y entonces rodearon su cuerpo de unos refuerzos hinchables de goma, especialmente a la altura del cuello para impedir que alguna ola le arrastrase mar adentro. Juana, sin embargo, destacaba entre todo aquel terror; no tenía miedo. Por culpa de los destrozos de aquella tempestad nos vimos obligados a interrumpir nuestra travesía y detenernos en Inglaterra. En esta travesía todo era diferente a las anteriores. Juana ya no venía acompañada de jóvenes doncellas flamencas, por miedo a

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Por fin bajó Felipe,montado en un brioso caballo blanco.Sus cabellos ondeaban al viento y entonces,más que nunca,fui consciente de su belleza.Entre el público,que se arremolinaba a su paso,surgió una vieja,con aire de bruja,que le dijo:–“Oh,meu rei,caminarás por Castilla más de muerto que de vivo”.Felipe sonriente saludaba con su mano al pueblo,pero a mí aquellas palabras me asustaron.” los constantes engaños de Felipe.Tan solo algunas viejas damas y yo la acompañábamos.Vestía de luto, con un largo y poco favorecedor vestido negro. Su rostro estaba pálido por los vómitos del viaje . Sus facciones ya no poseían la vitalidad de otras veces y su cabello comenzaba a quedarse lacio por la salinidad del agua.

Por fin,desembarcamos en La Coruña una espléndida y soleada mañana de primavera.Al instante descendió el ejército de más de dos mil soldados alemanes, que el rey Maxilimiano, el padre de Felipe, había entregado a su hijo por si había problemas en España con el rey Fernando. Eran jóvenes fornidos, algunos de cabellera rubia y larga, vestidos con sus alegres uniformes de rayas amarillas y rojas. Los lugareños contemplaban impresionados tan extraordinario ejército. Detrás bajaron más de doscientos servidores, que extrajeron de las bodegas, camas, hornos, vajillas, cristalerías y todos los enseres que Felipe y Juana traían desde Flandes. Por fin bajó Felipe, montado en un brioso caballo blanco. Sus cabellos ondeaban al viento y entonces, más que nunca, fui consciente de su belleza. Entre el público, que se arremolinaba a su paso, surgió una vieja, con aire de bruja, que le dijo: –“Oh, meu rei, caminarás por Castilla más de muerto que de vivo”. Felipe sonriente saludaba con su mano al pueblo, pero a mí aquellas palabras me asustaron. Menos mal que Juana no llegó a oírlas. De lo que sí se dio cuenta enseguida fue de que su esposo había traído, camufladas en un barco, a un grupo de mujeres jóvenes y nobles, a las que inmediatamente obligó a regresar a su país.

Pronto se presentaron nobles castellanos para poner sus armas al servicio de Felipe, esperando con ello conseguir los favores del futuro rey. Le aconsejaron esquivar al rey Fernando, motivo por el que nuestra comitiva discurrió por Orense,Verín y Puebla de Sanabria, sufriendo los calores del verano español, al que los soldados alemanes no estaban acostumbrados. Los campesi-

nos salían a nuestro encuentro ofreciendo a la comitiva agua fresca de sus fuentes. De este modo llegamos a Villafáfila, población cercana a Benavente. Fernando y Felipe se reunieron en una ermita, Juana no acudió al encuentro pues estaba embarazada de unos cuatro meses y esa mañana estaba un poco mareada.Yo me encontraba al otro lado de la puerta, y sin quererlo pude oír la conversación. Perpleja pude escuchar como el padre y el esposo organizaban sabotear a mi

todos temíamos por su salud y la de su bebé. Juana parecía estar perdiendo su alma junto a Felipe, sus ojos estaban en continuo llanto y su cara únicamente expresaba tristeza y pocas ganas de seguir viviendo. Cuando murió Felipe, el 25 de septiembre, Juana pareció volverse absolutamente loca, gemía constantemente con tanta angustia que se nos partía el corazón a cuantos escuchábamos sus lamentos. Sin embargo ella misma ayudó a preparar el cuerpo de su esposo para exhibir el cadáver en la sala principal del palacio; con calma le vistieron con una hermosa capa con ribetes de armiño y zapatos flamencos. Ella misma le colocó sobre el pecho una cruz de piedras preciosas.

Ese mismo otoño la peste alcanzó la ciudad y tuvimos que salir precipitadamente

señora. Planearon decir que estaba loca y que Felipe debía reinar una vez que recluyera a su esposa. No me atreví a revelarle a Juana semejante atrocidad. A finales de junio fuimos a Burgos, pues celebraba sus fiestas. Nos hospedábamos en la casa del Condestable, D. Bernardino Fernández de Velasco, a la que llamaban del Cordón, por el enorme cordón franciscano que adornaba su fachada. Felipe en aquellos días no paró de comer y beber. Nunca estaba junto a su esposa, se pasaba el día cazando o jugando a la pelota, aunque también se rumoreaba que visitaba con asiduidad los prostíbulos cercanos a la catedral. Un día volvió muy cansado y se acostó enseguida. Esa noche la fiebre le consumía. Desde ese momento la reina no se separó ni un instante del lecho de su esposo;

de Burgos con el cadáver.Así, entre llanto y peste, recorrimos los campos de Castilla mientras el otoño iba dejando amarillas hojas de los árboles a nuestro paso. ¡Cuánta tristeza nos rodeaba! Viajábamos de noche.A la luz de las antorchas, el carro de cuatro caballos que llevaba el cadáver escoltado por dos filas de monjes adquiría una apariencia espectral. En enero de 1507 nos detuvimos en Tordesillas para que naciera su hija Catalina. Íbamos camino de Granada para cumplir el último deseo de Felipe. Quería que su corazón fuera a Brujas, pero que su cuerpo fuera sepultado, como el de la reina Isabel, en la Capilla Real de Granada. Juana, que tanto había amado a su esposo, no pudo continuar el viaje con la niña recién nacida. Entonces se dirigió a mí; me pidió que fuera yo la que en su nombre dirigiera el sepelio por los yermos campos castellanos, asolados por el hambre y la peste. No podía negarme a complacer a la que había sido siempre mi niña querida. Una vez cumplida mi misión ingresé en un convento de clausura donde he pasado mis días rogando por el alma de Felipe y por fin me he decidido a anotar mis recuerdos de aquella hermosa niña, a la que he cuidado y querido. Sé que en Tordesillas fue recluida por su padre, encerrada en ese lóbrego castillo.Todos dicen que Juana está loca.Yo creo que ha sido una mujer enamorada, a la que ninguno de los hombres que la rodearon han sabido comprender.

EL REY EFÍMERO TRES ESCENAS NOS PERMITEN ADENTRARNOS EN LA MUERTE DE FELIPE EL HERMOSO, DESCUBRIR EL DOLOR DE JUANA, EL ARREPENTIMIENTO DE FELIPE E IMAGINAR UN ÚLTIMO ENCUENTRO ENTRE AMBOS.

I

Una habitación,apenas iluminada por los rojizos rescoldos que relucen en una chimenea. Sus frías paredes de piedra están cubiertas con lujosos y tupidos tapices. La estancia no es muy grande, lo justo para poder albergar una gran cama, la chimenea y un escritorio. Sentada en un sillón, junto al lecho que ocupa casi todo el espacio, hay una mujer.Viste de terciopelo negro, y su cabello color de azabache se le desparrama por los hombros confundiéndose con sus ropajes. Su bello y pálido rostro de suaves rasgos está surcado de lágrimas.Tiene los ojos cerrados y los labios apretados en una fina y blanca línea. Aprieta la mano de alguien que yace sobre la cama. Ese alguien está completamente oculto por las sombras, y sólo aquella mano bien cuidada y sin callos, de finos y largos dedos, da una idea de la identidad del durmiente. De pronto, la mujer abre los ojos y se levanta rápidamente de su asiento. Se agacha sobre el cuerpo inerte, y apoya la cabeza en su pecho. – Felipe, –dice bajito– por favor, no te vayas.Te amo, te he amado siempre, y siempre te amaré. No me importan tus infidelidades ni tu desprecio. Si te recuperas, me compensarás con creces de todo el mal que me hiciste. No me abandones. Después se levanta, con una expresión de desesperación en el rostro que conmovería al mismo diablo. Se deja caer en el sillón, y se cubre la cara con las manos. Sus hombros se estremecen en un sollozo silencioso.

AUTOR: Óscar Soto Angona IES: Félix Rodríguez de la Fuente POBLACIÓN: Burgos CATEGORÍA: 1er ciclo de ESO “Los libros que más me gustan son los históricos y también la literatura fantástica. Estoy leyendo Geralt de Rivia, de Andrezej Sapkowski. Hay muchos escritores que me gustan. Tal vez destacaría a Arturo Pérez Reverte y a Stephen King. Al plantearme el relato quise ser original e ir más allá de la muerte de Felipe. Me fue muy útil la información sobre Felipe que ofrece la Web de Liter@ria. Partiendo de ella busqué información en Internet. Al tiempo que le entregaba a mi profesor, Alfredo Alonso, el capítulo de la novela que debíamos escribir, le presenté también este relato para que me diera su opinión y me orientara.”

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II Felipe I,rey de Castilla por la Gracia de Dios, y archiduque de Austria, se encontraba flotando en una especie de neblina blanca.Todo había transcurrido con suavidad, casi con dulzura. Un frío helado le había atenazado los músculos, pero después ya no sintió ningún dolor. Un calor reconfortante le envolvió, y se sintió

ascender hacia las alturas. Arriba, arriba...Ahora estaba allí, rodeado de blancura. ¿Era aquello el Cielo, el Infierno, o el Purgatorio del que hablaban los sacerdotes para incitar a los feligreses a rezar por sus amigos y familiares muertos? ¿O tal vez algo que no tenía que ver con ninguno de aquellos tres lugares? En cualquier caso, a Felipe ya no le importaba. Estaba sumido en una especie de sopor despreocupado. Pero, repentinamente, Felipe despierta y recuerda. Las palabras de Juana. Se llena de emoción, y comienza a pensar en lo que ha dejado atrás. Sus ojos se llenan de lágrimas. “Estoy muerto. Oh Dios, estoy muerto. Sólo tengo... tenía veintiocho años” Felipe, tras sobreponerse al pánico, reflexiona. No puede hablar, ni moverse, pues no tiene control sobre su cuerpo, así que medita.

“Ya no soy rey,no soy nada, ni siquiera tengo nombre, porque la muerte nos iguala a todos. Oh, cielos, y tampoco sé dónde estoy. ¡Si al menos pudiera saberlo! ¿Y esto es lo que hay detrás de la muerte? No lo creo.Tal vez sea una especie de... sala de espera. ¡Si hubiese podido hablar con Juana una última vez! ¡Cruel destino es que, cuando descubro mis pecados, el mal que le hice a Juana, muera sin poder pedirl perdón! Como respondiendo a sus fúnebres pensamientos, la neblina que rodeaba a Felipe cambió. Se convirtió en una maraña chispeante de todos los colores, pero aquel caos dio paso a escenas concretas, que el asombradísimo Felipe reconoció al instante, porque eran escenas de su propia vida. Además, venían acompañadas de... sentimientos. Era como si Felipe estuviera reviviendo ese momento de nuevo.

Una profunda tristeza le invadió cuando se vio a sí mismo, pero a los cuatro años. El Felipe Niño tenía el rostro pálido y una apariencia frágil. Sus cabellos eran rubios, casi blancos, y escuchaba, conteniendo a duras penas el llanto, a su corpulento padre, que le estaba comunicando entristecido la muerte de su madre. Luego, las imágenes cambiaron.Ahora apareció un hermoso jardín bañado por el sol, y la rabia dominó a Felipe cuando se vio a sí mismo casándose por poderes. ¡No pudo ver a su prometida el día de la boda! Sin embargo, la rabia se mudó en euforia cuando revivió su primer encuentro con Juana. Sus negros cabellos volando al viento, y su esbelta silueta recortada sobre un mar encendido por el atardecer. Entonces cambió la escena. Un buque en medio

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Ya no soy rey,no soy nada,ni siquiera tengo nombre,porque la muerte nos iguala a todos.Oh,cielos,y tampoco sé dónde estoy. ¡Si al menos pudiera saberlo! ¿Y esto es lo que hay detrás de la muerte? No lo creo.Tal vez sea una especie de...sala de espera.” del océano, que se balanceaba con violencia al son de una tormenta, entre un bosque de olas encrespadas. Iluminado sólo por la luz de los relámpagos que jalonaban el cielo nublado, Felipe, henchido de orgullo, se vio salvar a un guardiamarina, que había resbalado sobre la cubierta mojada y colgaba del pasamanos. Después, Felipe se avergonzó al verse declarar, ante un gran número de nobles, que Juana estaba loca, y que por tanto era mejor que fuese él quien reinase en Castilla.A partir de aquel momento, sólo aparecieron momentos en los que Felipe despreciaba a Juana y le hacía daño. El alma del que fue el Rey de Castilla en vida se partió al ver a Juana llorar, tras descubrir que su esposo la había traicionado con una de sus jóvenes doncellas. Sólo entonces se dio cuenta de hasta qué punto era profundo el amor que su mujer había sentido por él, y se lamentó con todo su ser. Entonces, un círculo de luz apareció ante sus ojos, y sintió un cosquilleo bajo el vientre que lo llevaba hacia aquel agujero, hacia algún lugar desconocido.

III Hacía ya varios meses desde la muerte de Felipe, pero Juana pensaba que nunca podría recuperarse. Sólo encontraba cierto

consuelo en sus paseos diarios por la Alhambra, especialmente por el Patio de los Leones.Aquel soleado jardín, con su hermosa fuente, le brindaba la paz y la tranquilidad que necesitaba. Se pasaba los días allí, sola y meditabunda. Cada vez eran más los sirvientes que la miraban recelosos, murmurando en las esquinas y criticándola, dudando de su equilibrio mental. Pero a Juana eso no le importaba, sobre todo después de lo que ocurrió:

Cuando la reina entró en el Patio de los Leones, vio a alguien sentado en el bordillo de la fuente. Juana había convertido aquel lugar en su santuario privado, y se había encargado de que nadie entrase allí. Por eso, se extrañó al ver a un hombre, y que además le resultaba muy familiar. Era rubio, alto y fornido, y vestía ropas lujosas, aunque viejas y ajadas. El rostro del extraño estaba borroso, pero se iba definiendo a medida que la reina se acercaba a él. –¿Quién eres? –preguntó Juana–. No puedes entrar aquí, yo... Pero tuvo que reprimir un grito ahogado, cuando por fin reconoció al intruso. Había soñado miles de veces con volver a ver su cara, y allí estaba. Felipe le sonreía tristemente. Unas lágrimas de felicidad se deslizaron por las mejillas de Juana. – Amor mío... –comenzó a decir, pero al acercarse a Felipe, éste desapareció con un suspiro, como un rumor de hojas secas llevadas por el viento, dejando a la reina de pie, confusa y sola, en medio de aquel lugar que se le antojaba de pronto vacío y gris.

PERDÓNAME DESDE SU LECHO DE MUERTE, FELIPE I REPASA SUS SENTIMIENTOS Y LAS LUCES Y SOMBRAS DE SU MATRIMONIO CON JUANA DE CASTILLA.

De nuevo pude contemplar el cambio de la oscuridad que me rodeaba cuando estaba sumido en mi profundo letargo,hacia la habitación,donde mi cuerpo reposaba, perdiendo fuerzas a cada segundo, despertándome para volver a la inconsciencia. Mis sentidos se iban abriendo al ambiente con pereza, acostumbrándose nuevamente a la luz. Lo primero que noté fueron las dulces sábanas aterciopeladas que envolvían

AUTOR: Samuel Merino de Diego COLEGIO: Santo Domingo de Guzmán POBLACIÓN: Aranda de Duero CATEGORÍA: 1er ciclo de ESO “Me gustan los libros ambientados en historias medievales. También me gusta que haya “malos” bien descritos. Estoy leyendo Eldest, la segunda parte de la trilogía El Legado, de Christopher Paolini. No tengo ningún escritor favorito. Me gusta probar con autores distintos. Para mí, desde la piel de Felipe es como mejor se puede contar la historia. Nadie como él para hablar de sus vivencias y sentimientos. Busqué una biografía en Internet, que completé luego acudiendo a algunos libros. Mi profesor, Javier Barrios, me animó a cambiar parte del texto para buscar un enfoque distinto.”

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con calidez mi cuerpo, ahora enjuto, agónica sombra de lo que antaño fue. Las paredes estaban engalanadas con valiosísimos y vistosos tapices, remachados por delicados hilos de oro que, con maestría y suavidad, se entrelazaban formando palabras. El ambiente se impregnaba del agradable olor de aquella presencia inconfundible, que de pie me miraba, con su bella cara enmarcada en una cofia negra mientras me cuidaba, día y noche, con amor incondicional, olvidando todos los males que había causado a su alma vestida de luto. Su rostro no dejaba traslucir ningún sentimiento.Yo sólo era un rey joven a las puertas de la muerte, y a ella le quedaba toda una vida. Pero era la vida a la que le había condenado. La luz que Juana irradiaba a través de sus ojos al conocerme había mermado, rodeada de gente que la quería apagar.Ahora latía conmigo, y por primera vez me di cuenta de que si yo moría se rendiría a la locura y al dolor de los que era partícipe. ¿Qué había hecho? Únicamente era una pieza de inestimable poder para Europa, amado y respetado en mis ducados, donde había crecido y vivido. Me encantaban las fiestas de la Corte, su aire desenfadado, la caza, los deportes. En definitiva, gozaba con mi vida de noble soltero.

Hasta que mi padre,Maximiliano I, me comunicó mi boda con Juana I de Castilla.Adiós

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H E R M O S O a todo lo que desde siempre me había colmado. Mas

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poco a poco, me fui convenciendo de que tan sólo era un matrimonio concertado, concebido para afianzar los intereses políticos de Castilla y de mi reino. No tendríamos por qué ser fieles, era un juego de poder donde podías perderlo todo si lo mezclabas con tus sentimientos. Por fin llegó el tan esperado día en el que conocí a la mujer que más me ha querido, mi sensible y enérgica Juana. La esperaba con cierto desazón. Cuando la vi me impresionó su juventud y donaire. Lucía espléndida, al frente de su soberbia comitiva. Realmente era muy hermosa, con sus rasgos suaves y dulces, unos rasgos que por mi culpa se habían endurecido.Ahora percibo mi error. Entonces sólo sentí los ojos ardientes de Juana que correspondían a mis deseos, caldeando el ambiente que nos envolvía. No podíamos esperar, había algo que nos atraía. Para mí era nuevo, desconocido, intrigante, y nos llevó a consumar el matrimonio sin demora. Cuando llegamos a mi amada Brujas. Juana no había salido todavía de su embriaguez; rebosaba felicidad, de estar conmigo, de satisfacción por su vida. Observaba embelesada todo cuanto la rodeaba, los canales, las bellas y pintorescas casas, los lujosos palacios... El amor había tomado posesión de su ser eclipsando los deberes para los que había sido educada. Mas sin apenas percatarse, durante su estancia se fue desvaneciendo la alegría inicial. Los nobles y cortesanos que con ella habían llegado a los Países Bajos, albergando la esperanza de obtener abundantes beneficios y elevados honores en mi Corte, eran mirados con recelo y degradados hasta casi la indigencia, y su infanta, que había sido casada conmigo para influir en todos mis Estados a favor de su querida patria y velar por sus compatriotas, no tenía poder para evitarlo. Resignada, únicamente anhelaba estar a mi lado, que yo la correspondiese.

De pronto,el ambiente de la estancia en la que yacía se renovó, deslizándose el aire viejo por la puerta de madera, finamente trabajada, para dejar paso a un sirviente que portaba un vaso y mi medicina. Desconfiaba de ellos. Podían envenenarme. Escuché desde mi sopor las breves frases que intercambiaban mi reina y el lacayo. “Aquí tiene, su majestad” –“Ya me impacientaba” –“Si vos me permite la pregunta. ¿Ha cambiado el estado de su amado esposo?” –“No lo parece, gracias. Puede retirarse”.A continuación, Juana, exudando amor por todo su cuerpo, depositó el medicamento en el vaso y, tras sorber un largo trago, me lo ofreció con cariño. Seguidamente, movida por la ternura, me

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Cuando,sirviéndome de la ayuda de los grandes nobles castellanos,conseguí el trono,la reacción de Juana me resultó incomprensible, pues,a pesar de no ambicionar el poder,trató enérgicamente de impedírmelo.No quería que España cayera en manos extranjeras.” abrazó mientras susurraba palabras de consuelo, como prueba de su abnegación incondicional hacia mí, que tantas veces había traicionado. Oh, Juana, musité... En cierto modo los avatares de la vida marcaron mi camino. Pasado un tiempo, recibimos la noticia de la muerte prematura de su sobrino Miguel. Ella la acogió con profunda tristeza, levemente mitigada por la esperanza de regresar pronto a España y reunirse con sus queridísimos padres, pues ahora se la requería como heredera de la corona de Castilla y Aragón. En cambio a mí me brindaba la oportunidad de ver cumplidas mis ambiciosas aspiraciones, ya me veía como futuro soberano del mundo. Así que, tomando como instrumento a mi sumisa esposa, accedí a los deseos de mis suegros y aceleré el viaje, tantas veces pospuesto en favor de mi patria. Y aún a sabiendas de que causaría desagrado en Castilla, la travesía no la haríamos por mar, sino atravesando Francia, con el fin de afianzar el reciente tratado de amistad con este país, negociado a hurtadillas de los Reyes Católicos. La verdad es que a Juana esto no la supo nada bien, y, sintiéndose ultrajada y humillada en lo más profundo de su ser, pues estaba en juego su dignidad y el prestigio de su país, y fortalecida y arropada por la presencia de Juan de Fonseca, enviado por su madre para abortar esta trama, dio muestras de lo que en lo sucesivo sería su conducta en temas de Estado. Por primera vez osaba contradecirme. Por primera vez no cedía un ápice de su rango y anteponía sus deberes de estado a sus sentimientos.

De repente entró con educación Iñigo deVelasco, Condestable de Castilla.A veces alguno de mis allegados viene a visitarme. Mas sólo se preocupan por el caos que seguiría a mi hipotética muerte, y realmente no me aprecian. Todos creían que estaba en las últimas y únicamente Juana albergaba y guardaba con celo su última esperanza. ¡Qué mentira! ¡Qué desengaño! Toda esta ambiciosa nobleza, a la que había favorecido, se alejaba ahora de mí.Y, a la que más había hecho sufrir, regresaba a mí, sinceramente, sin rencor. Una vez hube partido, cargando con el dolor de la separación, hacia los Países Bajos, y hube

A la sazón,me sorprendió en Burgos la muerte, que me causó esta terrible

Proseguimos el viaje. Recordaba con precisión lo que me había parecido Castilla cuando crucé los Pirineos y nos recibieron unos nobles con sencillas vestiduras. Que era un país pobre, que no tenía nada que ofrecerme. Sin embargo mi opinión estaba tan errada... Era rico, poseedor de un altísimo patrimonio.Y al paso de los jóvenes infantes, nosotros, y por orden de Isabel, las ciudades volvían a florecer y se engalanaban de nuevo, formando un bello mosaico de culturas que habían depositado su legado en estas tierras españolas.

cuando finalmente consiguió el permiso materno para partir a mi encuentro, quedó herida en el alma al comprobar que yo ya no era del todo suyo, que su amado príncipe se fijaba en otras mujeres. Mas a mí me traía sin cuidado. Tuve que sostener un duro combate con Fernando por la sucesión, pues con Isabel difunta había llegado la hora de actuar. Cuando, sirviéndome de la ayuda de los grandes nobles castellanos, conseguí el trono, la reacción de Juana me resultó incomprensible, pues, a pesar de no ambicionar el poder, trató enérgicamente de impedírmelo. No quería que España cayera en manos extranjeras. Además, me iba arruinando poco a poco, y los conflictos me asediaban. No podía más.Tenía que encerrarla, alegando su locura. Pero se resistía y el pueblo estaba con ella.

vencido las dificultades, aliándome con mi padre y con el rey de Francia en un anillo de inquebrantable fuerza que mantuviese al maquiavélico Fernando fuera de juego, entonces, fue cuando empezaron mis devaneos amorosos. Juana, desde Castilla, enfermaba de celos, y,

enfermedad. Durante unos pocos meses, había sido el rey más poderoso del mundo, un rey, sin embargo, pobre y endeudado con la nobleza, que no tardaría en controlarme. Mas de una sola cosa me arrepiento. Me pesa haber hecho sufrir a la persona querida, conspirando sin escrúpulos contra ella. La que en el lecho de muerte me había estado cuidando, abrazándome con un amor imperecedero.Ahora, en su lugar estaba el médico. Deseaba que ella volviera, pues lamentaba no haber podido pedirle perdón.Anhelaba sentir que olvidaba todo y que sus ojos de nuevo volvían a brillar, y me proporcionaban un consuelo que limpiase de mi alma la carga que, sin saberlo, había arrastrado desde que la traicioné. Quise avisar al doctor, pero un dolor nuevo, desconocido, me arrastraba hasta las profundidades. Me moría.Tan sólo pude pensar: “Perdóname,Juana”. –Majestad, el rey ha muerto. –¿Qué día es hoy? –25 de septiembre de 1506. –Pocos días han bastado para acabar con él. No reinó durante mucho tiempo, y aún así merece ser velado con todos los honores. Fue lo mejor y lo peor que se cruzó en mi camino. Sin él mi vida no hubiera tenido sentido, pues es mi sol el que me han arrebatado.

JUANA JUANA DE CASTILLA COMIENZA SU VIAJE DESDE LA INDIFERENCIA Y EL RECHAZO DE UN MARIDO IMPUESTO HASTA LA LOCURA DE AMOR POR FELIPE EL HERMOSO.

Estaba intranquila.Hacía un año ya de mi boda por po-

deres con un completo extraño. Me llevaban en barco de viaje para conocerlo, y no podía evitar pensar en cómo sería él: soberbio, malvado,despótico,arrogante… Se me ocurrían tantas palabras para definirlo…Y ninguna me gustaba.Iba perdida en mis pensamientos durante todo el recorrido. Quedaba ya poco para llegar a aquel país extraño, como mi marido, y no tenía ganas de desembarcar. Encerrada en mi camarote,miraba por una pequeña ventana el mar.

AUTOR: Laura Calvo Calvo COLEGIO: Niño Jesús POBLACIÓN: Burgos CATEGORÍA: 1er ciclo de ESO “Me gustan las novelas de fantasía y aventuras. Acabo de leer El valle de los caballos, de Jean M. Auel. Mis autores preferidos son la valenciana Laura Gallego García y Michael Ende. Conseguí un premio en el certamen de cuentos Las Candelas y otro en el concurso Mi colegio Ideal. Intenté imaginarme como se sentiría Juana en su situación, en la que supuestamente Felipe la estaba engañando. Tuve que documentarme bastante para escribir mi historia. Gracias a Liter@ria he tenido la oportunidad de conocer más a fondo la figura de Felipe el Hermoso”.

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hasta una pequeña plaza.Toda ella estaba adornada con flores y guirnaldas, y allí esperaba otra carroza. Me ayudaron a bajar de la mía, y de la otra salió un chico más o menos de mi edad, con el pelo rubio y los ojos muy azules. Me miró fijamente, y buceé en las profundidades de aquel mar que tenía él encerrado en aquellos ojos. Sentí que mi corazón latía muy fuerte, y supe que, sin poder remediarlo, me había enamorado perdidamente de mi esposo, sin conocerlo, a primera vista. Él me sonrió, y esa imagen se quedó grabada en mi cabeza para siempre. Ni muerta la podré olvidar… Aquella noche, el pueblo festejó a lo grande mi llegada. Me puse mi mejor vestido, y mis criadas me hicieron un complicado peinado que prometía triunfar. Estaba muy contenta, no pensaba que todo sería tan bonito. Me encontré con Felipe, y me invitó a bailar. Mientras me dejaba llevar, hablamos de nuestras vidas, de lo que nos esperaba, y nos juramos amor eterno. Creo que ese momento fue el más feliz de mi vida.

Era tan bonito y tranquilo... “Ojalá el

Unos meses después, la misma flota que

barco se perdiera” pensé, “y así podría quedarme en alguna isla desierta sin obligaciones de princesa, y sin esposos desconocidos... Sólo yo con mis fantasías”. Me quedé dormida pensando en ello. Unas horas más tarde, noté que alguien me sacudía suavemente.Abrí lentamente los ojos para ver que mi dama de compañía intentaba despertarme. Chillaba desesperada: "¡Ya hemos llegado!".Y yo, con todo el esfuerzo del mundo, me levanté y me estiré, cansada. Habíamos llegado a Holanda. De allí viajaríamos en carromato hasta Bélgica, pasaríamos la frontera de Flandes y llegaríamos al fin a Brujas, la ciudad donde nos esperaba él, junto con su padre. Estaba muy nerviosa. Cogí la mano de mi dama de compañía, que me ayudó a subir al carromato que nos esperaba cerca del puerto, y seguimos nuestro recorrido.Yo temblaba.Aunque no esperaba gran cosa, tenía ganas de conocer al hombre con el que debía compartir el resto de mi vida. Viajamos sin parar durante varios días, cansados. Cada vez nuestro destino se acercaba más a nosotros, y sólo me alegraba el hecho de llegar. Estaría todo el día haciendo lo que quisiera, lamentándome por haberme casado con un engendro como Felipe, cuidando de sus hijos... y un largo etcétera. Pero debía resignarme. En fin, qué se le iba a hacer. Al llegar a la ciudad, vi que todo el pueblo de Brujas nos esperaba con impaciencia.Al parecer se había organizado una fiesta en mi honor, y Felipe estaría allí también. Nos llevaron “en procesión”

me había traído a mí a Bélgica se llevó a la infanta Margarita a España. Mis padres también se marcharon, así que me quedé sola allí, con él, temiendo por lo que podía pasar. Pero fue muy bueno conmigo, estábamos casi todo el día juntos, éramos inseparables.Y lo más importante era que nos queríamos. El nuestro fue por aquel entonces el amor más bonito y fiel de todo el mundo. Yo ya llevaba años viviendo en Prinsehof, su palacio, cuando una noticia de mi país natal nos llegó: mis dos hermanos mayores y el futuro heredero habían muerto por una enfermedad, según me contaron, aunque no lo sabían a ciencia cierta. Lloré su muerte pensando por qué les había pasado a ellos, que eran unas personas a las que apreciaba mucho. Este hecho nos obligó a abandonar la tierra donde había vivido durante tan poco tiempo, y en la cual aprendí a amar a alguien de verdad. Me daba pena, y me reí de mí misma: poco antes me habría alegrado de regresar a mi casa por fin.Todo era muy raro desde que conocía a mi marido.Y esa rareza me daba ganas de vivir la vida al máximo, de no desaprovecharla, pues mi boda, aunque fuera por poderes, me enseñó el sentido de todo lo que me rodeaba.Y no me disgustaba por ello, todo lo contrario. El viaje en carromato hasta el puerto transcurrió muy lentamente. Debíamos parar en ciudades y pueblos para descansar, además de que no era un recorrido corto. Me lo pasé en grande, disfrutando

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La luz de seguridad y racionalidad que había reinado en mis ojos se extinguió.Todo me daba igual,aunque seguía cumpliendo mis obligaciones.Ni la llegada de nuestros hijos,que se supone alegra a una madre,me pudo levantar la moral.” de las maravillas en las que antes no me había fijado. “Qué tonta soy –pensaba–. ¡Tantas cosas interesantes y yo me las perdía por aburrimiento y tristeza! ¡Es ridículo!”.Y sonreía para mí misma. Felipe también se divertía, pero todo esto duró sólo unos días.Al llegar a nuestro destino pudimos observar que una gran flota de enormes galeones, con una bandera española ondeando en el mástil, nos esperaba. Mi esposo ya sentía nostalgia por el hogar que lo había visto crecer y convertirse en un hombre hecho y derecho, futuro gobernante de España. Me daba pena, pero debía ser así.Ahora él se tenía que resignar. –No te preocupes, –le decía yo, para consolarlo– mi país es una tierra muy bonita, interesante y con gracia.Te va a gustar, ¡ya lo verás! Tranquilo. Y él me daba a cambio una de sus enormes y encantadoras sonrisas. Estaba en la misma situación que al principio, encerrada en mi camarote, viendo el mar, soñando que me iba a una isla desierta… Pero no sola. Ahora quería la compañía de Felipe, y sonreí una vez más recordando los viejos tiempos en los que esperaba encontrarme un monstruo en vez de un príncipe.

Días más tarde llegamos a España. En el puerto nos recibieron mis padres, algunos criados y parte de la guardia real. Eché a correr hacia ellos y los abracé fuertemente. Los sirvientes y soldados se inclinaron ante mí. Felipe salió, tímidamente, saludó a los reyes con una elegante reverencia y se acercó a mí, avergonzado. Nos ayudaron a subir al carromato, después vinieron mis padres y empezamos a viajar de nuevo.Yo estaba ya harta de tanto ir y venir de un lado a otro, pero era mi deber. No podía hacer nada para remediarlo. Todo era felicidad a mi alrededor: celebramos fiestas en honor de mi regreso, volví a mi hogar, seguí sin separarme de mi esposo… Hasta que un día me pareció verlo coqueteando con una de mis damas de compañía, y eso me sentó fatal. El sueño que había creado a mi alrededor se había derrumbado y roto, supe que me había engañado y que no me quería tanto como decía. No pude evitar ir corriendo a mi habitación y echarme a llorar. Cuando él volvió a nuestro cuarto, me sonrió como siempre, me abrazó y me dijo que me amaba con toda su vida. Pero yo ya no le creía. De

inmediato empecé a gritarle cosas horribles: que me había mentido, que no me amaba, que era un farsante…Y otras muchas barbaridades. Felipe fingió no entenderme, pero yo no tuve valor para explicarle nada. Aquella noche soñé con ello: vi a mi marido con una mujer a la que no pude reconocer, y se querían mucho. Eran felices. Sin ser yo consciente, una lágrima silenciosa recorrió mi mejilla. Desde entonces no volví a ser la misma. Empecé a chillarle a Felipe cada vez que lo veía con otra mujer, no confiaba en nadie y todos creían que yo estaba loca.Y era cierto... pero de celos y amor. Me estaba encerrando en mí misma sin quererlo, y eso no podía ser buena señal. En el fondo quería que todo volviera a la normalidad, pero mi cabezota mente no me dejaba.Todo se estaba convirtiendo en una prisión, de la que no podría escapar si seguía así. Nada podía alegrarme, y yo no podía darle felicidad a nadie.Todos estaban muy preocupados por mi salud mental, sobre todo mis padres. Eran testigos de cómo me consumía interiormente, por una mentira que quizás había creado yo misma. La luz de seguridad y racionalidad que había reinado en mis ojos se extinguió.Todo me daba igual, aunque seguía cumpliendo mis obligaciones. Ni la llegada de nuestros hijos, que se supone alegra a una madre, me pudo levantar la moral.Y así pasaba el tiempo, robándome la juventud y la razón. Unos años después de todo esto, Felipe jugaba a la pelota, enfermó gravemente sin que nadie supiera por qué. Los mejores médicos del país vinieron a visitarlo, pero no pudieron hacer nada. Me acerqué a él una noche mientras dormía, y llorando silenciosamente lo desperté, y le di un fuerte abrazo. De inmediato pedí perdón por todo lo que le había hecho durante todos esos años en los que chillaba como una posesa, y le ponía en ridículo. Me contestó que olvidara todo, que él también era culpable de mi problema, pues sí coqueteaba con mis criadas, pero se dio cuenta de que me hacía daño y lo dejó porque me quería mucho, y sabía que estaba muy dolida por ello. Después de hablar del

pasado, cerró los ojos para siempre. Se fue enfermo entre mis sollozos y lágrimas.Aún lo amaba, y lo echaría de menos toda la eternidad. La noticia corrió como la pólvora por el pueblo. Algunos creían que yo lo había matado, otros, que había sido mi padre… Aunque la autopsia realizada indicara lo contrario.

Le extrajeron el corazón, y lo enviaron a su país, concretamente a Brujas, para que allí "su alma" descansara en paz. El cuerpo se quedó aquí, en España, expuesto en nuestra vivienda, aunque unos días después se llevó a la Cartuja de Miraflores. Sin derramar lágrimas, me quedé con su féretro todo el tiempo que me fue posible. No lloraba por él porque ya había remediado el mal que había causado, y me reuniría con Felipe tarde o temprano. Fue decisión mía transportar su cadáver a Granada, y le organicé un merecido y hermoso entierro allí, en Andalucía. Jamás te olvidaré, Felipe, y recordaré los momentos que pasamos juntos. Hasta siempre, y en paz descanses.

HISTORIA APASIONANTE UN RELATO QUE RESUME CON MAESTRÍA LA ÉPOCA, LA HISTORIA Y LOS SUCESOS QUE DESEMBOCARON EN LA MUERTE DE FELIPE EL HERMOSO.

Lille,21 de Agosto de 1496. Todo está preparado.

En la ciudad hace días que no hay un solo alojamiento libre y las fiestas se suceden sin parar. La Iglesia está adornada como nunca y suena la música. El apuesto joven Felipe de Austria, hijo del emperador Maximiliano I,va a contraer matrimonio con una bellísima joven venida de España, Doña Juana, hija de los Reyes Católicos. ¡Qué buena pareja hacen! Son tan jóvenes y se les ve tan enamorados... Dicen que ella deseaba haberse metido monja, pero que la política matrimonial de sus padres la ha obligado a venir a estas tierras en contra de su voluntad, y que el flechazo fue instantáneo. También dicen que es muy culta, que sabe latín, baila como nadie y monta a caballo con gran agilidad.

Pronto empiezan a tener hijos: Leonor, Carlos, Isabel, Fernando –el ojito derecho de su abuelo– María y Catalina, que nacerá después de morir su padre.Todo parece un sueño, pero la realidad es que Doña Juana se muere de celos y pierde los nervios con frecuencia. Un día, le clava el peine a su dama de honor al sospechar que es una de las muchas amantes de su esposo.Ya le habían contado las andanzas de Felipe antes de casarse, pero estaba convencida de que su amor sería suficiente, de que ella sería la única. Le sigue a todas partes con tal obsesión, que hasta da a luz a su hijo Carlos en un servicio, al acudir a una fiesta para espiarle. Felipe se siente agobiado y las peleas no cesan.

AUTOR: Inés Puente Lozano COLEGIO: Virgen de la Rosa POBLACIÓN: Burgos CATEGORÍA: 2o ciclo de ESO “Me gusta la novela realista y la de misterio. Ahora leo Las Crónicas de Narnia, del escritor irlandés C.S. Lewis. Mi escritora preferida es Isabel Allende. He consultado las referencias sobre Felipe el Hermoso que ofrece Liter@ria y diversos libros sobre Burgos para situar mejor los acontecimientos en los distintos lugares. Decidí plantear el relato en presente para implicar más al lector en la historia. He comentado el trabajo con mi profesora, Mª Jesús, para fijar algunas ideas.”

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Felipe es muy ambicioso. Su matrimonio le ha convertido en duque de Borgoña, de Luxemburgo, de Brabante y le ha otorgado muchos títulos más, pero no se conforma, quiere más y más. En 1504 muere Isabel la Católica, y Doña Juana es nombrada Reina y Propietaria de Castilla. ¡Qué oportunidad para Felipe! Rápidamente emprenden el largo viaje hacia las tierras de Castilla. Pero las cosas no son tan fáciles. Su esposa había dado

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muestras de desequilibrio mental en numerosas ocasiones, quizás envenenada por los celos que sentía. El testamento de Isabel lo dejaba bien claro: Si Doña Juana no estaba preparada, su padre Don Fernando regiría el ansiado trono. Empiezan los enfrentamientos entre suegro y yerno y la población se divide. La aristocracia se pone de parte de Don Felipe, que llega con aires nuevos y con unas costumbres más liberales que son bien recibidas en una corte que lleva tantos años de rigidez y austeridad y que además les ha prometido “el oro y el moro” si le ayudan a conseguir el trono. Fernando, que quiere evitar un enfrentamiento armado, se va de Castilla dejando el terreno libre a Felipe, que pronto se hace con las riendas del país y empieza a viajar.

En la ciudad de Burgos hay un hemoso palacio, el Palacio de los Condestables de Castilla, conocido como la Casa del Cordón. Para Don Felipe, era un lugar familiar.Allí se había casado su hermana Margarita con Don Juan, el hermano de su esposa.Y, allí habían recibido sus suegros en un acto multitudinario, a Cristóbal Colón a la vuelta de su segundo viaje de las Indias. Colón se presentó vestido de franciscano y acompañado de indios y animales raros.Traía como obsequio para sus majestades gran cantidad de oro, que sería destinado en parte para dorar el altar de la Cartuja de Miraflores. En ese hermoso palacio decidió pasar una temporada el nuevo rey Felipe I y allí fue retado a jugar un partido de pelota, ya que su fama de buen deportista, había traspasado las fronteras. Jugó y ¿ganó? No lo sé, pero hacía mucho calor y no pudo resistirse a la tentadora jarra de agua helada que le ofrecieron.

Pronto se da cuenta de que algo le pasa, empieza a temblar a sentir que la fiebre le abrasa. ¿Pulmonía? ¿Envenenamiento? ¿Peste? Los médicos de la corte nada pueden hacer por su vida y el 25 de septiembre de 1506, a los 28 años, fallece dejando a su enamorada esposa embarazada y sumida en la más absoluta locura. ¡Pobre Juana!Ya nunca más va a recobrar la felicidad que creía haber encontrado junto a Felipe, el amor de su vida. Ni el poder, ni el amor de su hijos y de su padre, Fernando, van a conseguir volverla a la realidad.

Hasta Granada lleva los restos de su esposo para ser enterrados, en un macabro viaje que duró muchos meses y en el que Juana nunca se separó del féretro de su adorado esposo.

CUARENTAY SEIS AÑOS DE ENCIERRO

EN LOS ÚLTIMOS MOMENTOS DE SU VIDA, JUANA REPASA SU VIDA Y RECUERDA ALGUNOS DE LOS MOMENTOS MÁS INTENSOS VIVIDOS JUNTO A FELIPE.

Premio Liter@ria

Tan sólo el crujir de esta destartalada

silla destruye el denso silencio que se concentra en la habitación.Me balanceo lentamente, con los pies apoyados en el suelo, mientras dejo vagar mi pensamiento.No he hecho otra cosa en estos 46 años de encierro que hacer sonar la mecedora en la que me hallo sentada, pensando en él. Algunas noches le oigo. Me habla en tono jovial, llamándome por mi nombre y diciéndome que me ama.Y yo le creo, su voz es tan dulce… Muchas noches espero despierta a que venga a verme, a que me regale su presen-

AUTOR: Blanca Mendaña López COLEGIO: Sto. Domingo de Guzmán POBLACIÓN: Aranda de Duero CATEGORÍA: 2o ciclo de ESO “Me gustan los libros de literatura fantástica, aunque desde siempre he querido leer de todo. Ahora leo la serie de fantasía épica La espada de la verdad, de Terry Goodkind. No me atrevería a destacar ningún escritor, no suelo leer más de un libro de un autor para tocar todos los géneros. En el relato, me pareció original plantear los últimos pensamientos de Juana antes de su muerte. He aprovechado la información que se facilita en Liter@ria. A partir de ahí, pasé varios días documentándome en internet. Javier Barrios, mi profesor, me ha ayudado a perfeccionar el relato.”

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cia aunque tan sólo sea por algunos minutos. Pero ya hace meses que no le escucho. Estoy desesperada. Creo que Felipe se ha olvidado de mí. Pero aún tengo la esperanza de que regrese. Sé que me queda poco tiempo de vida, lo noto…mis viejos huesos no aguantan el peso de mi atormentada alma. En cierto modo, espero la muerte con alegría. Por fin podré reunirme con él, con mi vida, mi amor… Alargo la mano para coger el viejo y raído cuadro que encierra el retrato de mi Felipe. Es de admirar su rostro, era tan bello… me encantaban sus largos cabellos oscuros, su rostro de mirada seria y firme. Recuerdo con nitidez las largas esperas en palacio, asomada entre las almenas, con la mirada fija en el camino, esperando que una imagen, la suya, se perfilara en el horizonte revelándome su figura. El corazón se me llenaba de alegría al distinguir su cuerpo, tan proporcionado, fuerte y ágil, acercarse a mí.

Pero nunca vi a mi marido tan apuesto como el día de nuestra boda.Ya me impresionó sobremanera el mero hecho de verle entrar en el salón de palacio, aquel día en que yo esperaba nerviosa su llegada. Por entonces, recuerdo que yo era una chiquilla, nada más que una joven asustada que sabía que su vida había sido diseñada, que no tendría ningún control sobre ella, que hasta el noble sentimiento del amor le había sido vedado. Se anunció su llegada. Notaba cómo mis piernas se

negaban a estar quietas. ¡Ay, aquellos tiempos en los que mis piernas aún respondían correctamente! Entonces entró, elegantemente vestido, era tan guapo…Yo le miraba como hipnotizada, mientras notaba su mirada clavándose en mi rostro con ardor. Yo creo que lo que ambos sentimos fue una atracción, un flechazo.Tuvimos que adelantar el casamiento porque lo que ambos deseábamos era consumar pronto el matrimonio. Ocurrió en Lille, un 21 de agosto. Jamás lo olvidaré. Ni yo me podía creer el poco tiempo que pasó desde la boda hasta el nacimiento de nuestra primera hija, Leonor.Yo creo que fue a raíz del nacimiento de mi niña, cuando Felipe comenzó a mostrarse más distante… Faltaba durante largas horas, las cacerías se hacían más largas de lo habitual… y no pude por menos que empezar a sospechar. Eso sí, un día pillé a una de sus concubinas… ¡y le di su merecido! Aunque luego se fue con el cuento a mi querido hombre, que me reprendió por haberle cortado el pelo… pero a partir de entonces estuve más alerta. Incluso empecé a enviar gente para vigilarlo, elegía a mis doncellas de entre las menos agraciadas, porque, en el fondo, sus devaneos eran culpa de ellas, por ser tan bellas.Tuve con él nuestro segundo hijo, hecho que nos unió mucho más. Le llamamos Carlos.A partir de aquí vinieron las desgracias.Tres muertes seguidas me dejaron con el ánimo por los suelos, pero gracias a ello, pude otorgarle a mi marido, tan ambicioso como cualquier hombre, la posibilidad de reinar junto a mí en Castilla y Aragón.Allí nació Isabel, nuestra tercera hija. Fernando nació en Alcalá de Henares.

Estuvimos hospedados en la llamada “Casa del Cordón” en las dos ocasiones en que visitamos Burgos. Me llamaba la atención aquel edificio. Ni qué decir tiene que no sería el primer ni el último palacio que viera, pero, aún no sé muy bien la razón, quizás el nombre tan popular y el cordón que unía los escudos de las familias Velasco y Mendoza eran lo que admiraba del lugar. Cuántas veces esperé a mi marido en mis aposentos, asomada al exterior desde una de las habitaciones superiores. Entonces fue cuando Felipe tuvo que regresar a Flandes. Empecé a recelar cada vez más porque mi control no alcanzaba tanta distancia.Yo le quería, por supuesto. Pero sólo para mí. Me informaron de ciertas habladurías y planes que se iban fraguando en mi contra, pero a mí me importaba mucho más la fidelidad de mi marido. Se rumoreaba que yo estaba loca. Mas yo siempre respondía: Sí, loca de amor,

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Yo creo que lo que ambos sentimos fue una atracción,un flechazo.Tuvimos que adelantar el casamiento porque lo que ambos deseábamos era consumar pronto el matrimonio.Ocurrió en Lille,un 21 de agosto.Jamás lo olvidaré.“

pero por mi marido.Aún así, cada vez era más frecuente el que algún miembro de mi corte irrumpiera en mi cuarto para informarme: Su esposo, el rey don Felipe, se está aliando con los nobles de la zona mediante promesas, mi señora…. Su marido ha conseguido poner en contra de su padre a los nobles de Castilla, ya es proclamado Señor de Castilla… El rey don Felipe ha muerto…

Ahí ya desperté de mis cavilaciones. Rápidamente me incorporé, mis ojos chispeaban furia; el pobre emisario, aterrado, se acercó a la pared y, ante mis gritos, desapareció por el pasillo. Sentí en aquel instante que yo moría con él. Hubo unos pocos valientes que se atrevieron a confesarme que mi marido hacía días que había muerto. Ahí mi desolación fue mucho mayor. Renuncié a separarme de su cuerpo inerte y le seguí fielmente, comprobando cada día que su figura seguía allí, recostada en su ataúd, con el rostro plácido. Cada día ordenaba que lo abrieran para que mi memoria guardase por siempre su imagen.

Suspiro y poso de nuevo el retrato en la pequeña mesita. Silencio. La mecedora sigue crujiendo. Su sonido me arrulla muy dulcemente, mi mente va perdiendo lucidez, me estoy adormeciendo, la vista se me nubla lentamente. Pero no me estoy quedando dormida. Sé lo que pasa. Mi cuerpo pierde fuerza, me resulta difícil pensar. Mi respiración se hace más y más lenta. La silla ya no cruje. Lentamente cierro los ojos, y la última imagen que se me aparece es la de mi esposo Felipe. Enseguida voy, mi amado, espérame…

UNA NOCHE DISTINTA

UNA REFLEXIÓN ÍNTIMA,Y EN PRIMERA PERSONA, SOBRE EL ALMA FEMENINA DESDE LA PERSPECTIVA DE JUANA, ESPOSA Y MADRE, AMBIENTADA EN EL PARTO DE CARLOS I, FUTURO EMPERADOR.

tan guapo como en el día de nuestra boda. Mi corazón dio un vuelco cuando me miró, como la primera vez que le vi. ¿Cómo pude dudar de él? Se acercó hacia mí con una elegancia sólo propia en él y con cara de preocupación me preguntó qué hacía allí cuando me podía poner de parto en cualquier momento, y, sí, exaltó lo guapa que iba.

Tras saludar a los nobles propietarios de la hacienda Felipe me pidió que me

Nadie me había aconsejado salir,pero esos celos, esos celos que me van matando día tras día, me hicieron partir.Me puse aquel bonito vestido azul que mi madre,hacía ya algún tiempo, me había regalado. Me reflejé en el espejo de mi habitación mientras peinaba aquellos mechones de oro que caían sobre mi espalda. Me veía guapa, y no es por tirarme flores. Aquella tela caía sobre mí tapándome mis pequeños pies, los finos hilos de oro dibujaban florecillas y, junto a una zanja parda que se abría paso desde mis senos, conseguían disimular mi avanzado estado de gestación.

Un viento gélido erizó el vello de mi frágil cuerpo, debía partir ya. La lenta y pausada respiración de la pequeña Leonor acompañada del ulular de un búho me susurraba que la tranquilidad era dueña de la noche. La oscuridad reinaba en los jardines de palacio y la luna llena buscaba compañía en uno de los carros de caballos de mi marido.Todo estaba listo para salir. Subí y miré al conductor. Los dos caballos de peinadas crines blancas comenzaron a alejarme de aquel palacio majestuoso, pero nada parecido a la Casa del Cordón en Burgos, ciudad a la que amo desde que nací. AUTOR: Ainhoa Sanz García COLEGIO: Sto. Domingo de Guzmán POBLACIÓN: Aranda de Duero CATEGORÍA: 2o ciclo de ESO “Me gusta la literatura fantástica y realista, aunque leo prácticamente de todo. Estoy leyendo Campos de Fresas, de Jordi Sierra i Fabra, mi escritor preferido, además de Laura Gallego García. Sobre el relato, partir del nacimiento de Carlos me pareció muy original y me permitió presentar el resto de la historia de Felipe y Juana. Nuestro profesor, Javier Barrios, nos invita a participar y documentarnos. Todas las semanas nos plantea una redacción y nos anima a escribir.”

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Todavía recuerdo como desde una de las ventanas del piso superior dibujaba en mi interior aquel príncipe con el que tiempo después me casaría. Imaginaba un Felipe pálido y alto, con unos ojos azules profundos y un cabello corto y rubio como el de aquel mensajero que vino desde su corte.También recuerdo el día en el que me enamoré; fue el día de la boda, con tan solo una mirada desde esos ojos almendrados y ya entré en locura, locura por él. No tardamos más de dos horas en llegar. La música se escabullía del inmenso palacio y llegaba hasta mis oídos invitándome a pasar. No me lo pensé más, entré y allí estaba él, entre dos hombres,

sentara. No puse pegas en hacerlo, yo también deseaba sentarme, los casi ya nueve meses de

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Tras saludar a los nobles propietarios de la hacienda Felipe me pidió que me sentara.No puse pegas en hacerlo,yo también deseaba sentarme,los casi ya nueve meses de embarazo pesaban sobre mí.El parto no tardaría en llegar.No me equivocaba. Nada más sentarme un líquido se derramó sobre la silla.” embarazo pesaban sobre mí. El parto no tardaría en llegar. No me equivocaba. Nada más sentarme un líquido se derramó sobre la silla. Felipe me miró y se dio cuenta de lo que pasaba. Mandó llamar a un par de sirvientas, todas ellas madres, y pidió a unos mozos que me trasladaran a un baño,

pues era el sitio más cercano que había. Mi segundo hijo estaba a punto de nacer. Me tumbaron en el suelo de aquellas malolientes letrinas. Los sudores comenzaban pero Felipe seguía allí, junto a mí, apoyándome en esos momentos de tensión. La clave de todo, como todo el mundo

dice, estaba en empujar y respirar.Todos ayudaban, pero ninguno se atrevía a decir nada. El silencio se rompió cuando el llanto de un bebé alumbró la cara de mi esposo. Las mujeres limpiaron al bebé con unas gasas que llevaban. Felipe le cogió y me le acercó diciendo: “Carlos, se llamará Carlos”.

MAÑANA DE ENSUEÑO UNA ABURRIDA CLASE DE HISTORIA SE CONVIERTE, GRACIAS A UN SUEÑO, EN UNA EXPERIENCIA FASCINANTE SOBRE LA VIDA DE FELIPE EL HERMOSO.

¡Riiing! Lunes,siete de la mañana. El des-

pertador reproduce su fatídica alarma y me levanto con el pie izquierdo. Realizo mi matutina monotonía y acudo al instituto. Como de costumbre, entro adormilado y me dejo caer sobre el pupitre más oscuro de la última fila con el fin de pasar desapercibido. Para gota que colma el vaso,a primera hora tengo historia;comienzo bien el día… Según entra la profesora se me van cayendo los párpados, y más aún cuando escucho: –Hoy repasaremos los hechos más anecdóticos de un rey:Felipe I,el Hermoso. Suspiro profundamente y creo no poder aguantar una hora así. El tiempo se hace eterno. Miro el reloj y los segundos no pasan. Me distraigo con un portaminas mientras oigo débilmente su fecha de nacimiento, los nombres de sus padres, las escuelas a las que acude… Al cabo de diez minutos, mientras el profesor explica los motivos de la boda, caigo en un profundo sueño. En un segundo me encuentro frente a un altar, observado por cientos de elegantes invitados. Llevo un fabuloso traje. Miro hacia mi izquierda y veo a una preciosa dama, rápidamente nuevos sentimientos surgen dentro de mí… Voy a contraer matrimonio con Juana. AUTOR: Delia Esteban Martín COLEGIO: Sto. Domingo de Guzmán POBLACIÓN: Aranda de Duero CATEGORÍA: 2o ciclo de ESO “Me gustan los relatos de intriga y aventura. Estoy leyendo El código Da Vinci, de Dan Brown. No me atrevería a decantarme por un escritor en especial. El tema del concurso me obligó a buscar información sobre la vida de Felipe el Hermoso y sobre los sucesos más importantes de su vida. Después, traté de buscar un enfoque original. Nuestro profesor nos dio algunas pautas para mejorar nuestros relatos. De la figura de Felipe el Hermoso, como casi todo el mundo, tenía noticia de algunas de las historias y anécdotas más conocidas”.

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De repente me he convertido en un rey del siglo XV.A lo lejos puedo distinguir la narración del profesor.Todo lo que explica lo voy viviendo.Al cabo de unos segundos me veo con otra joven, poco después con otra, y con otra… así sucesivamente. Sin embargo hay una que se repite, mis sentimientos hacia ella son más profundos, no logro olvidarme de ella… pero tampoco de Juana. Durante la explicación averiguo que había estado con aquella joven mucho antes de mi boda, pero como no era de mi escala social, no pude formar una familia junto a ella. Por esta razón, mantenía encuentros a escondidas en lugares alejados del palacio.

En pocos segundos Juana está llorando desconsolada sobre mi hombro y me repite una y mil veces: “¡Perdóname! No sabía lo que hacía. Estoy loca… ¡de amor!” Estoy muy furioso, no logro entender por qué razón mi esposa ha agredido a una dama de la corte con un peine. Quizá no hubiese estado tan disgustado si aquella dama no hubiera sido mi vieja amiga.Tras este incidente, veo cómo la gente de palacio evita a Juana, no quieren ni cruzarse con ella por miedo a ser castigados.

Tras unos minutos,estoy jugando un partido de pelota, termino agotado y me apoyo en un viejo roble. Un contrincante me ofrece un trago

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De repente me he convertido en un rey del siglo XV.A lo lejos puedo distinguir la narración del profesor.Todo lo que explica lo voy viviendo.Al cabo de unos segundos me veo con otra joven, poco después con otra, y con otra… así sucesivamente. Sin embargo hay una que se repite, mis sentimientos hacia ella son más profundos, no logro olvidarme de ella…” de agua fresca que no rechazo. Poco después acudo a la Casa del Cordón, mi hogar, y comienzo a sentirme mal. Pienso que es del cansancio. Unos días después mi estado ha empeorado progresivamente y las altas fiebres no dan tregua. Durante esos días, mi esposa no se aparta de mí. En mis últimos momentos de delirio, hago un crítico análisis de mi vida. Me entristezco al observar que mi reinado ha estado caracterizado por el reparto

de mercedes a los nobles castellanos y flamencos. Sin embargo, lo que más me duele es que nunca he sabido valorar lo que he tenido al lado, no he reconocido cuándo una mujer me amaba con locura y esto ha provocado que demasiada gente sufra por mí.

Al poco estoy en un lujoso ataúd recorriendo en la oscuridad las tierras de Castilla

junto a mi inseparable esposa. Durante los descansos, ella abre la tapa y yo la observo con los ojos cerrados, sé que está ahí, reconozco sus suaves caricias en mi rostro… De pronto me despierto sobresaltado.Veo cómo la profesora cierra el libro y sale de clase. No consigo reaccionar hasta unos minutos después. Después de todo ha sido una clase fascinante.

ENTRE BARRO Y LUJOSA PIEDRA LA CRÓNICA DE UN NIÑO, TESTIGO DE EXCEPCIÓN Y EN OCASIONES PROTAGONISTA DE LOS ÚLTIMOS DÍAS DE FELIPE I DE CASTILLA.

Premio Liter@ria

A vos, señor desconocido y buen escuchador: Aguarde vuestra merced,y ponga por segura la siguiente carta.Yo a vos le revelo mi mayor secreto, historia que juré por lo más querido no contar nunca,pero a usted se la confío. Una aventura de tan sólo unos pocos días, que me llevó a unos cuantos años, donde descubrí, destapé y conocí, por mi desgracia, la calumnia, el lujo, la ambición, la soberbia, la conspiración que corre en las paredes de lujosa piedra como perro al ladrón, desconocidas para un hijo de mercader como yo, hasta que Dios Nuestro Señor, sea su voluntad, quiso abrirme los ojos bien cerrados, ante una realidad aparentemente bien escondida. Ahí me encontraba, sentado, tomándome un respiro tras la carrera. Con padre mercader italiano, naces con el hermano “las prisas”, y mis piernas ya estaban acostumbradas a correr por esas calles de Burgos llenas de barro. Sepan de la existencia de tal ciudad, lugar donde el dinero corre por doquier entre manos extranjeras y castellanas, ese castellano que recorre cada pared de piedra o adobe. Mi padre se holgaba por que cumpliera parte de su trabajo. Donde hubiera confrontación, relación, palabra extranjera, o dinero de por medio, ahí tenía yo que arrejuntar el oído y aparar cualquier pensamiento. Si la situación requería la ayuda de mi padre, (la mayoría de las veces), allá ponía yo el sobre aviso.

AUTOR: Luis Marín Ramos IES: Conde Diego Porcelos POBLACIÓN: Burgos CATEGORÍA: Bachillerato Prefiero la novela histórica (me gusta especialmente la saga del Capitán Alatriste). También la novela épica y la poesía. El último libro que he leído es La reina del Sur, de Arturo Pérez Reverte, mi escritor preferido junto al poeta italiano Salvatore Quasimodo. He elegido de personaje un niño porque daba mucho juego, podía moverse discretamente por todos los lugares por los que transcurre la historia, ofreciendo además una perspectiva más cercana al lector. Un protagonista que parte desde el barro (la plebe) y alcanza la lujosa piedra de la corte. Una historia en la que se ve como tras el lujo de la piedra hay también miseria y conspiraciones. Mi profesora de Literatura, Yolanda Díez de la Varga, me ha ayudado a corregir el texto.

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Sepan también un poco de mi existencia. Tengo y dispongo de doce años, rematados con el dolor de mis pies y destrozadas las suelas de mis zapatos. Digo disponer, ya que mi padre, con su menester habitual, invitó a varias rondas, con más excusa que justificación, en la taberna “La daga”, lugar de mala muerte cerca del palacio de los Condestables. Lacerado palacio, pues en ese lugar fue el inicio de mi mal y daño. Les pondré al corriente de todo lo que ha acaecido, y plegue a Dios por leerme.

Ese día 17 de septiembre de 1506 no había mucha actividad comercial ni dineros por lo que correr. Estaba toda la ciudad revuelta. Los hombres esperaban cerca de la catedral, otros más cercanos a la muralla; el tumulto, el rumor estaba en demasía por cualquier rincón. Era un día de expectación. Nuestro gran y santo rey, Felipe I, llegaba de Valladolid a pasar una temporada por estos lugares donde no hay mar, en el susodicho palacio, igualito en cuanto a compostura a “La daga” para mí. He oído que es querido y respetado en su país natal, por allá el norte, de Brujas, donde allá también va toda nuestra lana, para sernos devuelta en ricos y caros paños. Las malas lenguas hablan de la locura de nuestra reina Juana. De todas formas, yo no me cato, por ignorante, de las relaciones reales, ni interesándome, sólo me interesa ahora contarles lo sucedido.

Dios tapó el cielo con su manto negro ese día. La luna relucía más que nunca, y la ciudad quedó parcialmente iluminada. No olvidar, que por estos lugares, el calor no suele hacer acto de presencia, pero esta noche era especialmente cálida. Me dirigí con mi padre a “La daga”. No es que fuera lugar para mozalbetes como yo, pero mi padre prefería tenerme cerca; además, a mi padre bien le venía consumir sus penas con mirada fija a la pared, jarra en mano, pensando en no sé qué pensamientos. Mi padre se deprimía con cada trago, y parecíame gustar seguirle la corriente.

Entró,sin armar mucho ruido, un hombre vestido con un largo sago negro. Se le hacía notar una larga toledana. No es que fuera extraño encontrarse con gente armada y llena de hierro

Liter@ria CAJA DE BURGOS EL Allí había gato encerrado. No era casualidad.A mi padre toda esta novelesca no le hacía ninguna gracia. El atacante dijo ser aragonés en su confesión. Mi padre se quedó muy pensativo ante ese dato, y el embajador creyó verlo en sus ojos, y llévese mala impresión. Yéndome corriendo de nuevo a buscar a mi padre de nuevo a la taberna, cual si mi destino siempre estuviera ir sólo ahí, y es cierto y verdad, que en algunos casos cualquiera lo pensaría, y lo peor, yo mismo. Había encontrado a unos clientes en el mercado central.

Llegó la noche de ese mismo día, y

como un armero, lo extraño era la apariencia de aquel hombre. Ese hombre, me jugaba el ánima, no era de aquí, seguramente era extranjero.Tenía una cara de gualda, parecía un muerto, o el mismo diablo. Me desvelo en saber quién era. Mi padre parecía no haberse percatado de su presencia.

De repente,se oyeron fuera a alguien dar voces, y un alarido de dolor. El cara gualda rápidamente salió fuera.Yo quería ir tras él, pero mi padre me agarró con fuerza de la camisa, diciéndome desde la oscuridad: “Si algo has de ver, mio figlio, es la pared de enfrente”. Me callé sin rechistar, sin embargo, se oyeron más voces y una caída. Mi padre me hizo un gesto bastante entendible de que me quedara ahí, y salió fuera.Aún así, me asomé por el ventanuco de la pared, y mis ojos vieron a otro hombre de negro, tumbado en el suelo, con un charco de sangre alrededor, resplandeciendo con los rayos de la luna. El hombre no dejaba de gritar una y otra vez “¡de tegenspeler!”, “¡de achterdeur!”. El atacante salió corriendo como alma que lleva el diablo perseguido por el hombre de la taberna. Mi padre se encargó del hombre de negro del suelo. Casi pierde ese hombre el ánima, si no es por los tratos de mi padre. El día llegó con suave pesar para algunos.

El hombre de negro era holandés. El embajador aragonés nos recibió, padre e hijo, y nos informó de lo siguiente: parece ser que estaban haciendo guardia dos soldados. Mientras uno descansaba en la taberna, el otro fue agredido por otro hombre, que estaba por los alrededores. El holandés que salió de la taberna logró capturar al atacante.

la curiosidad me corrompía la mente. Quería saber qué sucedía por los alrededores del palacio.Así que con esta imprudencia y aventura salí fuera, mientras mi padre dormía plácidamente sin pensar en mis ganas de ser héroe. Con mucho cuidado y pegado a las paredes, fui recorriendo los alrededores, esquivando a las personas que hubiera cerca, holandeses, guardias o el mismo diablo. Si me vieran los soldados apostados, y los hombres de la esquina, mi cuello y mi padre podríamos estar en peligro.Tenía yo de un sitio a otro los nervios alterados. De repente, tal fue mi sorpresa, una puerta se abrió en la parte trasera de la lujosa piedra. Un hombre salió decidido, y de entre las sombras surgió otro. Se reunieron en la esquina, intercambiaron palabras y parece ser que unos papeles.Tuve el tiempo suficiente para entrar por la puerta sin que me vieran.Aparecí en una pequeña habitación, con tan sólo un humero y un viejo reclinatorio de decoración. Me dirigí rápidamente a esconderme tras el reclinatorio. Poco después entró el que buscaba. Me resultaba familiar en su forma de andar.Vi al hombre dirigirse por el pasillo de la izquierda, al lado de los arcos. Fui detrás de él tan sigiloso como una hormiga, pegado a las tapicerías. El corazón me latía tan fuerte, que parecíame que me iban a descubrir. Si así fuera, no quiero saber qué sucedería. Ni por pan ni por vino ni por maravedíes habría hecho algo así en mi sano juicio. De repente, unas manos me agarraron con fuerza, y entré de espaldas en una estancia. Sacarándome de entre sus manos pude ver la cara de mi apresor. Era una mujer bella. La reconocí. Por Dios mío que no podía ser ella. Era Juana, la reina. Me tapó la boca para que no gritara.Al poco, me tranquilizó con una suave voz. Sabía de mi persecución y mi idea de un artificio. Estaba tan nervioso y

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asombrado, que no acertaba a encontrar palabra. Estaba vestida de sirvienta. Llorando ella, me confesó lo que pensaba y lo que hacía. Se vestía de sirvienta para poder conocer de cerca lo que acontece en palacio, y su verdadera y fiel sirvienta, la sustituía en cuanto a papel de reina, que deambulaba de un sitio a otro y de estancia en estancia. El hombre al que perseguía no era otro que el embajador aragonés, que intercambiaba a saber qué información con el exterior. Ella, por muy malas lenguas que hubiera acerca de su locura, sospechaba acerca de una trama contra su marido, y ciertamente tenía razones. Su padre, Fernando I de Aragón, quería para sí el reino de Castilla, y haría cualquier cosa por conseguirlo. No sé la razón por el cual contóme esto. Quizá necesitaba que alguien la creyera, o simplemente que se la escuchara. Sólo sé que eso me venía muy grande, y por mucho que hiciera no podría salvar al rey en esas situaciones, por niño y por intruso, ni ella, por su supuesta locura.

Me ayudó a salir de palacio por la misma puerta por la que había entrado. Rápidamente me dirigí a casa o algo que se pareciese cerca de la catedral.Al entrar, tal fue mi sorpresa, asombro y depresión, que cayóme la llave al suelo. Mi padre estaba tumbado el suelo, mirando al infinito, con la máscara propia de la muerte. Llorando estuve a su lado, el resto de la noche. Pocos días después, el 25 de septiembre de 1506, moría Felipe I. No se supo ni se ha sabido nunca la razón segura de su muerte. Unos dicen de un inoportuno vaso de agua, otros de la peste, y otros tantos que intercedió Fernando I de Aragón. Expusieron el cuerpo del rey en palacio, y allí estaba Juana, arrodillada junto a su esposo, observándole con esa mirada de no locura ni cordura, sino de una pasión que quizá no fue correspondida. Después que muriera mi padre, me mandó buscar, y me encomendó a ella, para su cuidado. Juré estar con ella y cuidarla el resto de mi vida, y así en años siguientes he estado acompañándola, junto a su locura. Después de dedicarle mi cuidado todos estos años, miro ahora su tumba por siempre para ella deseada, con su esposo, aquí, en Granada, donde le escribo a vuestra merced mi ésta última carta, después de acabada mi misión en este mundo. Ahora, le toca a vuestra merced valorar mi veracidad. No espero que así sea. 25 de septiembre de 1525,Carlo Salli

EL SECRETO DEL SIERVO UN SIRVIENTE DE JUANA DE CASTILLA SE CONVIERTE EN SU CONFIDENTE Y EN LA MANO EJECUTORA QUE ACABÓ CON LA VIDA DE FELIPE I.

Mi existencia no se encuentra en los libros de historia. No tengo nombre ni identidad,mi rostro

pertenece al anonimato y, sin embargo, toda mi vida estuvo bajo el influjo de ella, la única persona a la que siempre amé y respeté: Juana I de Castilla.Aquí se narran mis grises andanzas.

El sol despertó aquella mañana con una luz suave y delicada que paulatinamente se iba asomando por la montaña. Madrugué para continuar con los preparativos de la boda de mi señor, Felipe, que se celebraría ese día, 21 de agosto de 1496.Yo, humilde siervo, no había tenido el placer de ver con mis propios ojos a su prometida, aunque fuese el motivo de todos los rumores de la corte de Brujas. Todo sucedió muy deprisa: la novia, muy joven y hermosa, entró al salón de banquetes desposada ya con Felipe. No tendría más de 17 años y su piel reflejaba el color dorado de los campos de Castilla. Nuestras miradas se cruzaron y de pronto surgió en mí el anhelo de quererla, de cuidarla. Mas todo ello era imposible, ella, futura reina, yo vasallo para siempre. Siendo el amor incontrolable, la pasión comenzó a surgir en mi corazón y poco a poco, sin yo quererlo, se convirtió en mi secreta amada. Autor: Ana Martín- Albo González COLEGIO: Ntra. Sra. de la Merced y S. Fco. Javier POBLACIÓN: Burgos CATEGORÍA: Bachillerato “Me encantan la poesía y los libros de leyendas. Ahora leo El código Da Vinci, de Dan Brown. Me es muy difícil elegir entre escritores: en poesía me quedaría con Gustavo Adolfo Bécquer y Rubén Darío. En ficción me gusta Dan Brown. En clase de Lengua hemos visto la “intrahistoria” y a raíz de eso se me ocurrió plantear un testigo y actor en la trama que fuera desconocido por la historia. Para documentarme he investigado en Internet y algún libro que tenía en casa. Eva Ruiz, nuestra profesora, animó a toda la clase a participar y nos ayudó a corregir los textos (ortografía, gramática, etc.)”

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Siempre conocí el juego de Felipe. Mujeriego empedernido que gozaba con cualquier fémina.Ya a los escasos meses sabía de la continua humillación a la que iba estar sometida Juana, que de momento vivía ajena a los vicios de su marido. Los padres de mi señor eran buenas personas, en especial, Dª María de Borgoña, que dio a luz a dos hijos, Margarita y Felipe. Desde muy pequeño la avaricia de poder de mi dueño se reflejaba hasta en los juegos más simples, nunca asimilaba la derrota. El matrimonio concertado con Juana saciaba su egoísmo al aportarle los nombramientos de Duque de Borgoña, de Luxemburgo, de Brabante, de

Güeldres y Limburgo así como el de conde de Tirol, Artois y Flandes. Nunca quiso a Juana, la utilizó, jugó con sus sentimientos, manchó su nombre. Su comportamiento hacia ella me asqueaba. Juana, astuta e inteligente, al poco del casamiento le descubrió en el lecho de una cortesana haciendo Dios sabe qué. El tremendo disgusto le llevó a una profunda tristeza.Yo, enamorado de ella, no podía soportar su sufrimiento ni ver al indeseable príncipe continuar con sus intrigas amorosas, mas nada podía hacer. El veneno de los celos le sumió en la melancolía y lentamente los rumores de locura florecieron en torno a ella.

Aún recuerdo el día en que mi señora me llamó. Al entrar en sus aposentos la vi sentada en su escritorio con un vestido verde esmeralda. Sus ojos, que negros y vivos eran entonces, parecían ahora muertos y tristes. Su piel dorada se había vuelto pálida como la nieve.Ante mis ojos su melancolía la hacía aún más hermosa. Se acercó a mí y me hizo jurar que cumpliría su deseo: –Sé que eres leal a mi marido y que jamás le traicionarías, mas suplico tu ayuda. Sé que creerás que estoy loca y sí, lo estoy, loca por los celos, loca de amor. –Nunca la tomaría a usted por majadera, mi señora. Entiendo cómo ha de sentirse. En cuanto a mi ayuda se la ofrezco, me encuentro a su disposición ahora y por siempre. –Mil gracias. Debes de ser el único hombre de Flandes que opina que estoy cuerda. Felipe me engaña, ambos lo sabemos. Por contra yo le amo y le deseo más que a nadie en este mundo, siendo esta la razón por la que quiero encomendarte una tarea, mas confío en tu sigilo. –Así será, mi señora. ¿De qué se trata?

Me mandó seguir a su esposo allí donde fuera y la tuviera siempre informada de sus andanzas.Acepté la difícil tarea por amor y oculto tras una capa realizaba mi misión. Fui testigo de todas sus visitas a innumerables cortesanas pero nunca tuve el valor de contárselo a Juana. La engañaba con falsas excusas, no quería causarle más dolor, urgar más en su herida.A cada traición de Felipe yo la amaba más aunque ella seguía queriendo a su marido y prueba de ello son los seis hijos que le dio: Leonor, la primogénita, Carlos, Isabel, Fernando, María y Catalina. Juana se merecía algo mejor. Su estancia en Brujas durante los años siguientes transcurrió de la misma manera. Los celos de Juana estaban a flor de piel y sus discusiones eran contínuas.

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La ponzoña cumplió con su misión y Felipe no tardó en enfermar.Tras una corta agonía,el 25 de septiembre de 1506 exhaló su último suspiro.No me arrepentía en absoluto,mas pronto me di cuenta de mi gravísimo error.” Felipe la tachaba de loca y su locura llegó a ser el chismorreo de toda la corte.

En el año 1502 les acompañé a España. En Toledo fueron nombrados príncipes de Asturias y en Aragón, príncipes de Gerona. El desgobierno de sus estados hizo que Felipe regresara a Flandes y yo le acompañé. Mas Juana embaraza de Fernando no pudo venir por orden expresa de su madre, la reina Isabel. Los meses que pasaron antes de volver a verla se me hicieron eternos y cuanto más la añoraba más despreciaba a

mi señor, que continuaba con sus intrigas amorosas. Para mí ya sólo existía Juana. En 1504 la reina Isabel murió.Al enterarse de la noticia Juana se quedó en blanco, comenzó a llorar suavemente y abandonó la sala en la que se encontraba en busca de Felipe. Siguiendo el testamento de la reina Isabel, Juana fue nombrada reina propietaria de Castilla y León. Mientras tanto, Don Fernando se encargaba de la regencia hasta que los monarcas llegaran procedentes de tierras flamencas. Pero en el año 1505, Juana fue madre de nuevo, trayendo al mundo a

María, de manera que nuestro regreso a España se atrasó hasta la primavera de 1506.

Felipe,ansioso de poder,se enfrentó al rey Fernando y alegando la locura de Juana consiguió para él la regencia. Su esposa, ante tamaña afrenta, enfureció.Yo no pude aguantar más, era la gota que colmaba el vaso. Lleno de ira decidí vengarme. Con todo lo acontecido, pensé, iluso de mí, que Juana odiaba a su marido deseando su muerte tanto como yo. Mi conspiración contra Felipe había comenzado y nada ni nadie me lo iba a impedir. Mi trama era la siguiente: envenenar al monarca para liberar a mi amada de aquel calvario.

Corría el mes de septiembre de 1506 y Felipe jugaba un partido de pelota con sus más allegados en la hermosa ciudad de Burgos. Era un día caluroso, lo tengo grabado en mi memoria, y tras acabar el partido le llevé agua fresca, habiendo añadido anteriormente unas gotas de veneno mortal en su copa sin dejar huella alguna. Todo saldría como yo deseaba, era la única manera de que su ultrajada esposa alcanzara su justo puesto como reina.

La ponzoña cumplió con su misión y Felipe no tardó en enfermar.Tras una corta agonía, el 25 de septiembre de 1506 exhaló su último suspiro. No me arrepentía en absoluto, mas pronto me di cuenta de mi gravísimo error; para Juana, lo que en vida fue amor, la muerte convirtió en obsesión, enloqueciendo realmente. Luego, ya tarde, lo comprendí, Juana nunca había dejado de querer al infame Felipe y, para eso, ya no había remedió, nada podía resucitarle. Lleno de remordimiento decidí acabar con mi existencia. No podía ver sufrir más a Juana por mi culpa.Aún disponía del veneno y no lo pensé más. Me dirigí hacia el bosque y en un claro me detuve. Comencé a llorar, a maldecir mi destino y pensando en mi amada, miré al cielo, abrí el frasco y, sin más, me bebí todo su contenido. Mi vida y mi amor se apagaron para siempre, en cambio mi alma continúa sin poder descansar en paz. Mi necio enamoramiento se llevó consigo dos vidas: la de Felipe y la de Juana, a la que había enterrado en vida.

SUEÑOS QUEBRADOS UN MANUSCRITO ENCONTRADO SIRVE PARA DESCUBRIR LOS SENTIMIENTOS DE JUANA DE CASTILLA HACIA SU ESPOSO, FELIPE EL HERMOSO.

Tiembla la pluma entre mis inquietos dedos, como si ésta pudiera imaginar el dramático manuscrito que

me dispongo a transcribir,hallado en el desván del monasterio de Santa Clara en Tordesillas.Juana recuerda su niñez,arropada por su benefactora e institutriz Beatriz Galindo. Creció con muchas comodidades,rodeada de protectores que velaban por su bienestar. Cumplidos los dieciséis, sus padres planearon su futuro y el destino de la Corona de Castilla. Los Reyes Católicos encomendaron al eclesiástico Juan Rodríguez de Fonseca misiones delicadas en torno a la diplomacia y las relaciones con el Sacro Imperio Germánico como la boda de Juana. En 1496 Juana partía hacia Flandes para unirse en matrimonio con Felipe. Pasó todo el viaje pensando en su encuentro, en el aspecto de su prometido, haciéndose miles de preguntas y deseando que el destino se apiadara de ella. Su llegada a Flandes causó gran expectación, Felipe la esperaba en Prisenhof. Éste sintió sin poder evitarlo latir con fuerza su corazón, mientras un latigazo de fuego recorría todo su cuerpo ante la dama que, con paso firme y sin apartar la mirada de la suya, se iba acercando. La imagen que sus ojos contemplaban, la de aquella mujer con su tiara de diamantes entre los cabellos color azabache y su esbelta figura envuelta en un majestuoso vestido color esmeralda, le hizo sentir un deseo irrefrenable de besarla y poseerla al instante.

AUTOR: Sofía Ortiz González IES: La Bureba POBLACIÓN: Briviesca CATEGORÍA: Bachillerato “Me gusta especialmente la literatura realista y los libros de aventuras. Estoy leyendo un libro de filosofía: Dios y los náufragos, de José Ramón Ayllón. De los clásicos, me gusta Dostoievski. Entre los contemporáneos me quedo con Rosa Regás y Maruja Torres. Utilizar el hallazgo de un manuscrito me ha permitido dar pie al relato y presentar las reflexiones de Juana y los recuerdos de su amor por Felipe. A partir de esa idea, he utilizado distintos textos para documentarme. Mi profesor, Ignacio Galaz, me animó a participar y se interesó por mi relato.”

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Juana,al sentir cercano su aliento, supo en su fuero interno que ya nunca, nunca jamás su existencia tendría sentido sin él. ¡Oh, amor –se decía– mírame, mírame siempre, siempre como en este instante, que viendo tus ojos así, los míos se acunan en tu alma, y en ella lloran de gozo, el amor que a mi corazón desgarra! Ese encuentro supuso el comienzo de una apasionada historia de amor. Dos años después

nació su primogénita, Leonor. Le siguieron Carlos (que se convertiría en Emperador de Alemania y Rey de España), e Isabel en 1501. Juana y Felipe fueron reconocidos como herederos por las Cortes de Castilla y las de Aragón en 1502, el matrimonio se desplazó hasta Toledo, pero Felipe regresó a Flandes. Esta separación del matrimonio fue debida a la mala relación entre Felipe y los padres de Juana. Los Reyes Católicos no veían con buenos ojos que su hija, incapaz para gobernar, cediera todos sus derechos a su marido, ajeno a los intereses de Castilla. En efecto, Isabel dejó escrito en su testamento la evidente demencia de su hija Juana.

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Tras la jura de las Cortes enValladolid,Felipe se trasladó a Burgos,donde tomó la Casa del Cordón como residencia.En esta ciudad,Felipe recorría cada día el mercado,admiraba las bellas agujas de la Catedral y gozaba del albedrío de la gente popular,jugaba a la pelota y se rodeó de jóvenes músicos.Paradójicamente,sus pasiones le conducirían a la muerte.”

Tras la muerte de Isabel en 1504, Fernando II, su viudo, regente de Castilla, envía al político y comendador español Lope de Conchinchillos a Flandes, con la misión secreta de lograr que Juana le concediera poderes con los que gobernar Castilla sin los obstáculos de Felipe el Hermoso. Este fiel mensajero del rey Fernando será descubierto y ajusticiado, sufriendo en Flandes una cruel tortura. Percatándose Felipe de los avatares políticos, estrategias y recelos de su suegro y la demencia de su esposa, decide trasladarse junto a ella a Castilla. El desembarco de Felipe en La Coruña se produce en abril de 1506, tan solo cinco meses antes de su inesperada muerte.

Tras la jura de las Cortes en Valladolid, Felipe se trasladó a Burgos, donde tomó la Casa del Cordón como residencia. En esta ciudad, Felipe recorría cada día el mercado, admiraba las bellas agujas de la Catedral y gozaba del albedrío de la gente popular, jugaba a la pelota y se rodeó de jóvenes músicos. Paradójicamente, sus pasiones le conducirían a la muerte.

Conocía su suegro Fernando todo aquello que hacía, y sólo esperaba el momento para tenderle una trampa. Su odio a Felipe aumentó ante el incumplimiento de la llamada Concordia de Salamanca. Fernando hizo llamar a un trovador burgalés, Juan el Tunante, que estaba al servicio de Felipe, y le entregó un líquido para que lo envenenara. Felipe le consideró como uno

de sus más fieles servidores, aunque Juan siempre llevaba consigo el amargo licor de la traición. Así, una tarde de septiembre, Felipe salió para jugar a la pelota.Al terminar, Felipe aceptó gustoso el vaso de agua fría que su amigo Juan le ofreció. Después se sintió indispuesto y regresó a la Casa del Cordón.Allí guardó cama, pues sufría altas fiebres. El 25 de septiembre falleció. Durante el traslado del Cortejo Fúnebre, Juana mandó parar para abrir el féretro y su mente, confusa unas veces y lúcida otras, la conminaba a susurrarle: cuando todos se hayan ido, cuando sólo tus vecinos queden, en ese remanso de paz, cubierto mi pecho de rosas yo te iré a visitar. No habrá noche tenebrosa que hasta tu lado me impida llegar y allí, amor mío, al lado de tu tumba, mis desdichas te he de contar.

LA HORMA DE SU ZAPATO

LA HISTORIA DE LA MUERTE DE ISABEL LA CATÓLICA Y DE LA REDACCIÓN DE SU TESTAMENTO ABRE LA PUERTA A LA PUGNA DE AMBICIONES ENTRE FERNANDO DE ARAGÓN Y FELIPE EL HERMOSO.

Medina del Campo,12 de Octubre de 1504.

Fernando entró presuroso en la abarrotada estancia. –¿Cómo está?– le preguntó a un hombre que estaba sentado entre las sombras al fondo de la estancia.Este meneó la cabeza con tristeza. –No saldrá de ésta.La reina se muere– dijo la oscura figura. La cama de Isabel estaba rodeada de dignatarios de la corte; laureados nobles de

AUTOR: Andrés Fraga Domingo COLEGIO: I.E.S. Comuneros de Castilla POBLACIÓN: Burgos CATEGORÍA: Bachillerato “Me gusta sobre todo la novela y, especialmente, la novela histórica. El último libro que he leído es El egiptólogo, de Arthur Philips, una novela espectacular. He leído bastante del brasileño Paulo Coelho cuya prosa tiene especial sensibilidad. Con ocho y nueve años conseguí un par de segundos puestos en certámenes infantiles. Decidí centrarme en un pasaje de la vida del monarca, desarrollar la historia de aquella carta de Felipe a Fernando y me documenté sobre todo lo que el relato “me pedía”. La figura de Felipe me resultó muy estimulante y noté que daba pie para escribir una buena historia”.

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grandes feudos, la inteligente Beatriz Galindo, preceptora de la reina, el notario redactando el testamento e incluso el famoso Cardenal Cisneros. Todos se habían reunido allí para despedir a la Católica.Y tumbada en la cama, cubierta de blanco, bajo aquel dosel marfileño, estaba la reina.Aquella mujer, fuerte, entera, capaz de todo para conseguir sus objetivos, había quedado atrás, perdida en el tiempo. –Fernando… –dijo con un hilo de voz. –Mi querida esposa, siento haber tardado tanto. –Ruego que no te disculpes, es inútil. Pero sí necesito de ti un último favor, Fernando. –Sólo pídelo. –Has de evitar que Castilla caiga en manos de extranjeros que no sepan gobernar a nuestros súbditos. Si mi tan querida Juana persiste en su comportamiento, Felipe tomará el control de mis reinos, y un enjambre de nobles flamencos no conocedores ni del idioma castellano vendrán con él. Dispondré en mi testamento…– una ráfaga de tosidos proyectaron sangre sobre las sábanas–... dispondré en mi testamento que en el caso de que Juana no pueda o quiera gobernar, regentes tú, esposo mío, mis extensos reinos. ¿Lo harás? –Yo haré lo que dispongas. –Sea así… –esta vez las sacudidas fueron mayores– ¿Recuerdas, Fernando? ¿Recuerdas cómo me rescataste de las manos de Enrique? Disfrazado de mozo de mulas –esbozó lo que pareció una sonrisa–, qué cómico aspecto tenías cuando te presentaste en palacio cubierto de mugre, mi apuesto y joven rey guerrero. ¿Recuerdas? –Como si del día de ayer se tratara. Pero ahora

descansa Isabel– dijo muy entristecido. –Debo hacer una última cosa.Terminemos mi testamento, notario.Vaya escribiendo– susurró Isabel haciendo uso de sus últimas fuerzas. –E veyendo ser el príncipe mi hijo de otra nación y de otra lengua… ordeno e mando que cada e quando la dicha Princesa mi hija no estuviere en estos dichos mis Reynos, o después que a ellos viniere en algun tiempo aya de ir y estar fuera dellos, o estando en ellos no quisiere o no pudiere entender en la governación de ellos, que en cualquier de los dichos casos el Rey mi señor rija, administre e govierne los dichos mis Reynos e Señoríos… Gante, 7 de marzo de 1505

Era tarde de domingo y el sol brillaba fuerte sobre las vastas praderas de la campiña flamenca. Cinco caballeros, a lomos de fuertes jacas, surgieron de un bosquete. El caballero que iba en cabeza sostenía las riendas firmemente con su mano diestra, al tiempo que con la siniestra soportaba un bello azor, que clavaba sus afiladas garras con fuerza en el guante de cuero de su orgulloso dueño. Los hombres de retaguardia escoltaban a este primero y portaban los frutos de ese día de caza. Se abrieron las puertas de la majestuosa y siempre hermosa ciudad de Gante, y los caballeros atravesaron la puerta aumentando el ritmo. El que antes iba en cabeza se situó en el centro del grupo. –¡Paso al Archiduque! ¡Abran paso al Archiduque!– gritó uno de los acompañantes mientras arrollaba a una aldeana. La multitud se apartaba rápidamente al ver a esos cinco bravos rocines, regalados por el rey de Aragón, galopar a toda velocidad por los estrechos puentes que conectaban la ciudad. Llegaron al castillo, situado en pleno centro de la urbe, y dejaron sus bestias y el pequeño azor en los establos. El Archiduque de Austria, Felipe, se separó del resto y se dispuso a entrar en el castillo. Pero en la gruesa puerta de madera de roble que lo sellaba esperaba una mujer. Su pelo ondeando al viento resplandecía al reflejar la luz de aquella hermosa tarde de verano. Dos lágrimas resbalaban con gracia y soltura por sus mejillas, caídas de unos ojos vidriosos y brillantes. Felipe llegó hasta ella que lo agarró del brazo. –¿Dónde has pasado la noche?– no hubo respuesta. –¿Dónde has pasado la noche? –Asuntos de gobierno– dijo Felipe que, en respuesta y ya dentro del castillo, recibió una sonora bofetada. –¡Estás loca!– gritó, empujándola contra la pared de granito. Las facciones del rostro de la dama, antes frágiles y delicadas, se endurecieron. –¿Cómo te atreves a decirle eso a tu esposa?

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Entonces se le ocurrió la magnífica idea de enviar una carta a su suegro Fernando,firmada por sus mejores médicos,haciéndole ver que su hija Juana sufría una incapacidad que le impedía heredar el grandioso trono de Castilla.” ¿Cómo osas decirle eso a la futura reina de Castilla?– se puso de rodillas. –¿No me quieres, Felipe? Te he entregado mi amor, mi amor incondicional, ¿tanto es pedir lo mismo?– Ella rompió de nuevo en desconsolado llanto. –Mi tan querida esposa Juana, tu enajenación te impide ver la realidad– le dijo él con mucha sorna. –¡Maldito seas, Felipe! ¡Maldito seas! –Llevadla a sus aposentos y que se calle de una vez– dijo con autoridad. Dos guardias obedecieron arrastrando su cuerpo rebelde mientras gritaba y lanzaba patadas al aire.

Felipe entró en su despacho con un portazo, se quitó gorra y guante de cuero y los dejó encima de su amplia mesa de árbol de cerezo finamente tallada. Empotrado en la pared de la estancia, su relicario de fuego custodiaba una hoguera en apogeo. Cogió uno de sus sillones y se sentó frente a las llamas, grandes purificadoras de almas. Le sobrecogía ver cómo flotaban sobre las teas incandescentes (o sobre cuerpos herejes). Le ayudaba a pensar. Entonces se le ocurrió la magnífica idea de enviar una carta a su suegro Fernando, firmada por sus mejores médicos, haciéndole ver que su hija Juana sufría una incapacidad que le impedía heredar el grandioso trono de Castilla. Con esto, pensó Felipe, conseguir su proclamación como regente, o incluso rey, era coser y cantar. Así rezaba la carta: A Don Fernando,Rey de Aragón y de Sicilia,de Felipe, Archiduque de Austria: Estimado señor,le escribo para informar tanto a vos como a las cortes estamentales de los grandes impedimentos e incapacidades de diversas categorías que ha demostrado padecer su hija,Doña Juana de Castilla,para gobernar el vasto reino que ha heredado tras la lamentable muerte de su esposa Doña Isabel I. Enumero en esta carta alguna de sus anormalidades confiando en convenceros de su precario estado.A saber: –Frecuentes ataques de ira y de rabia acompañados de destrucción de mobiliario,histeria y griterío. –Amenazas y agresiones esporádicas haciendo uso de las manos e incluso de las armas a sirvientas de la corte. –Fuerte tendencia a la autodestrucción. –Intento de suicidio. –Enfermiza obsesión por controlar todo y a todos los que la rodean. –Delirios nocturnos. Por estas y otras razones considero que Juana no está en condiciones de hacer uso de su legítimo derecho de reinar en Castilla a título personal . Humildemente: Felipe,Archiduque de Austria.

Felipe releyó la carta un par de veces con atención, y emitió una sonora carcajada. Era genial. Fernando y las Cortes no podrían sino reconocerle a él, el Rey consorte, como regente de Castilla. En cuanto a Juana, no supondría problema alguno. La carta partió rumbo a Castilla el día siguiente escoltada por una gran flota de mercaderes venecianos que se dirigía hacia sus escarpadas costas. La incertidumbre y la gran ignorancia de Felipe sobre lo que allí ocurría generaban en él una intensa sensación de impotencia que le revolvía las vísceras y le encogía el estómago hasta quitarle el apetito. La mañana siguiente, al toque de campana, acudió Felipe a las praderas situadas más allá de las murallas. Iba acompañado de tres de sus caballeros, viejos amigos de infancia, en los cuáles no sabía ya hasta que punto podía confiar. En palacio detrás de cada esquina había una daga, y cada comida y cada trago ingerido comportaba un riesgo. Le daba miedo pensar que en su rico vino francés su mejor amigo podría introducir unas gotas de cicuta, o que su mujer, en uno de sus delirios, acaso le atacaría por la espalda con su propia espada que, como siempre decía, era del más exquisito y fino de los aceros toledanos.Todos estos pensamientos volvían loco a Felipe que bajaba con sus súbditos a practicar el hermoso arte de la espada. Le relajaba repartir estocadas a diestro y siniestro al tiempo que esquivaba, con la destreza que le caracterizaba, las que le lanzaban sus enemigos provisionales. “Golpe alto, agacharse, golpe bajo, protección lateral, protección alta, golpe bajo…” Cada movimiento y cada gesto formaban parte de una danza compleja al son del silbido de las espadas y de los chasquidos agudos que provocaba el contacto de sus aceros. Aquel día comió a solas con Juana que, a pesar de todo y sólo en contadas ocasiones, Felipe reconocía que era una extraordinaria compañía, puesto que no hablaba mucho y era inteligen-

te; loca, pero inteligente.Además se encontraba excepcionalmente cordial ese día, lo que extrañó a Felipe que decidió, para evitar peligros, dar de probar la comida a escondidas a uno de sus siervos.Y sólo entonces se dignó probar bocado del suculento pollo asado que reposaba pacientemente sobre la mesa, del cual emanaba una intensa columna de humo gris. Le sirvieron un gran trozo de exquisita carne, pero apenas la probó. Cogió una manzana de un gran plato de fruta y se fue del comedor sin despedirse de Juana, que rompió a llorar en cuanto Felipe desapareció por la puerta. Felipe fue a su despacho y se reunió con sus consejeros en una rutinaria y soporífera sesión. Más tarde se dirigió a la enorme catedral de San Bavón a cumplir sus obligaciones como cristiano. Fue una larga y aburrida ceremonia. Los sacerdotes cantaban, y el obispo predicaba el Nuevo Testamento con voz monótona. Felipe pensaba y pensaba ¿Cuál debía ser su próximo movimiento en su carrera hacia el gobierno en Castilla? Entre tanto el obispo empezó con una disertación sobre el hombre, el pecado y la venta de indulgencias para redimir las almas de los campesinos muertos, que ya estaban condenadas de antemano a residir en el purgatorio durante la eternidad.

Felipe,harto,alzó la vista. Mientras la gente rezaba, contempló a través de las vidrieras cómo la creciente oscuridad anunciaba el fin de aquel día. En lo alto avanzaban sin prisa unas negras nubes, que devoraban paulatinamente el azul del cielo. El Consejero miró hacia Felipe: –Mañana lloverá– susurró. Felipe le contestó con un gruñido, se reacomodó en su asiento, ladeó la cabeza y apaciblemente cayó dormido como un niño. Semanas después, tras una larga travesía, complicada debido a las tormentas, la carta llegó a manos del Católico.Y paradojas de la vida, provocó en él el mismo efecto que en su autor. –Inocente, inocente…– dijo entre risas.

Dibujando a Felipe el Hermoso LAURA ESTEBAN Autismo Burgos

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a representación pictórica de las personas con autismo va adquiriendo carta de identidad, gracias a la espléndida producción del género y a la mentalidad de quien, ateniéndose a unas determinadas maneras de pintar y de ver propias, muestra su peculiar forma de percibir, evidenciando distintas “representaciones de la realidad”. Autismo Burgos agradece a Caja de Burgos la iniciativa de confiar la labor de recrear para su revista la vida de Felipe el Hermoso en su breve estancia en la Casa del Cordón. Un proyecto ilusionante que nuestros jóvenes han llevado a cabo con interés y desde puntos de vista nuevos. Ellos han recreado la vida del monarca en tierras castellanas aportando entidades visuales llenas de simplificaciones y sorprendentes contrastes de color. Pero ustedes se preguntarán ¿por qué la imagen está ligada al autismo? Pues bien, las personas con autismo presentan graves problemas de comunicación, y el canal visual es la vía sensorial prioritaria de estos jóvenes, en contraste con las dificultades que para ellos conlleva el canal verbal. Apoyándose en el lenguaje artístico, entre otros, como herramienta visual, estructuran su vida, comprenden con facilidad los diferentes contextos cotidianos, expresan su emociones, juegan, … Por tanto, la imagen es para ellos una resolución formal, en un lenguaje paralelo, que ante todo les es útil, como apoyo al aprendizaje y a la comunicación en cualquier contexto; esto, unido a la variedad de facetas que posibilita el trabajo artístico, les permite resolver alternativas diversas adaptadas a las capacidades, gustos y preferencias personales, facilitando su inclusión e integración social. Esta oportunidad brindada a nuestros

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jóvenes por Caja de Burgos representa el reconocimiento merecido a su esfuerzo silencioso que, desde hace ya varios años, llevan a cabo en el Centro de Día para adultos de Autismo Burgos, y un apoyo a sus habilidades plásticas. Normalizar y dar a conocer las habilidades laborales y profesionales de estos jóvenes ha sido una de las finalidades de la Asociación Autismo Burgos e iniciativas como la de Caja de Burgos apoyan con fuerza dicho objetivo.

Las personas con autismo, con expresión individualizada, han respondido a esta confianza depositada en ellos con retazos visuales ajenos a los cánones estándar, recreándose y analizando a través de una mirada nueva el escaso material gráfico existente sobre la Figura de Felipe el Hermoso. Dotando a sus dibujos de pinceladas de color ocurrentes y novedosas, determinadas por una forma de sentir y percibir propias. Estas imágenes emergentes se presentan como nuevas alternativas para explicar las ya existentes de Felipe el Hermoso, todo un juego subjetivo de creación.

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a llegado a su fin la primera edición de Liter@ria y es el momento de las valoraciones. La iniciativa de Caja de Burgos de proponer un concurso literario online ha resultado muy positiva, por su adecuación a la edad de los destinatarios y a los tiempos actuales. Además, el uso de internet ha hecho posible una participación más ágil, una lectura universal de los trabajos y ha brindado la oportunidad de valorar los textos presentados por medio del sistema de votaciones. Los escolares burgaleses han

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acogido con entusiasmo el concurso literario, con relatos cuya calidad media merece nuestra enhorabuena. Su participación les ha permitido profundizar en el personaje histórico de Felipe el Hermoso y descubrir un acontecimiento histórico local muy poco conocido, que se desarrolló en un contexto político fundamental para la formación europea. Por otra parte, nuestros jóvenes han aprendido que la literatura es una forma de ocio alternativa y una vía para profundizar en los temas literarios universa-

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les como el amor, la muerte, la fidelidad, la ambición... Felicitamos a los ganadores. Sus textos tienen una gran calidad literaria. No ha sido fácil la elección. Además, todos los participantes tienen que pensar que han ganado por haber sido capaces de superar el miedo a la página en blanco. El amor a la literatura necesita un esfuerzo continuo, pero os aseguramos que nunca os va a defraudar. El jurado agradece el interés de los centros, de los profesores y de todos los alumnos que, mes a mes, han perma-

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necido fieles a esta propuesta de Caja de Burgos. Liter@ria se toma unas vacaciones, pero en este periódico quedará reflejado, para siempre, vuestro talento y vuestra sensibilidad. Se nos ha hecho el honor de elegirnos para valorar vuestros trabajos, lo que nos ha supuesto una experiencia estimulante. Hemos disfrutado con la lectura de vuestros relatos sobre la vida, y muerte, de Felipe el Hermoso y estamos seguros de que, gracias a vosotros, la literatura tiene futuro.

FERNANDO ORTEGA

NURIA CARRILLO

CARLOS DE LA SIERRA

Ha participado y promovido diversas iniciativas culturales. Director de la revista infantil BiB y de la de creación literaria Plaza de San Juan ha colaborado asimismo en periódicos y revistas burgalesas. En 2005 ha sido miembro del Comité de Ayudas a la Edición, del IMC del Ayuntamiento de Burgos y del jurado del Concurso de Cuentos promovido por la Universidad de Burgos. Ha escrito ocho libros –algunos en colaboración– entre los que cabe destacar Burgos, paseos literarios, Diccionario de la Cultura en Burgos, siglo XX y Breve historia de la ciudad de Burgos.

Doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Valladolid y profesora de Literatura española en el Departamento de Filología de la Universidad de Burgos. Como investigadora se ha dedicado especialmente a la narrativa actual, campo en el que ha publicado varios libros y numerosos artículos en revistas especializadas. Ha participado en Congresos e impartido conferencias tanto sobre autores clásicos como contemporáneos. Ha coordinado los talleres de escritura sobre cuento y poesía que ha organizado Caja de Burgos.

Se ha impuesto como un autor imprescindible en el panorama literario de Burgos y Castilla y León. Su amplia y original obra, sus cientos de artículos periodísticos y sus conferencias dan fe de lo dicho. Su variada obra incluye Burgos, la ciudad vivida, junto a Fernando Ortega; Los santos días del pasado; De Bardulia a Castilla; Olegario el del Centenario, junto a Virgilio Mazuela; Olegario de Nicodemus. Venturas y desventuras de un cristiano viejo; El Caminante. La Trilogía Esencial que incluye Celestial, Terminal e In memoriam. En este apartado se debe incluir un breve e intenso libro, a modo de destilación literaria de los anteriores: Réquiem.

5 de junio Entrega de los Premios Liter@ria Caja de Burgos.

Septiembre – diciembre Exposición La Belleza y la Locura. Felipe I el Hermoso, Rey de Castilla y último Duque de Borgoña.

25 de septiembre Concierto de “The Scholars Ensemble” Reconstrucción de la Capilla de Borgoña que acompañó a la Corte de Felipe el Hermoso durante sus dos viajes a España (1501-1502 y 1506).

Octubre - noviembre Histrión Teatro. Representación de la obra La reina que no quiso reinar, de Jesús Carazo.