LIBRO DEL AMOR A DIOS

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El amor a Dios es la última de las estaciones (maqamat) y el más elevado y excelente de los ... Aquí se enumeran los capítulos que componen el libro y que.
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ABU HAMID AL-GAZALI

LIBRO DEL AMOR A DIOS Extraído de: “La Revivificación de las Ciencias Religiosas”

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BISMILLAH AR RAHMAN AR RAHIM

¡Alabado sea Dios! Quien ha preservado el corazón de Sus Amigos del ocuparse de la vanidad y de la opulencia de este mundo y ha purificado sus pensamientos más íntimos de considerar otra cosa que Su Presencia. Después los ha elegido para que se dedicasen a Él sobre la alfombra de Su Poder y se ha manifestado a ellos con Sus nombres y Sus Atributos para que los iluminasen con la luz de Su conocimiento. Él ha roto para ellos los velos que ocultaban Su rostro, para que ardan con el fuego de Su amor. Finalmente, Él se ha escondido a ellos en la esencia de Su Majestad dejándolos extraviados en la vastedad de Su Magnificencia y de Su Grandeza. Cada vez que el temblor les asalta al contemplar la esencia de la Majestad, los sumerge en el estupor por aquello que les supera el intelecto y la capacidad de discernimiento. Cada vez que se proponen escapar, desesperados, se sienten llamar por detrás del velo de la Belleza: “¡Paciencia, tu que desesperas por obtener al Verdadero a causa de tu ignorancia y premura!”. Y ellos permanecen así, entre el rechazo y la aceptación, el alejamiento y la intimidad (wusul), sumergidos en el mar de Su conocimiento, quemados en el fuego de Su amor. Las bendiciones sean sobre el Profeta Muhammad, el Sello de los Profetas por la perfección de su Profecía; sobre su familia y sus Compañeros, señores e imames de las criaturas, guías y riendas del Verdadero. ¡Abundancia de paz!

Comentario [CU1]: Autoridades supremas de la comunidad musulmana

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PREMISA

El amor a Dios es la última de las estaciones (maqamat) y el más elevado y excelente de los escalones. Después de la percepción del amor no hay ninguna estación que no sea alguno de sus frutos y uno de sus corolarios, tal como lo son el deseo, la familiaridad, la satisfacción y lo que a estos se asemeja. Antes del amor no existe estación que no sea uno de sus preludios, tal como el arrepentimiento, la paciencia, la ascesis y otras. Aunque si bien será difícil llegar a todas las estaciones, no por ello los corazones deben dudar de que sea posible. En cuando al amor por Dios, es tan difícil creerlo, que un Doctor de la Ley negó su posibilidad diciendo: “El amor no es otra cosa que perseverar en la obediencia a Dios. En cuanto a la realidad profunda del amor, es un absurdo, excepto que entre los seres del mismo género y tipo”. Ya que ha sido negado el amor por Dios, queda negada la familiaridad, el deseo, el placer del íntimo coloquio y todos los otros requisitos y corolarios del amor. Por que es necesario echar luz sobre tales cuestiones, expondremos en este libro los argumentos.

Comentario [CU2]: Aquí se enumeran los capítulos que componen el libro y que no hemos traducido en su totalidad por que algunos de ellos carecen de interés para nuestros fines.

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TESTIMONIOS DE LA LEY SOBRE EL AMOR DEL SIRVIENTE POR DIOS

Sabe Que la Comunidad, unánimemente, afirma que el amor por Dios y por su enviado es una obligación. ¿Pero cómo se podría obligar lo que no existe? Y ¿Cómo interpretar al amor como obediencia cuando la obediencia es el corolario y el fruto del amor? Es preciso que el amor tenga precedencia, y luego que quien ama obedezca. La prueba confirmatoria del amor que se tiene por Dios está en Sus palabras: “Él les amará y ellos Lo amarán” (5,54) y también: “Quienes son creyentes, con más fuerza aman a Dios” (2,165). Estas palabras son una confirmación del amor por Dios, y confirmación del diferenciarse de los hombres en los grados del amor. El Enviado de Dios (P. y B.) ha hecho del amor a Dios una condición de la fe, según numerosas tradiciones. Cuando Abu Razis al-‘Uqayli le preguntó: “OH Enviado de Dios ¿Qué es la fe?” él respondió: “Consiste en el hecho de que Dios y Su Enviado sean amados por ti más que ninguna otra cosa”. Según otra tradición se cuenta que dijo: “Ninguno de vosotros cree realmente hasta que Dios y Su Enviado no les sean más amados que cualquier otra cosa”. Y aún en otra: “No tiene fe el sirviente hasta que no seré más amado que su familia, sus bienes y que todos los seres humanos” y en una versión se agrega: “y más aún que a sí mismo”. Cómo no podría ser así, si Dios dijo: “Si vuestros padres, y vuestros hijos, y vuestras mujeres, y vuestra tribu, y los bienes que habéis conquistado, y un comercio que teméis que pueda andar en la ruina, y las casas que amáis, os son más amadas que Dios y Su Mensajero y que la lucha en Su Camino ¡Entonces esperad hasta que Dios os haga llegar Su Orden destructora, Dios no ama gente perversa!” (9,24). Él dice esto a modo de intimidación y reproche. El Enviado de Dios ha ordenado el amor y ha dicho: “Amad a Dios por la Gracia con la que os nutre, amadme por el amor que Dios me tiene”. Se cuenta que un hombre le dijo al Enviado: “¡OH Enviado de Dios, te amo!” y que él le respondió: “¡Prepárate para la pobreza!”. El hombre agregó: “¡Amo a Dios!” y el Enviado de Dios le respondió: “¡Prepárate para la prueba!”. Se sabe que ‘Umar relata que el Profeta (P. y B), viendo que Mus’ab Ibn ‘Umayr venía a su encuentro cubierto solamente con una piel de cordero dijo: “¡Miren a este hombre a quien Dios ha iluminado el corazón! Lo he visto junto a sus padres que lo alimentaban con los mejores alimentos y bebidas ¡Y miren cómo el amor por Dios y por Su Enviado lo ha llamado a lo que ahora veis!” Una célebre tradición transmite: “Abraham dijo al Ángel de la muerte cuando éste vino a tomar su espíritu: “¿Has visto alguna vez que un amigo haga morir a su amigo?”. Entonces Dios le reveló: “¿Hasa visto alguna vez a un amante encontrar desagradable el ir a encontrar a su bienamado?”. Entonces Abraham dijo: “¡OH Ángel de la muerte, tómame enseguida!”. Esto ocurre solamente con el sirviente que ama a Dios de todo corazón. Si sabe que la muerte es la causa del encuentro con Dios, su corazón lo ansía, no tiene otro amado más que Él, al punto de ocuparse exclusivamente de Él. Nuestro Profeta (P. y B.) en su invocación decía: “Dios mío, concédeme de amarTe y de amar a quien Te ama,

Comentario [CU3]: Hechos o dichos del Profeta Muhammad (P. y B:)

5 y de amar lo que me acerca a Tu amor. Haz que mi amor por Ti me sea más preciado que el agua fresca”. Un beduino llegó a lo del Profeta (P. y B.) y le preguntó: “OH Profeta de Dios ¿Cuándo llegará La Hora?” Él le respondió: “¿De qué manera te has preparado para ella?”. El otro agregó: “No me he preparado con muchas oraciones ni con muchos ayunos, pero amo a Dios y a Su Enviado”. Entonces el Enviado dijo: “El hombre estará con Aquel a quien ama”.Anas dijo: “No he visto jamás a un musulmán alegrarse por algo, luego de la aceptación del Islam, en el modo en que aquel beduino se alegró de esta respuesta”. Abu Bakr al-Siddiq dijo: “Quien ha gustado el puro amor de Dios ha sido exento de buscar en este mundo y se ha aislado de toda la humanidad”. Al-Hasan dijo: “Quien conoce a su Señor Lo ama y quien conoce este mundo lo rechaza. El creyente se olvida de él, al punto que si piensa en él se entristece”. Abu Sulayman al-Darani dijo: “Entre todas las criaturas de Dios hay algunas que ni los Jardines del Paraíso, ni el goce que allí se encuentra, los distraen de Él ¿Cómo, entonces, podrían distraerse de Él por causa de este mundo?”. Se cuenta que Jesús encontró a tres hombres cuyos cuerpos estaban pálidos y demacrados, les preguntó: “¿Qué es lo que os ha llevado a lo que veo?”. Respondieron: “¡El miedo al Infierno!”. Jesús dijo: “Dios quiera tranquilizar a quien teme”. Más adelante encontró a otros tres hombres todavía más flacos y pálidos que los primeros y les preguntó: “¿Qué es lo que os ha llevado a lo que veo?” y respondieron: “¡El deseo del Paraíso!”. Jesús les dijo: “Dios quiera concederos lo que esperáis”. Siguió adelante y encontró a otros tres hombres, también ellos estaban demacrados y pálidos, pero había como reflejos de luz en sus rostros. Les preguntó: “¿Qué es lo que os ha llevado a lo que veo?” y ellos contestaron: “¡Amamos a Dios!” Entonces Jesús exclamó: ¡”Vosotros sois (muqarrabun) los Cercanos, los Cercanos, los Cercanos!”. ‘Abd al-Wahid Ibn Zaid dijo: “Encontré un hombre que estaba inmóvil en medio de la nieve, por lo que le pregunté: “¿No sientes frío?” y él respondió: “¡Quien se encuentra totalmente cautivo del amor por Dios no siente el frío!”. Se cuenta que Sari al-Saqati dijo: “Las comunidades serán llamadas el día de la Resurrección bajo el nombre de sus Profetas y se les dirá: “¡OH comunidad de Moisés! ¡OH comunidad de Jesús! ¡OH comunidad de Muhammad!” excepto a los amantes de Dios, a ellos se los llamará: “¡OH amigos de Dios, venid junto a Dios, Gloria a Él!” y sus corazones estarán casi desarticulados de la alegría”. Harim Ibn Hayyam dijo: “El creyente, si conoce a su Señor, Lo ama, si Lo ama va hacia Él, si encuentra alegría en el ir hacia Él, no mira este mundo con el ojo de la pasión y no mira al Más Allá con el ojo de la indiferencia. La dulzura lo agota en este mundo y lo hace reposar en el Más Allá”. Yahya Ibn Mu’ad dijo: “La indulgencia de Dios acoge las culpas ¿Qué decir entonces de Su complacencia? Su complacencia acoge las esperanzas ¿Qué decir entonces de Su amor? Su amor desconcierta los intelectos ¿Qué decir entonces de Su afecto? Su afecto hace olvidar lo que Le es inferior. ¿Qué decir entonces de Su benevolencia?” En algunos libros se lee: “Mi sirviente, Yo te juro que ¡te amo! Por el derecho que tengo sobre ti ¡se para Mi un amante!”. Yahya Ibn Mu’ad dijo: “El peso de un grano de mostaza de amor me es más querido que sesenta años de devociones sin amor”. También dijo: “Dios mío, yo me he establecido en el anularme en Ti, ocupado solamente en Tu alabanza. Ya de niño me has guiado hacia Ti, me has vestido con Tu conocimiento y me haz

6 hecho posible Tu benevolencia, me has llevado a los estados espirituales y me has hecho probar muchas prácticas: desconocimiento, arrepentimiento, ascesis, deseo, satisfacción y amor. Me has saciado la sed en Tus fuentes y me has dejado libre en Tus Jardines, perseverante a Tus órdenes y enamorado de Tus palabras. Pero ahora que mi bigote ha crecido y mi presagio ha aparecido ¿cómo podría alejarme de Ti, ahora que soy viejo, dado que Tú me has acostumbrado a todo esto desde niño? Paso todo el tiempo junto a Ti, en el rezar entregado y en el dirigir una humilde súplica a Ti, por que soy un amante, y cada amante está perdidamente enamorado de su bienamado y desinteresado de toda otra cosa que su bienamado”. Se leen acerca del amor a Dios innumerables tradiciones y dichos que no son posibles citarlos todos. Estas son cosas claras, pero es oscuro precisar su significado. ¡Hagámoslo, entonces!

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EL DISCURSO SOBRE LOS SIGNOS DEL AMOR DEL SIERVO POR DIOS

Sabe, que cada uno pretende de amar a Dios, pero ¡cuán fácil es el afirmarlo y cuán raro es el significado! El hombre no debe dejarse seducir por las insidias del demonio ni por los engaños del alma concupiscente, cada tanto se pretende de amar a Dios, sin antes haberlo examinado por sus signos, y sin haber buscado la demostración y las pruebas. El amor es un buen árbol, sus raíces son firmes, sus ramas se elevan por el Cielo y sus frutos se manifiestan en el corazón, en la lengua y en los miembros. Estas señales que se expanden desde el alma, del corazón y de los miembros, prueban la existencia del amor como el humo prueba la existencia del fuego y los frutos prueban la existencia de los árboles. Son señales innumerables: 1- Amar a Dios es desear encontrar al Bienamado mediante la revelación y la contemplación en la Morada de la Paz. No es concebible que el corazón ame a un ser amado sin desear verlo y encontrarlo. Si sabe que no puede unirse con Él sin despedirse de este mundo y separarse de éste muriendo, entonces debe amar la muerte en lugar de escapar de ella. Al amante no le es gravoso el viaje desde su país a la residencia de su Amado, para así poder contemplarlo. La muerte es la llave del encuentro y la puerta de acceso a la plena visión de Dios. El Enviado ha dicho: “A quien ama encontrase con Dios, Dios ama encontrarlo”. Huidayfa cuando estaba por morir dijo: “Un bienamado ha quedado en la miseria, no tendrá éxito quien se arrepiente (de sus palabras)”. Uno de los Predecesores ha dicho: “No hay virtud en el siervo más amada por Dios, después del amor por el encuentro con Dios, que la usanza de numerosas postraciones. Pero ha dado al amor por el encuentro con Dios la prioridad absoluta sobre las postraciones”. Dios -¡Glorificado sea!- ha puesto como condición de la verdadera sinceridad del amor, el combate en el Camino de Dios. Por que han dicho: “Cierto, nosotros amamos a Dios”, Él ha hecho del combate en el Camino de Dios y la búsqueda del martirio Su signo, y ha dicho: “En verdad Dios ama a quienes combaten en Su Camino en formaciones cerradas” (61,4). El Omnipotente y Excelso dijo: “Ellos combaten en el Camino de Dios, matan y son muertos” (9,111). En el buen consejo de Abu Bakr a Umar: “La verdad es gravosa y no obstante su pesadez es fácilmente digerible; la mentira es ligera, y no obstante su ligereza es indigesta. Si te acuerdas de mi consejo, no te será ausente más anhelado que la muerte, ella te tomará. Si olvidas mi consejo, no te será ausente más odioso que la muerte, pero no podrás escaparte de ella”. Se transmite que Ishaq Ibn Sa’d Ibn Abi Waqqas dijo: “Mi padre me ha contado que ‘Abd Allah Ibn Gahs, el día de Uhud le habría sugerido: “¿Quieres que invoquemos a Dios?”, ambos se retiraron a una esquina, ‘Abd Allah Ibn Gahs invocó a Dios diciendo: “¡OH Señor te conjuro! Cuando mañana encontraré al enemigo, has que encuentre un hombre valiente y lleno de resentimiento, lo combatiré por Ti y él me combatirá, me capturará y me cortará la nariz y las orejas y luego me herirá en el vientre. Si mañana Te encontraré me dirás: “¡OH ‘Abd Allah! ¿Quién te ha amputado la nariz y las orejas?” y yo te responderé: “Ha sido por Ti, Señor, y por Tu Enviado”, entonces Tu me dirás: “Eres sincero”. Sa’d

Comentario [CU4]: Hudayfa ibn Husayl (M. 36) transmisor de hadices

Comentario [CU5]: Son un momento de la plegaria.

Comentario [CU6]: (M.16) Uno de los primeros compañeros del Profeta (P. y B.) Comentario [CU7]: M. 3, en la batalla de Uhud

8 agrega: “Lo encontré al caer la tarde, y verdaderamente su nariz y sus orejas habían sido cortadas a sablazos” Sa’id Ibn al-Musayyab dijo: “Espero que Dios mantenga la otra parte de su juramento así como ha mantenido la promesa de a primera”. Al-Tawri y Bishr al-Hafi solían decir: “Solamente quien tiene dudas siente aversión por la muerte, porque el bienamado, en ningún caso, tiene aversión a encontrar a su Bienamado”. Al-Buwaiyti le preguntó a un asceta: “¿Amas la muerte?”. Después de un momento de excitación respondió: “Si fuera sincero debería amarla”, y recitó las palabras del Altísimo: “Auguraos la muerte si sois sinceros” (2,94). Al-Buwaiyti replicó: “El Profeta (P. y B.) dijo: “Ninguno de vosotros debe augurarse la muerte”. El asceta respondió: “Cuando dijo esto, era a propósito de un mal que le había ocurrido, por que estar satisfecho con el decreto de Dios es preferible a tratar de esquivarlo”. Si tu dices: “Quien no ama la muerte ¿puede pensar de ser un amante de Dios?” Te respondo: La aversión a la muerte puede ocurrir por amor a este mundo y por el dolor de separarse de la familia, de los bienes, de los hijos. Esto es incompatible con la perfección del amor a Dios, por que el amor perfecto es aquel que penetra en todo el corazón. No es todavía improbable que exista junto al amor por la familia y los hijos, algo de amor a Dios, si bien débil. Efectivamente, los hombres se diferencian en el amor, la prueba de esta diferencia está en lo que se recuerda de Abu Hudayfa Ibn ‘Utba Ibn Rabi’a Ibn al-Shams, cuando dio en esposa a su hermana Fátima a Salim, su esclavo liberto. Los Quraysh le reprocharon esto diciéndole: “¡Das en esposa una de las mejores del Quraysh a un esclavo liberto!”. Abu Hudayfa respondió: “¡Por Dios! Se la he dado en esposa por que se que él es mejor que ella”. Esta respuesta apareció a sus ojos más pesada que su modo de obrar. Después agregaron: “¡Pero como, ella es tu hermana y él tu esclavo!”, y Abu Hudayfa respondió: “He sentido al Enviado de Dios decir: “Quién quiera ver a un hombre que ama a Dios con todo su corazón, que lo mire a Salim”. Esto prueba que entre los hombres están quienes no aman a Dios con todo el corazón, es decir: Lo ama, pero también a otra cosa distinta de Él, y sin duda, su gozo en el encontrar a Dios, cuando llegará a Él, estará en relación a la medida de su amor por Él; su sufrimiento al separarse de este mundo en el momento de la muerte, será en la medida de su amor por este mundo. La segunda causa de la aversión a la muerte es que el siervo se encuentre en la estación inicial del amor, no rechaza entonces la muerte, si no su prematura llegada, antes de que se encuentre listo para el encuentro con Dios. Esta segunda causa no es prueba de una debilidad en el amor a Dios, por que él se comporta como el amante a quien le llega la noticia de la llegada del amado y quiere que se retrase una hora su llegada para poner en orden la casa, hacer los preparativos necesarios para poder acogerlo como desea: con el corazón vacío de preocupaciones, aligerado de todo peso. La aversión a la muerte por esta causa no es absolutamente incompatible con la perfección de amor. Su signo es la asiduidad en la práctica, en el estar absorto en la preocupación de la preparación [del encuentro con Dios]. 2- Que él prefiera lo que Dios ama a lo que él ama, tanto exteriormente como interiormente, que se someta a la fatiga de la práctica, que evite de seguir las pasiones, que se sustraiga al lujo y la molicie, que no cese de aplicarse en la obediencia a Dios y de aproximarse a Él con las obras super-rogatorias, en fin: que no cese de buscar la excelencia en la calidad de los grados de la proximidad

Comentario [CU8]: Discípulo de Ma’ruf al-Karhi (M. 200)

Comentario [CU9]: Discípulo de alShafi’i, murió en prisión entre el 228 y el 233

Comentario [CU10]: M. 2, en la batalla de Badr

9 a Dios, tal como el amante trata de aproximarse al máximo posible al corazón de su amado. Dios ha descripto a quienes aman con altruismo diciendo: “Aman a quienes emigran junto a ellos y no prueban en sus pechos ninguna envidia por lo que se les ha dado y les prefieren a ellos mismos, aún cuando a ellos los aflige la pobreza” (59,9). Quien persevera en seguir los dictados de su pasión, desea con pasión a su amado. Es más, dejará de lado la propia pasión, por lo que desee apasionadamente su amado, como ha sido dicho: “Deseo reunirme con él, cuando él desea dejarme, dejo lo que deseo por lo que él desea”. Aún así, cuando prevalece el amor somete a la pasión egoísta y no queda ningún goce que no sea el amado. Como se cuenta de Zulaika cuando volviose creyente y José la desposó. Ella se aislaba de él, se retiraba para hacer acto de devoción y dedicarse a Dios. Cuando José la invitaba de día al lecho, ella lo postergaba para la noche, si él la invitaba de noche, ella lo postergaba para el día. Un día le dijo: “OH José, te amaba, pero eso era antes de que Lo conociese. Después que Lo he conocido, el amor por Él no ha dejado permanecer amor alguno por otro, y no quiero sustituto”. José le respondió: “Pero, es Dios quien me ha ordenado esto, y me ha hecho saber que hará nacer de ti dos hijos y los hará profetas. Entonces Zulaika dijo: “Por que Dios te ha ordenado esto, y ha hecho de mí un camino a Él, obedezco a la orden de Dios”. Y por ello yació junto a él. Finalmente, quien ama a Dios no le desobedece, a este propósito ha dicho Ibn al-Mubarak: “Tu desobedeces a Dios mientras exteriormente manifiestas de amarLo Por mi vida, entre todas las conductas humanas esta es bien extraña Si verdaderamente tu amor fuera sincero le obedecerías Porque siempre el amante obedece a aquel que ama Ha sido dicho en este sentido: “Dejo lo que deseo por pasión de lo que tu deseas Me contento con aquello que te contenta, aunque mi alma esté descontenta”. Sahl dijo: “El signo del amor es preferirLo a ti mismo, no todos los que han obrado en obediencia a Dios Poderoso y Excelso, han sido amantes, el amante es aquel que evita las cosas prohibidas”. Y es tal como dice, porque su amor por Dios es a causa del amor que Dios tiene por él, como dice el Altísimo: “Él les amará como ellos Lo amarán” (5,54). Si Dios ama al siervo, lo hace Su aliado y lo vuelve victorioso contra sus enemigos. Su enemigo es él mismo y sus pasiones, pero Dios no permite que sea tomado ni que flaquee por los deseos y las pasiones. A este propósito el Altísimo dijo: “Dios sabe mejor que vosotros quienes son vuestros enemigos. Dios basta como Protector, Dios basta como Socorredor” (4,45). Si tu dices: “¿La desobediencia es entonces contraria al amor?”. Te respondo: Es contraria a su perfección, no lo es a su principio. Cuantos hombres se aman a sí mismos y, sin embargo cuando enferman, aún amando la salud comen de lo que les hace daño, no obstante saben que les hace mal. Este comportamiento no prueba la falta de amor por sí mismos, pero es prueba de que el conocimiento puede atenuarse y la pasión prevalecer, de esa manera son incapaces de cumplir con lo que el amor reclama. Lo confirma lo que se relata, cuando Mu’ayman era llevado ante el Enviado de Dios por cada pequeña falta, y fue castigado por una desobediencia que había cometido, hasta que un día Mu’ayman fue llevado ante el Enviado de Dios para que le

Comentario [CU11]: La mujer de Putifar, en la historia de José narrada en el Corán.

Comentario [CU12]: Poeta místico persa, M. 181

Comentario [CU13]: Sahl al-Tustari (M 283) uno de los maestros de al-Hallaj

10 inflingiera algún castigo, entonces un hombre lo maldijo diciendo: “¡Con que frecuencia es llevado ante el Enviado de Dios!” a lo que el Enviado dijo: “No lo maldigas, por que él ama a Dios y a Su Enviado”. De modo que, no obstante la desobediencia, no lo ha privado del amor, cierto, pero, que la desobediencia lo ha privado de la perfección del amor. Un iniciado ha dicho: “Si la fe permanece en la superficie del corazón él ama a Dios con un amor mediano, si en cambio penetra en lo profundo del corazón, Lo amará con intenso amor y evitará el pecado”. Resumiendo: en el pretender amar hay un peligro, y a este propósito dijo Fudayl: “Si te preguntan si amas a Dios, calla, porque si respondes que no eres un infiel, y si respondes que si no puedes ser calificado con la cualidad de los amantes. ¡Cuídate del odio!”. Un hombre docto dijo: “No existe en el Paraíso goce más elevado que el de la gente del conocimiento y del amor, y no hay en el infierno sufrimiento más intenso que el de quien ha pretendido el conocimiento y el amor y no tenía nada”. 3- Que esté dedicado a invocar el nombre de Dios, sin que su lengua se detenga ni que su corazón se llene. Quien ama una cosa inevitablemente la menciona a menudo, y menciona lo que de ella se refiere. El signo del amor a Dios es mencionar constantemente Su nombre y amar el Corán, que es Su palabra, y amar al Enviado de Dios, y amar todo lo que se relacione con Él, “quien ama a un hombre, ama el perro de su casa”. El amor, cuando es intenso, desborda al amado para abrazar a todo lo que es del amado, todo lo que lo rodea y todo lo que a él se refiere. Esto no es asociacionismo en el amar, ciertamente, quien ama al Enviado de Dios lo ama por que es Su enviado, y su palabra por que es Su palabra. Su amor no va más allá de Él, al contrario, es una prueba de la perfección de su amor. Aquel en cuyo corazón prevalece el amor a Dios, ama todas las criaturas de Dios, en tanto y cuanto ellas son Sus criaturas. ¡Cómo no amar al Corán y al Enviado y a los devotos siervos de Dios! Ya hemos examinado esto en el “Libro de Las Buenas Maneras en Cuestión de Hermandad y Amistad”. A este respecto el Altísimo dice: “Di: Si verdaderamente amáis a Dios seguidme y Dios os amará” (3,31), y el Enviado de Dios dijo: “Amad a Dios por la gracia que os da en alimento, y amadme a mí por [amor a] Dios”. Sufyan dijo: “Quien ama lo que Dios ama, ama a Dios. Aquel que honra a quien honra a Dios, honra a Dios”. Se cuenta que un novicio dijo: “He experimentado la dulzura del coloquio íntimo en la edad del noviciado, he frecuentado la lectura del Corán día y noche, en una ocasión, cuando sorpresivamente me surgió una cierta indiferencia, interrumpí la recitación; luego, en sueños, sentí una voz que me decía: “Si afirmas de amarMe ¿por qué rechazas Mi Libro? ¿No has considerado lo que hay en Mi benévola prédica?”. Me desperté y mi corazón estaba sediento de amor por el Corán, así que retomé mi costumbre”. Ibn Mas’ud dijo: Ninguno de vosotros debe interrogarse si no es acerca del Corán. Si ama el Corán, ama a Dios, Potente y Excelso, si no ama al Corán, no ama a Dios”. Sahl dijo: “El signo del amor a Dios es el amor al Corán y el amor al Profeta (P. y B.), el signo del amor al Profeta es el amor a la Tradición, al signo del amor a la Tradición es el amor al Más Allá, el signo del amor al Más Allá es la aversión por este mundo, el signo de la aversión por este mundo es tomar alguna provista y lo estrictamente necesario para el viaje al Más Allá”.

Comentario [CU14]: Uno de los primeros Sufi, discípulo de al-Tawri M. 187 en la Meca

Comentario [CU15]: Uno de los compañeros del Profeta (P. y B.)

11 4- Otro signo del amor a Dios es que tenga familiaridad con la vida solitaria, con coloquio íntimo con Dios y con la recitación de Su Libro, que persevere en la plegaria nocturna aprovechando la quietud de la noche y de la pureza del momento gracias a la ausencia de obstáculos. El más humilde de los grados es el placer de la vida solitaria con el Amado y el goce del íntimo coloquio con Él. ¿Cómo puede ser verdadero el amor de quien encuentra más placentero y dulce el sueño y el charlar que el íntimo coloquio con Dios? Le preguntaron a Ibrahim Ibn Adam cuando bajó de la montaña: “¿De dónde vienes?” Respondió: “De la familiaridad con Dios”. En los dichos de David se consigna: “¡No tomar familiaridad con alguna de Mis criaturas! Dos tipos de hombres se han separado de Mi: quien ha encontrado larga la espera por Mi recompensa y se ha alejado, y quien Me ha olvidado y está satisfecho con su [actual] estado”. El signo de esto significa que: “Renuncio a ser su tutor y lo abandono desorientado en esta vida terrena”. Cada vez que el hombre toma familiaridad con otra cosa que no sea Dios, en la medida de su familiaridad con otro que Dios, se extraña de Dios y cae de escalón en Su amor. En la historia de Barh, el esclavo negro a quien Moisés hizo interceder para pedir la lluvia se cuenta que Dios le dijo a Moisés: “Barh es, sin duda, el mejor siervo Mío, tiene sólo un defecto”. Moisés le dijo: “OH Señor ¿Cuál es su defecto?”. Dios le respondió: “Se complace con la brisa de la mañana temprana y en ello encuentra reposo. Quien Me ama no encuentra reposo en cosa alguna [aparte de Mí]”. Se cuenta que un devoto servía a Dios desde hacía mucho tiempo en un bosque; un día vio que un pájaro había hecho su nido en un árbol y trinaba, entonces se dijo a sí mismo: “Si pudiera transferir el lugar de mis devociones junto a este árbol podría gozar de la voz de este pájaro”. Y así como dijo hizo. Dios le reveló al Profeta de esa época: “Di a ese Fulano, devoto Mío: Has familiarizado con una criatura ¡Te hago descender un escalón al que no regresarás jamás por ninguna de tus acciones!”. Por lo que: el signo del amor a Dios es la perfecta familiaridad en virtud del íntimo coloquio con el Amado, del perfecto goce de la vida solitaria junto a Él y del perfecto desapego de todo lo que turba la soledad e impide el placer del coloquio íntimo. El signo de la familiaridad con Dios es que todo el andamiento del intelecto y de la comprensión está impregnado del placer del coloquio íntimo, como el de quien conversa con su enamorado y le habla en voz baja. Este placer, para alguno de ellos, ha tenido tanto éxito que estando en plegaria se le incendió la casa y no se dio cuenta, a otro a causa de la enfermedad le fue amputada una pierna sin que se diera cuenta. Cada vez que el amor y la familiaridad lo dominan, el aislamiento y el coloquio íntimo se transforman en la alegría de sus ojos, con la que alejan todas las preocupaciones. Es más, la familiaridad y el amor penetran en su corazón hasta que él ya no comprende las cosas de este mundo si no le son repetidas varias veces en su oreja. Es igual a quien está locamente enamorado y se dirige a la gente con la lengua, pero en su intimidad está completamente tomado por el recuerdo de su amado. Amante es quien está tranquilo solamente en compañía de su amado. Qatada, a propósito de las palabras del Altísimo: “Aquellos que creen, aquellos cuyos corazones se tranquilizan con el recuerdo de Dios (¿No es con el recuerdo de Dios que se tranquilizan los corazones?)” (13,28), dijo: “Lo he deseado ardientemente y me he familiarizado con Él”. Abu Bakr, el Verídico, ha dicho: “A quien ha gustado el puro amor a Dios, eso lo ha alejado de buscar este mundo y lo ha aislado de la entera humanidad”. Mutarrif Ibn Abi Bakr dijo: “El amante no se cansa de que se hable de su amado”. El Altísimo reveló a David: “Ciertamente

Comentario [CU16]: (M. 117) Discípulo de Hassan de Basra que se alejó de sus enseñanzas y fundó la escuela Mutazilita

Comentario [CU17]: Sufi de Basra (M. 87)

12 miente quien pretende Mi amor y cuando la noche lo envuelve duerme. Cada enamorado ¿no ama encontrarse con su bienamado? ¡Heme aquí! Yo soy para quien Me busca”. Moisés dijo: “¡OH Señor! ¿Dónde te encuentras para que valla hasta Ti?” y el Señor le respondió: “Si vienes [hacia Mí] tu ya estás junto a Mí”. Yahya Ibn Mu’ad dijo: “Quien ama a Dios se odia a sí mismo”, y también: “No es un amante a quien le faltan estas tres virtudes: preferir la palabra de Dios a las palabras de los hombres, preferir el encuentro con Dios al encuentro con los hombres, preferir la devoción [a Dios] al servicio a los hombres”. 5- Que no experimente pena alguna cuando pierde lo que no sea Dios Poderoso y Excelso, pero que por el contrario se aflija por la pérdida de cada instante privado de la mención del nombre de Dios y de la obediencia a Él, en modo tal que, dándose cuenta de la negligencia, apresure su retorno con la súplica, el pedido de perdón y el arrepentimiento. Un iniciado dijo: “Ciertamente Dios tiene siervos que lo aman y en Él encuentran sosiego y la aflicción por lo que han perdido no les hace mella ni se preocupan por su suerte, por que la riqueza que poseen es completa. Lo que Dios quiere es lo que ellos quieren, Él se ha unido a ellos y lo que ellos han perdido es gracias a Su bondad en Su tomarlos a Su cuidado. El deber del amante, si vuelve sobre su propia falta en el momento en que va al encuentro con su Amado, es preocuparse por el reproche, pedirseLo diciendo: “Señor ¿por qué pecado has interrumpido Tu piedad hacia mí, me has alejado de tu presencia, me has hecho ocuparme de mi mismo y seguir las seducciones del demonio?”. Esto será suficiente para que tenga pureza en el recuerdo y mansedumbre en el corazón expiando su falta, y su error será causa del renovarse de la mención del nombre de Dios y de la pureza de su corazón. Cuando el enamorado no ve más que al Amado, y no ve cosa alguna que no provenga de Él, no se aflige ni duda, él acepta todo con satisfacción por que sabe que lo que el Amado decreta para él es sólo lo que es para su bien. Se recuerda de Su palabra: “Puede ser que os desagrade algo que no obstante es un bien para vosotros” (2,216), 6- Que encuentre placer en la obediencia, sin encontrarla difícil y cansadora. Como dijo uno de ellos: “He sufrido la noche por veinte años, después he gozado de Él por veinte años”. Al-Junayd dijo: “El signo del amante es continuar en las acciones y perseverar en la pasión que deterioran su cuerpo pero no deterioran su corazón”. Otro ha dicho: “La práctica del amor no incluye el cansancio”. Un hombre docto dijo: “¡Por Dios! El amante de Dios nunca sanará de la obediencia, aunque le fuera permitido por poderosos medios”. Todo esto y otros ejemplos similares se encuentran en los testimonios espirituales. En efecto: el amante apasionado no encuentra pesado el esfuerzo de satisfacer a su enamorado, en su corazón encuentra placer en el servirlo, aún cuando le sea cansador a su cuerpo. Cuando su cuerpo se debilita, lo que más desea es recuperar sus capacidades y abandonar la debilidad para poder ocuparse de él. Así ocurre con el amor a Dios, todo amor que ha devenido predominante somete, sin lugar a dudas, a lo que le es inferior. Quien ama a su amado más que a la holgazanería, deja de holgazanear para servirlo, y si ama a su amado más que a los bienes, deja los bienes por amor suyo. A un amante de Dios, que Le había ofrecido ya a sí mismo y a sus bienes, de modo que no le quedaba nada, le fue preguntado: “¿Por qué causa has obrado así en el amor a Dios?”. Respondió: “Un día he sentido decir a un amante que se había retirado con su amante: “¡Por

Comentario [CU18]: M. 298 Célebre místico de Bagdad

13 Dios, que yo te amo con todo mi corazón y tu alejas de mi tu rostro!” y el otro: “Si tu me amas ¿qué estarías dispuesto a dar por mí?”. El amante respondió: “¡OH mi señor, te daré todo lo que poseo, te daré mi espíritu hasta que muera!”. Me dije a mí mismo: “¡Esto lo hace una criatura por otra criatura, un sirviente por otro sirviente! ¿Cómo podrían no hacerlo los siervos por Aquel que es de adorar?”. 7- Que sea compasivo con todos los siervos de Dios, misericordioso con ellos y severo con todos sus enemigos y con todos aquellos que se dejan seducir por algo hacia lo que Dios siente aversión, como dijo el Altísimo: “Los compañeros [del Profeta] son duros con los impíos, compasivos entre ellos” (48,29), sin que ninguna crítica de algún acusador los ponga en apuros ni los distraiga de la cólera por quienes se han separado de Dios. Así ha descrito Dios a Sus amigos, cuando dijo: “Todos los que han sido tomados por Mi amor son como el niño que ha sido tomado totalmente por algo. Ellos encuentran refugio en la mención de Mi nombre, como el águila encuentra refugio en su nido. Salen en defensa de las cosas prohibidas por Mí como el tigre cuando se ha enojado, que no se preocupa de si son muchos o pocos sus enemigos”. Presta atención a este ejemplo: El niño, cuando ha sido tomado por cualquier cosa, no se separa de ella en absoluto, si se le quita no hace más que llorar hasta que la recupera, si duerme se la lleva consigo entre sus ropas y cuando se despierta vuelve a aferrarla. Si es separado llora, y si la recupera ríe, y si alguien se la quita lo detesta, y a quien se la devuelve lo ama. A su vez el tigre cuando se enojas, no logra dominarse, al punto que en un exceso de cólera puede llegar a matarse. Estos son los signos del amor a Dios, quien posee completamente estos signos, posee completo y puro amor, y en el Más Allá su bebida será completa y pura, agradable al paladar. Quien en cambio ha mezclado el amor a Dios con amor a cualquier otra cosa, en el Más Allá gozará en la medida de su amor, por que su bebida será mezclada en la medida de la bebida de quienes están cerca de Dios, como Dios dice de los piadosos: “Ciertamente, los puros vivirán entre delicias” (83,22). Y luego Él agrega: “Se les dará a beber un vino exquisito, protegido por un sello de almizcle (competid entre vosotros por esto), mezclado con agua del Tasnim, la fuente de agua de la que beben los más cercanos” (83,25-28) y la bebida de los piadosos es buena por que está mezclada con aquella que es pura, la de los que son los más cercanos a Dios. La bebida representa la mejor de las delicias del Paraíso, como el libro representa lo mejor de sus acciones. Dios dijo: “El libro de los puros es el ’illiyyun” (83,18) y agrega: “Los más cercanos lo testimonian” (83,21), que es la señal de lo excelso de su libro y del hecho que se eleva hasta donde lo testimonian quienes son los más cercanos a Dios, tanto como los piadosos encuentran progreso en su estado y en su conocimiento en la proximidad de la contemplación de aquellos que son cercanos a Dios, y tal será su estado en el Más Allá. “Crearos a todos y llamaros de nuevo a la vida es para Él como si fuera uno solo” (31,28) “Y así como hemos creado la primera creación, la reproduciremos” (21,104) Como dijo el Altísimo: “Será una recompensa justa” (78,26), es decir: una recompensa adecuada a sus acciones, quien es puro recibirá una bebida pura, quien ha mezclado recibirá una bebida mezclada, y la mezcla de cada bebida será en la medida de lo que anteriormente haya mezclado su amor y sus acciones: “Y quien haya hecho un grano de mal lo verá, y quien haya hecho un grano de bien lo verá” (99,7-8) “Por que Dios no

14 cambia Su Gracia a un pueblo hasta que ellos no cambian lo que tienen dentro de ellos” (13,11) “Dios no dañará ni siquiera el peso de un átomo, y a quien haga el bien se lo duplicará” (4,40) “El Día de la Resurrección pondremos balanzas exactas, ningún alma vendrá dañada ni siquiera por el peso de un grano de sésamo” (21,47). Quien en este mundo haya amado en la esperanza de las delicias del Paraíso, de las jóvenes purísimas de grandes ojos negros y de los jóvenes, la será permitido establecerse como gusten en el Paraíso y de jugar con los jóvenes y gozar con las jóvenes, aquí termina su placer en el Más Allá, por que en el amor a los hombres les es dado sólo lo que desean y les da placer a sus ojos, mientras que a quien habrá trabajado para el Señor de la Casa y el Rey del reino, y sólo lo domina su amor por la sinceridad y la verdad, le será hecho “Un lugar de Verdad junto a un Rey Omnipotente” (54,55). Los piadosos gozarán de los Jardines, vivirán en la comodidad junto a las jóvenes purísimas y los jóvenes, pero quienes están cerca de Dios permanecerán como extáticos de Su presencia, con los ojos fijos en Ella, sin reparar en las delicias del Jardín, ni siquiera en un átomo de él. Existen hombres ocupados en la pasión del vientre y del sexo que tienen por comensales a muchos otros hombres. A este propósito el Enviado de Dios dijo: “La mayor parte de la gente del Paraíso son los tontos, el ‘Illiyyun es para los inteligentes”. Dado que las inteligencias son incapaces de comprender el significado del ‘Illiyyun, Dios destacó el hecho diciendo: “¿Y qué te hará saber lo que es el ‘Illiyyun?” (82,19), del mismo modo que dijo: “La Golpeadora ¿Qué es la Golpeadora? ¿Cómo podrás saber lo que es la Golpeadora?” (101,1-3) 8- Que sea temeroso de su propio amor y que se sienta humilde bajo el peso de la veneración y de la exaltación. Puede ser que piense que el temor es contrario al amor, pero no es así, por que para percibir la Grandeza es necesaria la veneración, del mismo modo en que para percibir la belleza es necesario el amor. Por esto algunos de los amantes privilegiados, en la estación del amor, padecen temores que los otros siervos no conocen. Algunos de estos temores son más intensos que otros: el primero es el temor que puedan alejarse de Él; otro, más intenso, es el temor del velo que Lo esconde; otro aún más intenso es el temor al alejamiento de Su Presencia. Este es el significado de la Sura “Hud”, que ha hecho encanecer al señor de los amantes al haber escuchado las palabras del Altísimo: “¡Fuera, lejos de aquí los Tamudeos!”. “¡Lejos de Nosotros los Madianitas, como ya antes fueron alejados los Tamudeos!” (11,68 y 95). Se acrecienta el temor del alejamiento y el miedo en el corazón de quien ha tenido familiaridad con la proximidad, la ha probado y la ha gozado. El argumento del alejamiento, respecto de aquellos que han sido alejados, ha hecho encanecer a la gente de la proximidad en estado de proximidad. No anhela la proximidad quien se ha familiarizado con el alejamiento, ni llora por miedo al alejamiento aquel para el cual es imposible que se extienda la alfombra de la proximidad. Luego está al temor de detenerse en el grado de proximidad que se posee y de verse rechazado en cada intento de progreso, por que hemos afirmado que no hay un grado final de proximidad a Dios y el deber del siervo es aplicarse en cada aliento con el objetivo de progresar en la proximidad. A propósito de esto el Enviado de Dios ha dicho: “Quien ha hecho igual su día al anterior, es un perdedor. Quien ha hecho su día peor que el anterior, es un maldecido”. Por lo mismo fue que dijo: “Me sucede de estar bajo el peso de una violenta pasión día y noche, al punto de pedir perdón a Dios setenta veces”. Pedir Su perdón, aún

Comentario [CU19]: Las huríes, esposas celestiales destinadas a los creyentes

Comentario [CU20]: Corán 11

15 así, es el primer paso, de hecho ello es lejano en relación al segundo paso, y éste es el castigo por la tibieza en el seguir el camino espiritual y por haber vuelto la mirada hacia otra cosa que el Amado, según cuanto se relata que Dios haya dicho: “Lo menos que Yo puedo hacer a quien sabe, si prefiere las pasiones de este mundo a Mi obediencia, es negarle el placer de Mi coloquio íntimo”. Verse rechazado en todo intento de progreso a causa de las pasiones, es un castigo para el común de las gentes. A los privilegiados les será negado el progreso por el sólo hecho de pretender, de alardear y de confiarse en lo que aparece de los primeros signos de la Benevolencia de Dios. Esta es “la insidia escondida” de la que sabrán preservarse sólo aquellos de pasos seguros. Está, además, el temor de poder perder lo que una vez perdido no podrá ser recuperado. Ibrahim Ibn Adham, durante su vagabundear por la montaña escuchó una voz que le decía: “Todo lo que venga de ti está perdonado Excepto que te alejes de Nosotros. Nosotros te hemos dado lo que ha ocurrido ¡Danos lo que ocurre a Nosotros!”. Él permaneció conmocionado, perdió los sentidos por un día y una noche, mientras los estados espirituales lo sorprendían. Después dijo: “He sentido decir a una voz en la montaña: “¡OH Ibrahim, se un siervo!”. Yo volví al servicio y encontré la quietud”. Además está el temor a olvidar a Dios, pero el amante está., por cierto, acompañado del deseo y de la búsqueda ansiosa. Estará siempre buscando de progresar y se consolará solamente con una nueva benevolencia. Si se consuela con esta, ese será su detenerse o su retroceder. El olvido se insinúa en él sin que siquiera se de cuenta, tal como el amor se insinúa en él mientras no se da cuenta, por que todos estos cambios tienen causas celestes ocultas. No está en el poder de los hombres el ser bien informados. Si Dios quiere usar la insidia con él y engañarlo le oculta su olvido, entonces él permanece en la esperanza y viene presa del engaño pensando bien de su estado, o se deja dominar por la negligencia, o por la pasión o por el olvido de Dios. Todo esto proviene de los ejércitos de Satanás que prevalecen sobre los ejércitos de Ángeles en ciencia, intelecto, recuerdo constante y elocuencia. Así como de los atributos de Dios procede lo que se manifiesta y que requiere un estado de excitación del amor, tales son los atributos de la benevolencia, de la misericordia y de la sabiduría. De otros atributos Suyos procede cuanto manifiesta y provoca el olvido, como son los atributos de orgullo, poder y autosuficiencia, que son el preludio de la insidia, de la infelicidad y la privación. Otro temor es el de sustituirLo, trasponiendo en el corazón el amor a Él por amor a otro que no es Él. Esto es el odio de Dios, y el olvido de Él es el preludio de esta estación, y la omisión y el velo son el preludio del olvido. Sentir angustia en el practicar el bien, fastidio en el invocar constantemente Su nombre y aburrimiento por los deberes relativos a la recitación de las letanías, son la causa y los preludios de estos efectos. La aparición de estas causas es una prueba del pasaje de la estación del amor a la del odio -¡Buscamos refugio en Dios de esto!- Por el contrario, que el temor acompañe por lo general tales cuestiones, y que la cautela se intensifique con una asidua vigilancia, es una prueba de la veracidad del amor, por que quien ama algo teme perderla. El amante, por tanto, no puede no sentir un poco de temor, por que sabe que puede perder al amado. Un iniciado dijo: “Quien sirve a Dios con auténtico amor y sin temor, se pierde en el bienestar y la confidencia.

16 Quien sirve a Dios por la sola vía del temor y sin amor, será separado de Él con el alejamiento y el abandono. A quien sirve a Dios por el camino del amor y del temor, Dios lo ama y lo hace cercano a Él, lo confirma en su puesto y lo instruye”. Quien ama no puede no sentir un poco de temor, y quien teme no puede no sentir un poco de amor, pero aquel en quien domina el amor al punto de sentirse a su gusto y no tiene más que un temor descuidado, de él se dice que está en la estación del amor y es registrado entre los amantes de Dios, y el temor le calmará un poco la ebriedad del amor. Si el amor lo dominase y la conciencia lo venciese, las facultades humanas no resistirían a tanto, de esa manera el temor lo separa y aligera el efecto del amor sobre su corazón. En algunas tradiciones se narra que un hombre piadoso pidió a un justo que implorase a Dios el concederle un átomo de Su conocimiento. El justo consintió. El hombre erró sin destino por la montaña, desorientado y con el corazón devastado. Allí permaneció con los ojos cerrados durante siete días, no obtuvo ningún beneficio y ninguna cosa obtuvo beneficio de él. Así que el justo imploró a su Señor diciendo: “¡OH Señor, redúcele una parte del átomo!”. Dios le reveló: “Nos le hemos donado una parte de la ciento milésima parte de Nuestro conocimiento. Cien mil siervos me habían pedido un poco de amor en el mismo momento en que él me pedía esto. He tardado en responderles para que tu intercedieras a favor de este hombre, y cuando he satisfecho tu pedido, He acordado a los demás como He acordado a ti, He subdividido un átomo de Mi conocimiento entre cien mil siervos, y ello es cuanto le ha tocado”. El justo volvió a decir: “¡Gloria a Ti, el más Sabio entre los sabios!, achica un poco lo que le has donado” Dos le quitó la mayor parte dejándole un décimo de la décima parte, que es una parte de diez mil partes de ciento mil otras partes de un átomo de conocimiento. Entonces su temor y su amor se repartieron equitativamente y él retomó la tranquilidad y volvió a ser como todos los otros iniciados. Para describir el estado espiritual del iniciado se dice: “Cercano al éxtasis, tiene una intención Lejana de los hombres libres y de los esclavos, Es de extraño aspecto, y extraña ciencia es la suya, Como un pedazo de hierro es su corazón. Raros juicios, elevadísimo a las miradas Excepto para el mártir. Ve días de fiesta transcurrir en cada momento, En cada día tiene mil fiestas. Los bienamados disfrutan de la fiesta, Pero él no encuentra alegría en ninguna fiesta”. Al-Junayd recita versos que indican los secretos de los estados espirituales de los iniciados, aunque no es lícito divulgarlos. Estos son los versos: “Los corazones de algunos han viajado por lo desconocido Y han encontrado alojamiento en la cercanía del Magnífico, el Benefactor, en el espacio abierto, en la vecindad de Dios, a la sombra de Su Santidad Donde giran y se trasladan sus espíritus. Sus llegadas son para encontrar Poder e Inteligencia Y parten para encontrar lo que es más perfecto: Descansan en la singular potencia de uno de Sus Atributos,

17 Desfilan revestidos por la Unicidad, Pero más allá de esto existen cualidades sutiles Y mantenerlas en secreto es para él mejor y más justo. Conservo de mi saber aquello que lo protege Y doy lo que veo que el Verbo da. Mientras doy a los siervos de Dios lo que les corresponde, Retengo la parte que es mejor retener, Ya que se que el Todo Misericordioso tiene un secreto que proteger, Para Su gente, mantenerlo en secreto es mejor”. A estos conocimientos a los que aquí se alude no les es lícito a los hombres asociarse, ni es lícito que quien haya tenido alguna revelación de esto se lo aclare a quien no ha tenido una revelación, por que si todos los hombres se asociaran [a ello], el mundo acabaría en la ruina. La sabiduría requiere que exista una general indiferencia sobre la construcción del mundo. Efectivamente, si todos los hombres se alimentasen de lo lícito durante cuarenta días el mundo caería en ruinas a consecuencia de su desapegarse de las cosas terrenas y los mercados y los medios de subsistencia serían reducidos a la nada. Si los hombres doctos se alimentasen de lo lícito se ocuparían solamente de ellos mismos y sus lenguas y sus pies se detendrían en consideración a gran parte de las ciencias divulgadas. Dios, por todo esto que exteriormente es un mal tiene secretos y sabidurías, igual a como Él tiene por el bien, secretos y sabidurías, por que Su sabiduría no tiene fin, como no tiene límite Su Poder. 9- Que tenga secreto su amor, evite el proclamarlo y se cuide de mostrar el estado de éxtasis y el del amor. Todo esto en señal de exaltación y respeto por el Amado, por el temor reverencial a Él y por custodiar celosamente su secreto. El amor es, efectivamente, un secreto entre los secretos del Bienamado. Pueda ser que el amante sea empujado a proclamar lo que va más allá de los límites del significado; esto procede de la mentira que agravará su castigo en la Morada Final y le hará anticipar la prueba en esta vida. Si, a lo mejor el amante prueba esa ebriedad por el amor divino, al punto en que se hunde en el abatimiento y su estado psicológico es desastroso, tanto que demuestra su amor. Si esto ocurre sin que sea una carga impuesta o adquirida, él es excusable, por que ha sido obligado a pesar suyo, se encienden los fuegos de su amor, pero él no puede hacer nada contra su dominación, pueda ser que su corazón desborde de amor, pero no logra rechazar la plena fayadan. Quien puede retener secreto el amor dice: “Han dicho: Él es cercano, y yo digo ¿Qué hago Con la proximidad del rayo de sol, aunque aparezca sobre mi pecho? No tengo de Él más que un recuerdo en mi mente Que agita el fuego del amor y el deseo en mi pecho”. El que es incapaz de esconderlo dice: “Él se esconde mientras que las lágrimas revelan sus secretos Y muestran el éxtasis del alma”. Y también agrega:

Comentario [CU21]: Hadiz: “A quien se alimenta de lo lícito por cuarenta días, Dios le ilumina el corazón”

Comentario [CU22]: Expansión creadora de Dios

18

“¿Cómo está quien en el corazón está con otro que Él? Y aquel cuyo secreto está en los párpados ¿Cómo podrá esconderlo?”. Un iniciado dijo: “Son los más alejados quienes más a menudo aluden a Dios”. Es como si hubiera querido decir: quien con frecuencia alude a Él en cada momento y hace ostentación mencionando Su nombre delante de cualquiera, es odiado por los [verdaderos] amantes y por quienes tienen conocimiento de Dios, Poderoso y Excelso. Dhul Nun al-Misri visitó a uno de sus hermanos con el que hablaba del amor a Dios. Lo encontró sufriendo por una pena, por lo que le dijo: “Dios no ama a quien encuentra dolor en el mal [inflingido por Dios]”. El hombre le respondió: “Y yo digo que no ama a Dios quien no goza del mal [inflingido por Dios]”. Entonces Dhul Nun le dijo: “Y yo digo que no ama a Dios quien declara públicamente de amarLo”. Respondió el hermano: “Pido perdón a Dios y me arrepiento delante a Él”. Si tu dices: El amor es la última de las estaciones y manifestarlo es manifestar el bien, entonces ¿por qué es reprobable?”. Sabe, que el amor es loable y su manifestación exterior también es loable. Lo que es reprobable es hacer ostentación de él, cuando en ello se incluye el proclamarlo el alardear. El deber del amante de Dios es que sean sus obras y estados espirituales los que hablen de su secreto amor, antes que sus palabras y sus actos exteriores. Él debe manifestar su amor sin tener la intención de manifestarlo, ni de manifestar los actos que indican su amor. Por el contrario, la intención del amante debe ser la de informar solamente al bienamado. En cuanto a la voluntad de informar a otro que a Él, sería atribuir a Él socios en el amor y corromper su significado. Como se consigna en el Evangelio: “Cuando tu hagas limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha, y Aquel que ve en el secreto te recompensará públicamente. Y cuando ayunes, lávate el rostro y perfuma tu cabeza a fin de que ningún otro, aparte de tu Señor, se entere de nada”. Manifestar el amor con palabras y actos es totalmente reprobable, salvo cuando la ebriedad del amor lo domina, la lengua desatada habla y tiemblan los miembros. No se reprocha de esto a quien no es responsable de sus actos. Se cuenta que un hombre vio un loco y lo consideró un ignorante, y así se lo refirió a Ma’ruf al-Karhi que sonrió y luego le dijo: “OH Hermano, Dios ama a chicos y grandes, a sabios y locos, Éste que tu has visto es uno de los locos [amantes de Dios]”. Una de las causas por las que la ostentación del amor es detestable, es esta: si el amante es un iniciado y conoce los estados de los Ángeles, su amor eterno y el deseo apasionado con el que día y noche glorifican a Dios, sin cesar ni desobedecer a Dios en lo que les ha mandado hacer, por que hacen lo que les ha sido encomendado hacer, siente entonces desdeño por sí mismo y por la manifestación de su amor, por que sabrá prontamente que se encuentra entre los más viles amantes de Dios en Su reino, y que su amor es el más imperfecto de entre todos los amantes de Dios. Un amante de Dios favorecido con el desvelamiento dijo: “He servido a Dios por treinta años con actos exteriores e interiores. He llegado al límite de mis fuerzas y he agotado mis energías al punto que he creído de tener algún mérito ante Dios”. Después mencionó algunas cosas de “la revelación de los signos de los cielos” en un largo relato y continuó: “Llegué hasta una fila de Ángeles en

Comentario [CU23]: Místico egipcio (M.245) fue el primero de los Sufis en hablar de los estados y estaciones místicas

Comentario [CU24]: Mateo (VI,3 ,17,18)

Comentario [CU25]: Tal vez se trate del título de algún libro

19 número par a todo lo que Dios a creado y les dije: “¿Quién sois vosotros?”. Respondieron: “Somos los amantes de Dios, Poderoso y Excelso, lo servimos aquí desde hace tres cientos mil años. Jamás se ha presentado a nuestros corazones otro pensamiento que Él y jamás hemos invocado a otro que Él”. Agrega: “Me avergüenzo de mis actos y los ofrezco a quien haya merecido la amenaza del castigo eterno a fin de que le sean aligeradas las penas del Infierno”. “Quien se conoce a sí mismo conoce a su Señor”, se avergüenza delante de Él con verdadero pudor y su lengua se cuidará de ostentar el amor o de proclamarlo. Si, de su amor testimonian sus movimientos y sus pausas, su audacia, su renuencia y sus incertidumbres. Hay prueba de ello en lo que se cuenta de al-Junayd, que dijo: “Nuestro maestro al-Sari estaba enfermo. No conocíamos remedio a su enfermedad y tampoco conocíamos la causa. Un hábil médico hizo el diagnóstico. Habíamos recogido en una probeta un poco de su orina, el médico examinó el contenido detenidamente y luego dijo: “Por lo que veo, es la orina de un enamorado”. Al-Junayd relata: “Me desvanecí, perdí el conocimiento, tanto que la probeta se me cayó de las manos. Después volví a lo de Sari y le informé lo que había ocurrido, él sonrió y dijo: “¡Dios lo maldiga por lo que ha visto!”. Le pregunté: “OH Maestro ¿el amor se manifiesta hasta en la orina?”. “Eh, si” me respondió”. Al-Sari un día dijo: “Si lo deseas te diré que cosa ha secado mi piel sobre mis huesos. Mi cuerpo ha enflaquecido solamente a causa de Su amor”. Después se desvaneció. Su desvanecimiento es prueba de que ha sido muy elocuente en dominar el éxtasis y los preludios del desvanecimiento. Todas estas son las confluencias de los signos y los frutos del amor. Entre estas están también la familiaridad con Dios y la satisfacción con Sus decretos, como iremos a ver. Resumiendo: todos los justos beneficios de la religión y todos los nobles efectos de la moral son el fruto del amor a Dios, aquello que no es fruto de este amor es el efecto de la pasión, que se considera entre las costumbres viciosas. Si, quizá ama a Dios por Su beneficencia hacia él, o a lo mejor Lo ama por Su Majestad o Su Belleza, aunque Él no se haya mostrado benefactor hacia él. Los amantes no exceden de estas dos categorías. Es por esto que al-Junayd dijo: “La gente, respecto del amor a Dios, se subdivide en la masa y la élite”. Las personas comunes tienen amor en virtud de su conocimiento de la continuidad de Su beneficencia y de la abundancia de Sus favores. Ellos no pueden eximirse de complacerLo, pero su amor crece o disminuye en la medida de Sus favores y Su beneficencia. En cuanto a la élite, ellos tienen amor en cantidades enormes, poder, ciencia, sabiduría, y sus vidas en soledad con el Rey. Cuando conocen Sus atributos y Sus Bellos Nombres, no pueden abstenerse de amarLo, por que por ello Él es digno y perecedero de amor para ellos, aún cuando los haya privado de todos Sus favores. Si, entre la gente están quienes aman sus propias pasiones. El enemigo de Dios es Iblis. Éste se engaña a sí mismo con la presunción y la ignorancia, así que cree ser un amante de Dios Poderoso y Excelso, mientras que es precisamente él el privado de estos signos, o bien se reviste de hipocresía, mentira y vanagloria, ya que su objetivo s el efímero interés por este mundo, mientras que se muestra a sí mismo como diametralmente opuesto a esto. Este es igual a esos hombres doctos, esos recitadores del mal, que merecen la cólera de Dios sobre Su tierra. Cuando Sahl hablaba con alguno le decía: “OH dost”, o sea “OH amante”, en persa. Entonces le preguntaron: “Puede ser que él no sea

Comentario [CU26]: Hadiz

20 un amante, entonces ¿por qué lo llamas así?”. Sahl, entonces susurró a la oreja a su interlocutor: “Es posible que él sea un creyente o un hipócrita. Si es un creyente, es un amante de Dios Poderoso y Excelso, si es un hipócrita, es un amante de Iblis”. Abu Turab al-Nahshabi ha recitado estos versos a propósito de los signos del amor: “No te dejes engañar: el Bienamado tiene pruebas Y regalos de gran valor para el bienamado […] entre estos, goza de la amargura de la prueba Y disfruta de todo lo que El hace. Por ello la prohibición y el don acepto de buena gana Y la pobreza es un honor y un beneficio que llega rápido. Es una de las pruebas: deja ver (por decisión suya) La obediencia al bienamado, aún cuando quien lo critica insista. Es una de las pruebas: se deja ver sonriente Mientras el corazón está angustiado por el Bienamado. Es una de las pruebas: se deja ver que comprende El discurso de quien pide y consiente y responde. Es una de las pruebas: se deja ver en la indigencia, reservado en todo lo que dice”. Y de ellos Yahya Ibn Mu’ad dijo: “Es una de las pruebas: tu los ves arremangarse, Vistiendo dos trapos, en la orilla del río. Es una de las pruebas: su tristeza y sus gemidos Nocturnos, y no hay nadie que lo critique. Es una de las pruebas: que lo veas viajar A la gihad y a toda obra virtuosa. Es una de las pruebas: su rechazo a lo que ve De un lugar de humillación y gozo terreno. Es una de las pruebas: lo ves llorando Por que se ha visto haciendo cosas malas. Es una de las pruebas: lo ves dejando Todas las cosas en las manos del Ray de Justicia. Es una de las pruebas: Lo ves satisfecho de su Rey, En todo veredicto. Es una de las pruebas: su risa entre la gente Mientras tiene el corazón triste como el corazón de la madre Que ha perdido el hijo”.

Comentario [CU27]: Asceta y místico persa (M. 242)

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EL SIGNIFICADO DE LA FAMILIARIDAD CON DIOS

Ya hemos recordado que la familiaridad, el temor y el deseo, son signos del amor a Dios. Pero estas señales difieren entre ellas y para el amante se diferencian según a lo que tiende y según a lo que lo domina en ese momento. Si lo que lo domina es la contemplación de la Belleza infinita a través del velo de la ausencia, y es sabedor de la propia incapacidad para estar bien informado de la esencia de la Majestad, su corazón es estimulado a la búsqueda y experimenta una inquietud que lo agita. Este estado de inquietud se llama “deseo apasionado” y se refiere siempre a algo que está ausente. Si lo que predomina en él es la dicha por la proximidad y la contemplación de la Presencia, que ha obtenido en virtud de una revelación, su mirada se limita a contemplar la Belleza revelada presente, sin dirigirse a lo que no percibe todavía, mientras el corazón se alegra con lo que ve. Este alegrase del corazón se llama “familiaridad con Dios”. Si, por el contrario, el corazón mira a los atributos de poder, autosuficiencia, y arbitrariedad, se presenta en la mente del amante el peligro de la posible pérdida y distanciamiento, entonces el corazón experimenta dolor por esta conciencia y su dolor se llama “temor”. Estos estados espirituales son corolario de causas que los requieren y que no es posible enumerarlas. El significado de la familiaridad con Dios es la alegría y la felicidad del corazón en el contemplar la Belleza, al punto que si la felicidad predomina, el amante no toma en cuenta el que el Amante esté ausente, ni se insinúa en él el peligro de la pérdida. En consecuencia su goce y su placer aumentan, de donde el parecer de uno de ellos cuando le preguntamos: “¿Eres tu uno de los que desea a Dios con pasión?”, Respondió: “¡No! por que el deseo es por quien está ausente, pero si el ausente está presente ¿quién debería ser deseado?”. Estas son palabras de quien está penetrado por la dicha por lo que ha obtenido, sin atender a los posibles favores que podría obtener de ello. Aquel a quien el estado de la familiaridad predomina, no tiene otra pasión que el aislamiento y la soledad. Se cuenta que le preguntaron a Ibrahim Ibn Adham cuando descendió de la montaña: “¿De dónde vienes?”. Respondió: “De la familiaridad con Dios”. Esto ocurre por que la familiaridad con Dios acompaña el aislamiento de todo lo que no es Dios, es más, todo lo que impida la soledad estará entre las cosas que más pesen sobre el corazón. Tal cosa se cuenta de Moisés, que cuando su Señor le habló permaneció por un largo período de tiempo sin comprender palabra alguna de los hombres, de otra manera se habría desvanecido. El amor verdaderamente necesita de la ternura de las palabras del Amado y de la dulzura de Su recuerdo, como para desalojar del corazón toda otra ternura que no sea la de Él. Por este motivo un sabio dijo en su invocación: “¡OH, Tu eres quien me ha vuelto familiar con el recuerdo de Sí, y Quien me ha desapegado de Sus criaturas!”. Dios Poderoso y Excelso dijo a David: “Se para Mí un amante apasionado. Se familiar con Migo y apartado de todo lo que no sea Yo”. Le fue preguntado a Rabbia: “¿Cómo has obtenido esta etapa espiritual?”. “Con mi

22 dejar lo que no me atañe y con mi familiaridad con Aquel que no tiene fin”, respondió. ‘Abd al-Wahid Ibn Zayd dijo: “Pasé junto a un monje y le dije: “OH monje ¿te agrada la soledad?”. “OH tú, si gustaras la dulzura de la soledad, te separarías de ti mismo por ella. La soledad es el comienzo de la devoción”. Entonces le pregunté: “OH monje ¿Cuál es la menor ventaja que obtienes en la soledad?”. Respondió: “La paz lejos de las sospechas de los hombres y el ser indemne a su maldad”. Yo insistí: “OH monje, ¿cuándo el siervo gusta de la dulzura de la familiaridad con Dios?”. “Cuando puro es el afecto y sincero el obrar”. “¿Y cuándo es puro el afecto?”. “Cuando todas las preocupaciones se reúnen en una sola: la obediencia a Dios”. Un sabio dijo: “¡Increíble! ¿Cómo es posible que los hombres prefieran un sustituto a Ti? ¡Increíble! ¿Cómo es posible que los corazones se familiaricen con otro que Tu?”. Si tú preguntas: ¿cuál es el signo de la familiaridad con Dios? Has de saber que su signo particular es sentir angustia por la compañía de los hombres y aversión por ellos, y viceversa, ocuparse exclusivamente de la dulzura de mencionar el nombre de Dios. Cuando el siervo se encuentra en Su compañía está como solitario en la multitud, extranjero en los pueblos habitados, ciudadano en viaje, presente en la ausencia y ausente en la presencia, acompañando a la gente con el cuerpo, solitario el corazón, penetrado de la dulzura de la rememoración del nombre de Dios. Como dijo ‘Ali describiéndolos: “Son un pueblo a quienes la ciencia ha dado acceso a la realidad profunda de las cosas, así que cohabitan con el espíritu de la certeza y encuentran agradable aquello que los que viven en la comodidad encuentran desagradable. Ellos tiene familiaridad con cuanto los ignorantes sienten rechazo, son amigos de este mundo con sus cuerpos pero sus espíritus se encuentran suspendidos en el lugar más elevado. ¡Estos son los lugartenientes de Dios en la Tierra y los sostenedores de Su religión!”. Tal es el significado de la familiaridad con Dios, éste es su signo y estos sus testimonios probatorios. Algunos teólogos han osado negar la familiaridad, el deseo y el amor por Dios, considerando que ello probaría el antropomorfismo. Ellos ignoran la belleza de los objetos percibidos con la vista interior es más perfecta que aquella de los objetos sensibles, y que el placer de su conocimiento es más elevado en quienes poseen corazón. Entre estos teólogos está Ahmad Ibn Galib, conocido como Gulam al-Halil, quien ha negado lo que al-Junayd, Abu Hasan al-Nuri y muchos otros han dicho del amor, el deseo y la pasión por Dios, al punto que algunos de ellos han negado la estación de la satisfacción con Su decreto. Él ha afirmado que no hay otra cosa más que la paciencia y que además, la satisfacción no es concebible. Todo ese discurso es imperfecto, limitado. Él no está bien informado de las estaciones de la religión, salvo su cáscara y cree que no exista otra cosa que la cáscara. Cierto, todas las cosas sensibles y todo lo que es accesible a la imaginación, a través de la religión, son solamente cáscaras, pero debajo de ellas está la pulpa para el que la busca. Es como quien de la nuez no conociendo más que la cáscara, piensa que toda la nuez es madera y que sea imposible extraerle aceite. Él es excusable, pero su excusa no es admisible. A este propósito ha sido dicho: “La familiaridad con Dios no incluye al ocioso Y no es percibida con la fuerza del astuto.

Comentario [CU28]: Intentó un proceso contra los sufis, particularmente contra al-Nuri

23 Los familiares a Dios son todos hombres nobles Y todos son elegidos por Dios y son Sus trabajadores”.

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EL SIGNIFICADO DEL SENTIRSE A GUSTO Y DE LA CONFIDENCIA, FRUTO DE LA FAMILIARIDAD CUANDO PREDOMINA

Sabe que, cuando la familiaridad con Dios se prolonga, predomina y se afirma en el corazón, no es turbada por el ansia del deseo, ni se estropea por el temor al cambio y al velo, genera como fruto una especie de tranquila comodidad en las palabras, en los actos y en el coloquio íntimo con Dios. A veces esta comodidad es reprensible en la forma, cuando en la familiaridad hay audacia y falta de reverencia, pero es excusable en aquellos que moran en la estación de la familiaridad. Por el contrario, quien no mora en esta estación e imita esas maneras y esas palabras, se pierde y se encuentra a un paso de la impiedad. El ejemplo de una tal comodidad esta en el coloquio íntimo de Barh, el negro, cuando Dios ordenó a Moisés, Su portavoz, de hacer interceder al negro para pedir la lluvia para los hijos de Israel luego que habían sido puestos a prueba con la sequía durante siete años. Moisés se había alejado para pedir la lluvia acompañado por setenta mil de ellos, pero Dios Poderoso y Excelso le reveló: “¿Cómo puedo responderles si sus pecados oscurecen sus conciencias con ruindades? Me invocan sin certeza y se confían en que Me engañarán. Busca uno de mis siervos que se llama Barh y dile de retirarse aparte para que yo satisfaga su pedido”. Así que Moisés preguntó por él, pero nadie lo conocía. Un día que Moisés caminaba por la calle encontró un esclavo negro, en su frente y en su manto anudado al cuello había polvo, traza de sus postraciones. Moisés lo reconoció por la luz de Dios Poderoso y Excelso, lo saludó y le dijo: “¿Cómo te llamas?”. “Barh”, respondió. “¡Es a ti a quien busco desde hace tiempo! ¡Ve a retirarte y pide la lluvia para nosotros!”. Barh se apartó y murmuró para sí mismo: “¡No es éste Tu modo de obrar, ni es esta Tu longanimidad! ¿Qué sucede, entonces, se han secado Tus surgentes? ¿O acaso tus vientos se Te han resistido y Te han desobedecido? ¿O se ha agotado lo que hay junto a Ti? ¿O tu cólera contra los pecadores se ha hecho más intensa? ¿No eres Tu, entonces, el Perdonador, El que antes de crear a los pecadores ha creado la misericordia, Tu que has ordenado la indulgencia? ¿O acaso quieres hacer ver que Te niegas? ¿O es que temes la pérdida y Te apresuras a castigar?”. Barh no había terminado de hacer estas recriminaciones que los hijos de Israel fueron empapados por la lluvia. Dios hizo crecer la hierba en media jornada, al punto que llegaba a las rodillas. Barh volvió y Moisés lo recibió, entonces le dijo: “¿Has visto cómo he disputado con mi Señor y cómo me ha hecho justicia?” Al escucharlo Moisés se preocupó por él, pero Dios le reveló: “¡Que Barh ría con Migo, cada día, tres veces!”. Se cuenta que al-Hassan dijo: “Algunas cabañas se prendieron fuego en Basra, en medio de ellas quedó una cabaña que no se incendió. Abu Musa era en aquel tiempo el Emir de Basra y fue informado de la situación. Buscó al propietario de la cabaña, que era un maestro espiritual, y le dijo: “OH Maestro ¿cómo es que tu cabaña no se ha incendiado?”. “He conjurado a mi Señor Poderoso y Excelso para que no se quemase” respondió el venerable anciano. Abu Musa agregó: “He sentido al Enviado de Dios decir: “Habrá en mi comunidad un pueblo de cabellos hirsutos y de ropas sucias. Si ellos implorarán a Dios, Dios

25 tendrá piedad de ellos”. Se cuenta que durante un incendio ocurrido en Basra llegó Abu ‘Ubayda al-Hawwas y se puso a atravesar el fuego. El Emir de Basra le dijo: “¡Cuidado, que te vas a quemar con el fuego!”. “He conjurado a mi Señor Poderoso y Excelso para que no me haga quemar en el fuego” respondió Abu ‘Ubayda. “¡Entonces ordena al fuego que se apague!”, dijo el Emir. El venerable se lo ordenó y el fuego se extinguió. Abu Hafs caminaba un día, cuando uno del poblado de Rustaq, desconcertado, le fue al encuentro. Abu Hafs le dijo: “¿Qué te sucede?”. “Mi asno se ha perdido y no poseo ningún otro”. Abu Hafs se detuvo y dijo: “¡Por Tu poder! ¡No daré ni un paso más si no le devuelves su asno!”. Se cuenta que en ese mismo momento apareció en asno y Abu Afs retomó su camino. Estos y otros ejemplos similares ocurren con quienes tienen familiaridad con Dios. No es así con quienes no son como ellos e inútilmente intentan de imitarlos. Al-Junayd dijo: “La gente de la familiaridad dice, en sus palabras y en sus coloquios íntimos en soledad, cosas que parecen impiedad al común de las gentes”. Él una vez dijo: “Si el pueblo les sintiera, los creería impíos”, pero ellos encuentran un muy otro andamiento en sus estados espirituales, y esto es posible y conveniente para ellos. A esto se refiere quien dijo: “Un pueblo va orgulloso de su Señor Y el siervo va orgulloso a la medida de su Patrón. Ello hace desaparecer en la visión de Él Todo lo que no es Él. ¡Cuán bella es la visión en el Poderío En que se ha extraviado!” No creáis imposible la satisfacción de Dios por el siervo y Su cólera contra el siervo que elige a otro para servir, cualquiera sea la diferencia de posiciones entre ambos. En el Corán hay advertencias en este sentido, si eres atento y de buen entendimiento. Todas las historias del Corán son advertencias para quienes tienen vista interior y exterior, al punto en que las miran con atenta consideración. Son consideradas entre los atributos [de Dios] por quienes las tienen en consideración. La primera historia es la de Adán e Iblis. ¿No adviertes cómo entre ambos están repartidos los términos “rebelión” y “desobediencia”? ¿Y cómo son diferenciados ambos en referencia a “elección” y “preservación?”. Con relación a Iblis, no tiene esperanzas de Su misericordia. Se afirma que se encuentra entre los alejados de Dios. Con respecto a Adán se dice sobre el argumento: “Adán desobedeció a su Señor y se perdió. Después el Señor lo acogió nuevamente, fue grato de su arrepentimiento y lo guio” (20,121-122). Dios reprochó a Su Profeta el haber alejado un siervo y haber recibido a otro, por que entre ambos eran iguales en el servir a Dios, pero diferentes en el estatus social, y le dijo: “Pero de quien viene a ti con fervor y temor [de Dios] tu te desinteresas” (80, 10) y del otro dijo: “En cuanto a quien es rico, tu lo acoges con solicitud” (80,5-6). De la misma manera Dios le ordenó de unirse a un grupo de personas y el Omnipotente y Excelso dijo: “Y cuando vengan a ti aquellos que creen en Nuestros Signos, dí a ellos: La paz sea con vosotros” (6, 54), y le ordenó de alejarse de otro grupo: “Cuando veas a esos que discuten Nuestros Signos, aléjate de ellos” al punto de decir: “No permanezcas con los inicuos”

Comentario [CU29]: Sura 7, 11-18

26 (6,68). El Altísimo dijo: “Se paciente con quienes invocan a su Señor por la mañana y por la tarde”. La comodidad y la confidencia son toleradas por Dios en algunos siervos y no en otros. En cuanto a la comodidad de la familiaridad están las palabras de Moisés: “Es una prueba de parte Tuya, Tu extravías a quien quieres y guías a quien quieres” (7,155), y sus palabras para justificarse y excusarse cuando le fue dicho: “Ve del Faraón” (20,24) y él objetó: “Además debo responder ante ellos por un crimen” (26,14) y agregó: “Temo que me consideren un mentiroso. Mi pecho está angustiado y mi lengua no está suelta” (26,12-13), y además: “Tememos que se ponga violento con nosotros y que se vuelva más rebelde todavía” (20,45). Esto en otro que Moisés sería insolencia, porque quien mora en la estación de la familiaridad es tratado por Dios con benevolencia y tolerancia. Dios no lo toleró en Jonás cuando moraba en la estación de la restricción y de la reverencia. Fue castigado con la prisión en el vientre de la ballena, en las tripas tenebrosas, y será llamado el Día de la Resurrección. “Si la gracia del Señor no lo hubiera tocado, habría sido echado cubierto de desaprobación sobre la tierra desnuda” (68,49) Al.Hassan dijo: “La tierra desnuda es el Día de la Resurrección, y nuestro Profeta ha prohibido imitarlo. Le fue dicho: “Soporta con paciencia el decreto del Señor, no seas como aquel del pez cuando gritaba angustiado” (68,48). Algunas de estas diferencias provienen del diferenciarse de los actos espirituales y de las estaciones, como ha estado decidido desde la eternidad en cuanto a la disparidad de preferencia y a la desigualdad en las subdivisiones de entre los siervos. El Altísimo dijo: “De entre los Mensajeros Divinos a algunos los hemos hecho superiores a otros”, y luego agrega: “Entre ellos está quien habló con Dios y a otros ha elevado en grado” (2,253). Jesús estaba entre aquellos que han sido preferidos y por su confidencialidad se ha dado la paz sobre él mismo cuando dijo: “La paz sea sobre mí el día en que nací, el día en que muera y el día en que seré resucitado a la Vida” (19,33), pero esta serena tranquilidad era por la benevolencia de Dios que había visto en la estación de la familiaridad. En cuanto a Juan, hijo de Zacarías, quien estaba en la estación del la reverencia y del pudor, no dijo palabra hasta que su Creador lo elogió diciendo: “La paz sea con él”. Considera como Dios ha soportado lo que los hermanos de José hicieron con José. Un hombre docto ha dicho: “He hecha la cuenta desde la primer palabra del Altísimo, cuando dijeron “Ciertamente José y su hermano son más amados por nuestro padre que nosotros que somos un grupo muy fuerte” (12,8) hasta el inicio de la veintésima (12,20) entre las suras del Altísimo sobre su desinterés por él. Son más de cuarenta pecados, algunos más graves que otros y tal vez se pueda reunir en una sola palabra tres o cuatro pecados, pero, no obstante ello, Dios los ha perdonado y olvidado. El Rey no toleró una sola duda puesta sobre él, al punto que se dice haya sido borrado de la lista de la profecía. Del mismo modo Bal’am Ibn Ba’ura estaba entre los más grandes sabios, pero se enriqueció ilegalmente en este mundo con la religión, hasta que Dios no se lo toleró más. Asif estaba entre los dilapidadores, pero su desobediencia estaba en el modo de hacer, y Dios lo ha olvidado. Se relata que Dios reveló a Salomón: “OH guía de los siervos, OH hijo del camino de los abstinentes ¿hasta cuando me desobedecerá tu sobrino Asif? Soy indulgente con él una vez tras otra, ¡Juro por Mi Poder y Mi Majestad que uno

Comentario [CU30]: En el Corán (3,41) es Zacarías quien permaneció mudo por tres días.

Comentario [CU31]: Se refiere a Putifar, véase la sura de José en el Corán Comentario [CU32]: Célebre personaje bíblico por su orgullo y concupiscencia

27 de los soplos de Mi cólera lo golpeará a fin de que quede como ejemplo de punición ejemplar para sus contemporáneos y para quienes vendrán después de él!”. Cuando Asif se encontró con Salomón, éste le informó de lo que Dios le había revelado, entonces Asif salió para trepar a una colina de arena donde alzó la cabeza y las manos al cielo y dijo: “Mi Dios y mi Señor, Tu eres Tu y yo soy yo ¿cómo me arrepentiré si Tu no me perdonas? ¿Cómo resistiré a la tentación? Si Tu no me proteges yo recaeré”. Entonces Dios le habló asó: “Tu eres sincero Asif, tu eres tu y Yo soy Yo. Acepto tu arrepentimiento y ya te he perdonado. Yo soy el Perdonador, el Misericordioso”. Estas palabras Suyas son una enseñanza para él que emana de Él hacia él. En la tradición, Dios reveló a un siervo que recompensó luego que había estado casi a punto de perderse: “¿Cuántos pecados Me has presentado y te los he perdonado? ¡Ciertamente por menos de esto he hecho perecer una nación entera!”. Tal es el modo de obrar de Dios para con Sus sirvientes, con la preferencia, el avanzar y retroceder según lo que llega de Su voluntad eterna. Estas historias son contadas en el Corán para hacer conocer el modo de obrar de Dios para con Sus siervos que vivieron antes [que nosotros]. No hay nada en el Corán que no sea una guía segura, luz y conocimiento que provienen de Dios para Sus criaturas. A veces Él se da a conocer a ellos con la Santidad, cuando dice: “Di: Él, Dios, es Uno. / Dios, Eterno. No engendra ni fue engendrado / y nadie es como Él” (112,1-4). A veces Él se da a conocer a ellos con los atributos de Majestad, cuando dice: “El Rey, el Santo, la Fuente de la Paz, el Guardián, El Protector, el Poderoso, el Impulsor, el Majestuoso” (59,23). A veces Él se da a conocer a ellos mediante Sus actos, temidos y esperados, y les recita Su modo de obrar para con Sus enemigos y para con Sus Profetas, cuando dice: “¿No has visto lo que ha tratado el Señor a la gente de ‘Ad, Iram, de la alta columna?” (89,6-7) “¿Has visto como tu Señor ha tratado a aquellos del elefante?” (105,1). El Corán no va más allá de estas tres subdivisiones que son: El guiar hacia el conocimiento de la esencia de Dios y de Su santidad. El conocimiento de Sus atributos y Sus nombres. El conocimiento de Sus obras y de su modo de obrar hacia sus sirvientes. Por que la “Sura del culto sincero” (112) incluye una de estas tres subdivisiones, es decir: la Santidad, el Profeta la ha comparado con un tercio del Corán y ha dicho: “Quien recita la Sura del culto sincero, ha recitado un tercio del Corán”. Efectivamente: el límite extremo de la Santidad está en que sea única en las tres afirmaciones: 1- no existe ser creado que sea igual o comparable a Él, indicado por Sus palabras: “No engendra”; 2- no existe ser creado al cual Él se le asemeje o sea comparable, indicado por Sus palabras: “ni fue engendrado”; 3- No hay nadie a Su altura. Él no tiene origen ni descendencia que sea parecida a Él, indicado en Sus palabras: “y nadie es como Él”. Resumido todo esto en las palabras del Altísimo: “Di: Él, Dios, es Uno”. Explicitar todo esto es decir: “No hay divinidad si no es Allah”. Estos son los secretos del Corán y no hay final para los ejemplos de estos secretos del Corán: “No hay una semilla en las tinieblas de la tierra, nada húmedo o seco que no esté en un Libro Explícito” (6,59). Sobre esto Ibn Mas’ud ha dicho: “Haced resplandecer la luz del Corán y buscad sus raros significados, por que en ello está la ciencia de los antepasados y de los postreros”. Es como si hubiera dicho: No conoce el Corán si no quien se ha detenido en cada una de sus palabras, la ha meditado atribuyéndole la propia comprensión, al punto que cualquier

Comentario [CU33]: Al Gazalli ha escrito “Las Perlas del Corán” en el que desarrolla estos temas a fondo.

28 palabra atestigüe que el Corán es la palabra de Aquel que es Subyugador, Victorioso, Soberano, Poderoso, y que ello va más allá de los límites de la capacidad [de comprensión] humana. La mayor parte de los secretos del Corán está envuelta en los pliegues de las historias y las parábolas. Sé ávido en descubrirlas para que se te develen algunas cosas maravillosas, ello te hará despreciar las ciencias vanas extrañas a ellas. Esto es lo que habíamos querido mencionar sobre el significado de la familiaridad con Dios y de la serena tranquilidad, que es el fruto, y la explicación de las diferencias [en esta tranquila comodidad] entre los sirvientes de Dios. Pero Dios (¡Gloria a Él, el Altísimo!) Sabe más.

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DISCURSO SOBRE EL SIGNIFICADO DE LA SATISFACCIÓN CON EL DECRETO DE DIOS, SU REALIDAD PROFUNDA, Y LO QUE SE RELATA SOBRE SUS MÉRITOS

Sabe que la satisfacción con el decreto de Dios es un fruto entre los frutos del amor, y está entre las estaciones más elevadas entre quienes son cercanos a Dios. Su realidad profunda es oscura para la generalidad de la gente. Lo que contiene de ambigüedad y posibilidad de error, no se revela más que a quien Dios ha enseñado la interpretación, le ha hecho comprender la religión y lo ha vuelto erudito en ella. Algunos han rechazado el concebir la satisfacción con lo que se diferencia de la pasión. Es más, han dicho: si la satisfacción es posible en toda cosa por ser obra de Dios, entonces el hombre debería estar satisfecho con la infidelidad y el pecado. Otros se han dejado engañar por esto y han visto la satisfacción en la inmoralidad, en la impiedad, en la deserción y en el rechazo a la sumisión al decreto de Dios. Si estos secretos fueran develados a aquellos que se limitan a entender el significado aparente de la Ley, el Enviado de Dios no habría invocado a favor de Ibn ‘Abbas cuando dijo: “Dios mío ¡hazlo erudito en su religión y enséñale la interpretación!”. Comenzamos ahora a exponer: 1- el mérito de la satisfacción con el decreto de Dios 2- las parábolas pertinentes a los estados espirituales de quienes están satisfechos en Dios 3- la realidad profunda de la satisfacción y del hecho que ella sea concebible en lo que la diferencia de la pasión. Mencionaremos, además, lo que se piensa sea la perfecta satisfacción, que no es para nada igual al abandono de la invocación y al silencio sobre los pecados. El mérito de la satisfacción con el decreto de Dios En cuanto a los signos, está la palabra de Dios: “Dios estará satisfecho de ellos y ellos estarán satisfechos de Dios” (5,119). El Altísimo además dice: “La recompensa por el bien, ¿no es acaso el bien?” (55,60). El máximo del beneficio es la satisfacción de Dios por sus sirvientes, y la recompensa es la satisfacción del sirviente por Dios. El Altísimo dice: “... y moradas excelentes en los jardines del Edén, pero la satisfacción de Dios es un don aún más grande, éste es un enorme suceso” (9,72). Dios ha elevado la satisfacción por encima de los jardines del Edén, como ha elevado la mención de Su nombre por sobre la plegaria ritual cuando ha dicho: “La plegaria preserva de la inmundicia y de lo que es reprobable, y el recuerdo [zikr] de Dios es más importante” (29,45), tanto como que la contemplación de Aquel que es invocado en la plegaria es más grande que la plegaria, y la satisfacción del Señor del Jardín es más elevada que el Jardín mismo. Es más, esa es la suprema aspiración de los habitantes del Jardín, como cuenta el hadiz: “Ciertamente el Altísimo se mostrará a los creyentes y les dirá:

30 “Pedidme [lo que queráis]” y ellos responderán: “Tu satisfacción [de nosotros]”. Su pedido de la satisfacción luego de la visión beatífica es el mérito último. En cuanto a la satisfacción del sirviente mencionaremos su realidad profunda. La satisfacción de Dios por el sirviente tiene otro significado, que es parecido a lo que hemos mencionado acerca del amor de Dios por sus sirvientes. No es lícito que se revele su esencia por que las inteligencias de las criaturas son incapaces de percibirla. Aquel que lo logra conserva la percepción sólo para sí mismo. Resumiendo, no existe grado sobre la visión de Dios; ellos, en efecto, han pedido a Dios la satisfacción por que es la causa de la continuidad de la visión beatífica, por que la ven como la meta última y extrema de todas las aspiraciones por que llega al goce de la visión beatífica. Cuando se les ordena de pedir, ellos piden solamente la continuidad de la visión, por que saben que la satisfacción es la causa de la continuidad de levantarse los velos. Dios dice: “Encontrarán allí todo lo que deseen, y más aún cerca Nuestro” (50,35). Un comentador del Corán dijo: “La gente del Paraíso recibirá, en el momento de la sobreabundancia, tres dones de parte del Señor de los mundos: el primero es un regalo de parte de Dios, no hay para ellos en el Jardín nada que se le parezca, y éstas son las palabras del Altísimo: “Ninguna alma sabe lo que se le oculta para alegrarle los ojos como recompensa de lo que habrá hecho” (32,17). El segundo es la paz sobre ellos de parte de su Señor, esto agrega mérito al regalo, y las palabras de Dios son: “La palabra que oirán de un Señor Misericordioso será: “¡Paz!” (36,58). El tercero es que Dios dice: “Verdaderamente Yo estoy satisfecho de vosotros”. Este es el mejor de los regalos y de la protección, y estas son las palabras del Altísimo: “Pero la satisfacción de Dios será para ellos el don más grande” (9,72), es decir el goce [más grande] que ellos [conozcan]. Este es el mérito de la satisfacción de Dios [por el sirviente] y es el fruto de la satisfacción del sirviente. Entre los dichos del Profeta (P. y B.) se cuenta que el Profeta (P. y B.) le preguntó a un grupo de sus Compañeros: “¿Quién sois vosotros?” y ellos respondieron: “Creyentes”. “¿Y cual es el signo de vuestra fe?”, y ellos respondieron: “”Paciencia en la prueba, damos gracias a Dios por la esperanza y estamos satisfechos con el cumplimiento del decreto divino”. Entonces él les dijo: “Creyentes sois ¡Por el Señor de la Ka’aba!” En una tradición se cuenta que [el Profeta (P. y B.)] dijo: “Están los hombres sabios y los doctores que, por su ciencia del derecho, son casi profetas”. Y en otra tradición: “Afortunado quien ha sido dirigida por el recto camino del Islam, a quien la provista divina le ha sido suficiente y se ha mostrado satisfecho”. El Enviado ha dicho: “En cuanto a quien se ha mostrado satisfecho con la poca ganancia que le viene de Dios, Dios estará satisfecho de la poca obra que Él haya obtenido de él”. Dijo también: “Cuando Dios ama a un sirviente lo somete a la prueba, si éste es paciente Él lo elige, si está satisfecho, Él lo elige”. Y dijo además: “El Día de la Resurrección Dios le hará brotar alas a un grupo de mi comunidad y volarán desde sus tumbas a los Jardines, donde comerán lo que quieran y vivirán cómodamente como deseen. Entonces los ángeles les preguntarán: “¿Habéis visto el libro de las cuentas [a rendir]?” y les responderán: “No hemos visto ningún libro de cuentas”. Los ángeles les preguntarán: “¿Habéis atravesado el Puente (al-Shirat)”. “¡No hemos visto ningún puente!”. “¿Habéis visto la Gehena?”. “No hemos visto nada de todo

Comentario [CU34]: Puente que se extiende sobre el infierno, delgado como un cabello, y que todos deberemos atravesar sin resbalar para alcanzar el Paraíso

31 esto”. Los ángeles preguntarán: “¿De qué comunidad venís?” y responderán: “De la comunidad de Muhammad”. Los ángeles dirán: “Os conjuramos en el nombre de Dios, decidnos pues cuales han sido vuestras obras sobre la tierra”. “Tenemos dos cualidades que nos han hecho alcanzar esta etapa, gracias a la misericordia de Dios”. “¿Cuáles son estas cualidades?”. “Cuando nos apartamos [para rezar] tenemos vergüenza de desobedecerLe y nos sentimos pagados con lo poco que nos ha estado asignado por Dios”. Entonces los ángeles dirán: “¡Vosotros sois merecedores de esto!”. El Enviado dijo: “¡OH compañía de los pobres! dad a Dios la satisfacción de vuestros corazones y ganaos la recompensa por vuestra pobreza. De otro modo: ¡nada!”. Entre los dichos de Moisés se relata: “Los hijos de Israel le dijeron: “Pide a tu Señor qué cosa, que si nosotros hacemos, lo volverán satisfecho de nosotros”. Moisés dijo: “Dios mío ¿has sentido lo que han pedido?”. Dios dijo: “OH Moisés, diles: estad satisfecho con Migo para que Yo esté satisfecho de vosotros”. Testimonia esto lo que se transmite de nuestro Profeta (P. y B.) que dijo: “Aquel que desea saber la parte que le está reservada junto a Dios, Poderoso y Excelso, que mire a la parte que a Dios, Poderoso y Excelso, Le ha sido reservada junto a él. Verdaderamente Dios, Bendito y Altísimo, dará hospitalidad al sirviente en la medida de la hospitalidad que el sirviente le haya concedido a Dios junto a él”. De los dichos de David: “¿Acaso son Mis amigos los que se preocupan de este mundo? La preocupación, ciertamente aleja de sus corazones la dulzura del íntimo coloquio con Migo. OH David, Mi amor por mis amigos quiere que ellos jamás se encuentren espiritualmente angustiados y tristes”. Se cuenta que Moisés dijo: “OH Señor, muéstrame lo que puede complacerTe a fin de que yo lo pueda hacer” y que Dios le reveló: “Mi satisfacción está en lo que a ti te repugna, pero tu, ¡tu no soportas lo que te repugna!”. Moisés dijo: “¡Señor, muéstramelo!”. Dios le dijo: “Mi satisfacción está en tu satisfacción por Mi decreto”. En el Íntimo Coloquio [con Dios] Moisés dijo: “¿Cuál, Maestro, cual de tus criaturas amas más?”. Dios respondió: “Aquel a quien cuando le he tomado al amado se ha reconciliado con migo” y Moisés dijo: “¿Cuál es la criatura de la que Tu estás descontento?”. Dios respondió: “Aquel que me pide lo mejor para una cosa y que cuando Yo la decreto para él, está insatisfecho con Mi decreto”. Se cuenta de algo mucho más severo que lo ya dicho, y es que Dios dijo: “Yo soy Dios y no hay otra divinidad fuera de Mi. Quien no soporta mis pruebas, no me es agradecido por mis favores ni está satisfecho con mis decretos ¡que se busque otro señor fuera de Mi!”. Parecidas por su severidad son las palabras del Altísimo que nos ha informado nuestro Profeta (P. y B.) cuando dijo: “Dios ha dicho: “He establecido los destinos [para cada uno], he predispuesto las medidas y he completado con cuidado la obra. ¡Quien está satisfecho [con esto] encontrará Mi satisfacción hasta el día del encuentro con Migo, y aquel que se encuentra insatisfecho encontrará mi descontento hasta el día del encuentro con Migo!”. En un célebre hadiz se relata: “Dios dijo: “He creado el bien y el mal. ¡Bendito aquel que he creado para el bien y de cuyas manos fluye el bien! ¡Desventurado aquel que he creado para el mal y de cuyas manos fluye el mal! Desventura sobre desventura a quien dice: “¿Por qué? ¿Cómo?”.

32 En los dichos de los Predecesores se cuenta que un profeta se quejó a Dios Poderoso y Excelso, del hambre, de la pobreza y de los piojos por diez años, pero Dios no lo satisfizo en lo que deseaba. Más tarde Dios le reveló: “¡Cuánto nos lamentamos! Las cosas han tenido inicio de este modo en Mi inscribirlas en la Tabla Preservada, antes de que Yo crease el Cielo y la Tierra. De este modo estabas presente en Mí y de este modo Yo he decretado para ti antes de que crease este mundo terreno. ¿Tú quieres que Yo repita la creación del mundo por ti? ¿O acaso quieres que Yo cambie lo que ha sido establecido para ti, de modo que lo que tú amas sea superior a lo que Yo amo, y lo que tú desees sea superior a lo que Yo desee? ¡Juro por mi Poder y mi Majestad que si repites una vez más este balbuceo en tu corazón te suprimiré de la lista de Profetas!”. Se cuenta de Adán que alguno de sus hijos lo escupía y resbalaba por su cuerpo. Uno ponía sus pies sobre sus costillas y, como si su padre fuese una escalera, trepaban hasta su cabeza y luego, de la misma manera, bajaba por las costillas. Adán permanecía con la cabeza baja. Uno de sus hijos le dijo: “OH padre ¿No ves lo que te hace? ¡Impídele de continuar haciéndolo!” a lo que Adán respondió: “OH hijo mío, ¡He visto lo que vosotros no habéis visto y conocido lo que no habéis conocido! Me he movido y con un solo movimiento he caído de la Morada de la Misericordia a la Morada de la Ignominia, de la Morada del Goce a la Morada de las tribulaciones. Por esto temo que si me muevo otra vez me ocurra aquello que ignoro”. Anas Ibn Malik dijo: “He servido al Enviado de Dios por diez años y él jamás me ha dicho “¿por qué lo has hecho?” por algo que yo hubiera hecho, ni por una cosa que no había hecho “¿por qué no lo has hecho?”. Él nunca me ha dicho por algo que había sucedido “¡ojala no hubiera ocurrido!” ni de una cosa que no había ocurrido “¡ojala hubiera sucedido!”. Cuando alguno de su familia me retaba decía: “Dejadlo [tranquilo], si Dios ha decretado algo, eso ocurrirá”. Se cuenta que Dios reveló a David: “OH David, Tú quieres y Yo quiero, pero solamente será lo que Yo quiero. Si te someterás a lo que Yo quiero, Yo acogeré lo que tú quieras, pero si no te sometes a lo que Yo quiero, te obstaculizaré lo que tú quieras y no será si no lo que Yo quiera”. Ibn Abbas dijo: “Los primeros a ser llamados al Paraíso el Día de la Resurrección, serán quienes hayan alabado a Dios en toda circunstancia”. ‘Umar Ibn ‘Abd al-‘Aziz dijo: “No me queda contento si no con lo que Dios ha decretado”. Le preguntaron: “¿Qué deseas?”, respondió: “Lo que Dios decreta [para mi]”. Maymun Ibn Mahran dijo: “Para aquel que no se encuentra satisfecho con lo decretado por Dios, no hay cura para su estupidez”. Al-Fudayl dijo: “Si tú no soportas las disposiciones de Dios, no soportas tu propia disposición”. ‘Abd al-‘Aziz Ibn Abi Ruwwad dijo: “La cuestión no está en comer un pan de cebada o en lo agrio, ni en el vestir mantos de lana o de pelo, si no únicamente en la satisfacción con el decreto de Dios Poderoso y Excelso”. ‘Abd Allah Ibn Ma’sud dijo: “Prefiero lamer un carbón ardiente que me queme antes que decir, cuando algo me sucede, “¡Si no me hubiera sucedido!”, o de una cosa que no me ha ocurrido, “¡Ojala me hubiera ocurrido!”. Un hombre vio una llaga sobre el pié de Muhammad Ibn Wasi por lo que le dijo: “Siento compasión por ti por esta llaga” pero Muhammad le respondió:

33 “¡En cambio yo la agradezco desde que me ha salido, por que no me ha salido sobre los ojos!”. En la Isra iliyyat se cuenta que un devoto servía a Dios desde hacía mucho tiempo, y una vez vio en sueños: “Fulana de tal, una pastora, será tu compañera en el Paraíso”. Averiguó por ella y dónde la podría encontrar. Fue su invitado por tres días para observar su trabajo. Mientras él pasaba la noche rezando, ella dormía. Él ayunaba siempre y ella no lo hacía nunca. Al fin le dijo: “¿No hay nada más que ver que tu hagas, aparte de lo ya visto?”. “¡Nada, por Dios, sólo lo que has visto y no conozco otra cosa!”. El hombre no cesaba de interrogarla pidiéndole que recordara hasta que ella le dijo: “Tengo una pequeña costumbre que es esta: cuando estoy en la aflicción no deseo de estar bien; si estoy enferma, no deseo la salud y si estoy bajo el sol, no deseo estar a la sombra”. El devoto entonces, tomándose la cabeza con las manos dijo: “¡Una pequeña costumbre esta! ¡Por Dios esta es una costumbre grandiosa de la que son incapaces los devotos!” Se cuenta de un Predecesor: “Dios, cuando emanó un decreto de lo alto, deseó que los habitantes de la tierra estuvieran satisfechos con Su decreto”. Abu al-Darda dijo: “El ápice de la fe es el ser paciente ante las disposiciones divinas y el estar satisfecho con el destino asignado por Dios”. ‘Umar dijo: “No me importa saber en cual estado me despierto o recuesto, que sea de aflicción o de bienestar”. Un día que al-Tawri estaba en lo de Rabi’a, dijo: “¡Dios mío, se satisfecho de mí!”. Rabi’a le dijo: “¿No te avergüenzas de pedirle a Dios Su satisfacción con tigo, mientras que tu no estás satisfecho con Él?”. Él respondió: “¡Que Dios me perdone!” Ga’far Ibn Sulayman al-Dab’i le preguntó a Rabi’a: “¿Cuándo es que un sirviente está satisfecho con Dios?” y ella le respondió: “Cuando su alegría en la desgracia es la misma que su alegría en la buena suerte”. Al-Fudayl decía: “Cuando pone al mismo nivel el rechazo y el don [de Dios], sólo entonces el sirviente está satisfecho de Dios”. Ahmad Ibn Abi al-Hawari cuenta que Abu Sulayman al-Darani dijo: “Dios Poderoso y Excelso en Su Misericordia está satisfecho con sus sirvientes como los sirvientes están satisfechos de sus patrones”. Le pregunté: ¿Cómo es esto?” y él me respondió: “¿El objetivo del sirviente, no es acaso que su patrón esté satisfecho de él?” Respondí que si, y él me dijo: “El amor de Dios para sus sirvientes es que ellos estén satisfechos de Él” Sahl dijo: “El interés de los sirvientes en la certeza de la fe está en la medida de su interés en la satisfacción, y su interés en la satisfacción está en la medida de sus vidas con Dios”. El Profeta (P. y B.) ha dicho: “Dios Poderoso y Excelso, de Su Sabiduría y Majestad ha puesto el reposo y la alegría en la satisfacción y en la certeza de la fe. Él ha puesto inquietud y tristeza en la duda y en el descontento”.

La realidad profunda de la satisfacción en Dios está en el hecho que ella es concebible en lo que difiere de la pasión.

Comentario [CU35]: Narraciones coránicas edificantes que hacen referencia a personajes bíblicos.

34 Sabe que aquel que dice: “No hay otra cosa, en lo que difiere de la pasión y en todo tipo de prueba, que la paciencia. En cuanto a la satisfacción, no es concebible”, ha llegado al punto de negar el amor por Dios. Si afirma en cambio, que el amor por Dios es concebible y por tanto el ser absorbido en la preocupación por Él, entonces está claro que el amor deja en herencia la satisfacción en virtud del obrar del Bienamado. Esto reside en dos aspectos: La insensibilidad al dolor. El primero de los dos aspectos es que se anula la sensación de dolor al punto que ella se difunde por él, pero él no la siente, si se le produce una herida no advierte el dolor. El ejemplo de esto es el del guerrero, se encuentra en un estado de gran ira o de terror y al ser herido no lo siente, tanto que sólo ante la vista de la sangre se da cuenta de ser herido. Quien tiene una fuerte preocupación podría hincarse el pie con una espina y no sentir dolor. Todo esto ocurre por la preocupación de su corazón. Es más, quien se somete a una sangría, o le afeitan la cabeza con una navaja desafilada, siente dolor, pero si se encuentra absorto en alguna cuestión importante, no se dará cuenta de lo que haga el barbero o el sangrador. Todo esto ocurre por que el corazón, cuando está absorto en una cuestión, está completamente en ello y no percibe ninguna otra cosa. Lo mismo es con los enamorados, que está absorto en la preocupación de contemplar a su bienamado o de su amor, podría ser golpeado por algo que le provocaría dolor y que lo afligiría, si no fuera que por su excesiva pasión no percibe la aflicción ni el dolor a causa del apoderarse el amor de su corazón. Si esto le ocurre a alguien que no es Su amado, imaginémoslo lo que le ocurre a quien Le ama, dado que “la preocupación del corazón por el amor y la pasión es la más grande de las preocupaciones”. Si esto es concebible por un dolor mínimo a causa de un amor insignificante, es concebible el dolor máximo a causa del amor máximo. También el amor es concebible que aumente de intensidad del mismo modo en que lo hace el dolor. Así como se refuerza el amor por las cosas bellas percibidas con el sentido de la vista, del mismo modo se refuerza el amor por las bellas formas interiores percibidas con la luz de la visión interior. La Belleza de la Presencia Soberana y Su Majestad no son parangonables a ninguna otra belleza ni a ninguna otra majestad. A quien le sea revelada una partícula de la Belleza Divina, quedará aturdido, tanto como para permanecer atónito y perder los sentidos, y no sentirá lo que le pueda suceder. Se cuenta que la mujer de Fath al-Mawsili tropezó de tal modo que se le partió una uña. Ella se puso a reír y cuando le preguntaron: “¿No sientes dolor?”, respondió: “El placer de Su recompensa ha alejado de mi corazón el sabor amargo del dolor”. Sahl sufría de la misma enfermedad de la que otro había sido curado, pero él no se curaba, por lo que fue interrogado a propósito y dijo: “¡OH doctor, el golpe del amado no provoca dolor!”. La búsqueda del dolor. En cuanto al segundo aspecto está en el hecho que él siente y percibe el dolor, pero está satisfecho, es más, lo desea y lo busca (racionalmente, quiero decir) aún cuando por naturaleza la rechaza. Así es con quien solicita al sangrador de aplicarle ventosas. Percibe el dolor, pero no obstante ello está satisfecho y lo desea, y estará agradecido con el sangrador por el favor que le ha hecho. Este es el estado de quien está satisfecho con lo que le provoca dolor. Del mismo modo quien se ponga en viaje a la búsqueda

35 de ganancias, sentirá la fatiga del viaje, pero el amor por el fruto de su viaje le volverá agradable la fatiga y se considerará satisfecho. Cada vez que se es sometido a una prueba que Dios envía, se tiene la certeza que la recompensa que se guarda para él es superior a lo que se ha perdido; se estará satisfecho, se la deseará, se la amará, y por ella será grato a Dios. Esto ocurrirá si considera la recompensa y el beneficio con que será retribuido. Sin embargo también es posible que predomine el amor, de modo tal que el interés del amante reside en lo que el Amado desea y Lo satisface sin otra finalidad que Su satisfacción. [En este caso] Lo que el Bienamado desea y Lo satisface, será buscado por el amante. Todo esto existe en los testimonios espirituales del amor de los hombres, que muchos han descrito en sus versos y en prosa. No hay otro significado que contemplar la belleza de las formas exteriores con la vista física. Y si se mira a la belleza ¿qué es en verdad esta belleza? Tan solo epidermis, carne y sangre, un almacén de suciedad e impuridad. Su inicio es una gota derramada de esperma, su fin un cadáver nauseabundo. ¡Y en lo que está entre esta y aquello, se llena de inocencia! (si se mira con el órgano que percibe la belleza, el ojo de la bajeza, que yerra mucho en lo que ve: ve lo que es pequeño grande y lo que es grande pequeño, a lo que está lejano cerca y a lo que es feo hermoso). Entonces, si es concebible la supremacía de este tipo de amor ¿de dónde esto mismo deviene inverosímil por el amor a la Belleza Eterna, que no tiene principio ni fin? ¿Cuya perfección no tiene final, percibida con el ojo de la vista interior, que no está aquejado de error y sobre el cual no revolotea la muerte? Al contrario, después de la muerte permanecerá viviente junto a Dios, feliz de la ganancia de Dios, obtendrá beneficio con la muerte, tanto que será un incremento del conocimiento y de la revelación. Esto es cosa clara, cuando se lo mira con el ojo de la razón. Testimonio de todo esto es el hecho que existen tanto parábolas como dichos referidos a los estados espirituales de los amantes de Dios. Saqiq al-Balhi dijo: “Quien reflexiona sobre la recompensa por la dureza [de la prueba] no desea liberarse de ella”. Al-Junayd dijo: “Le pregunté a Sari al-Saqati: ¿El amante, encuentra dolor en la prueba? Y él me respondió: “¡No!”. Entonces le dije: “¿Y si es lacerado con la espada?”, a lo que me respondió: “Si, pero si es lacerado por setenta veces con la espada, golpe tras golpe”. Un amante de Dios dijo: “He amado toda cosa por amor Suyo, al punto que si Él amase el infierno, yo amaré entrar en el infierno”. Bishr Ibn al-Harit dijo: “Al este de Bagdad pasé junto a un hombre que había sido flagelado con mil latigazos. Pero él no hablaba. Después fue llevado a la prisión, lo seguí y le pregunté: “¿Por qué te han flagelado?” y me respondió: “¡Por que estoy locamente enamorado!”. Entonces le pregunté: “¿Y por qué callas?” y él respondió: “¡Por que mi enamorado está enfrente a mí y me mira!”. Le dije: “¿[Qué sucedería] si tú vieses al más grande de los enamorados?”. Dio un grito y cayó muerto a tierra”. Yahya Ibn Mu’ad al-Razi dijo: “Si la gente del Paraíso miran a Dios, sus ojos van a sus corazones por el placer de ver a Dios y por ochocientos años no vuelven a su lugar. ¿Qué piensas tú de los corazones que se encuentran entre Su Belleza y Su Majestad? ¡Si ven Su Majestad sienten pavor y si ven Su Belleza se extravían!”.

36 Bishr dijo: “Fui a ‘Abadan siendo todavía joven. Encontré un hombre ciego, manco y loco que estaba boca abajo a tierra, había perdido los sentidos y las hormigas le estaban comiendo la carne. Le alcé la cabeza y la posé en mis rodillas mientras repetía las palabras. Cuando el hombre recobró los sentidos me dijo: “¿Quién es este intruso que se entromete entre Mi Señor y yo? Si me despedazara eso sólo aumentaría mi amor por Él”. Bishr agrega: “Lo que vi después de ese resentimiento por mi intromisión entre un sirviente y su Señor, me hizo abstenerme [de volver a hacerlo]”. Abu ‘Amr Muhammad Ibn al-As’at dijo: “Los habitantes de Egipto permanecerán cuatro meses [sin alimentos], no habrá para ellos otra nutrición que contemplar el rostro de José, el Justo. Si tendrán hambre, mirarán su rostro y su belleza les distraerá de padecer por el hambre”. En el Sagrado Corán hay algo superior a esto y es la historia de las mujeres que, sin darse cuenta, se cortaron las manos, perdidas todas como estaban en la contemplación de la belleza de José, al punto de no sentir nada. Sa’id Ibn Yahya dijo: “Vi en Basra, en el caravanserai de ‘Ata Ibn Muselim, un joven que tenía en mano cuchillo, gritaba con todas sus fuerzas y la gente lo rodeaba mientras él decía: “¡El día de la separación es más largo que el de la Resurrección, y la muerte por el dolor de la separación es la más bella! Me han dicho: “Es el traspaso” y les he dicho: No soy yo quien está por irse ¡Es el alma mía la que se va!”. Después se abrió el vientre con el cuchillo y cayó muerto a tierra. Pregunté por él y por lo ocurrido y me fue dicho: “Él ama con pasión a un muchacho hijo de un cierto rey ¡y le ha sido impedido de verlo un solo día!”. Se cuenta de Jonás que le dijo a Gabriel: “Muéstrame al hombre más devoto de la Tierra”. Gabriel le mostró un hombre al que la elefantiasis le había amputado manos y pies y le había privado de la vista y el oído. No obstante ello decía: “¡Dios mío, me has dejado gozar como Tú has querido y Tú me has quitado como Tú has querido! Pero me has dejado esperanzado en Ti ¡OH Benefactor, OH Tú que Reúnes!”. Se cuenta de ‘Abd Allah Ibn ‘Umar que uno de sus hijos se quejaba a él por un dolor. Por esta causa su afecto por él creció al punto que alguno dijo: “¡Temamos por este viejo si le ocurrirá una desgracia a este joven!”. El muchacho murió y Ibn ‘Umar salió para el funeral. ¡Ningún hombre había estado jamás más alegre que él! Se le pidieron explicaciones de esta conducta, a lo que Ibn ‘Umar respondió: “Mi tristeza era por compasión por él, en cambio, cuando ha llegado la orden de Dios ¡Hemos quedado satisfechos!”. Masruq dijo: “Había un hombre que vivía en el desierto. Tenía un perro, un asno y un gallo. El gallo lo despertaba para la plegaria ritual, el asno le servía para transportar el agua a su tienda y el perro le servía de guardián. Apareció un lobo y le llevó el gallo. Todos quedaron entristecidos, pero él era un hombre devoto y dijo: “Pueda ser que sea para bien”. Después llegó otro lobo que destripó al asno y lo mató. Todos se lamentaron, pero el hombre dijo: “Puede ser que sea para bien”. Cuando le tocó al perro, dijo: “Puede ser que sea para bien”. Un cierto día se despertaron tarde y vieron que todos los que estaban en los alrededores habían sido capturados ¡sólo ellos se habían salvado! El hombre dijo: “Esos que han sido llevados cautivos ha sido denunciada su presencia por las alertas de los perros, los asnos y los gallos que tenían”. Así que la muerte de aquellos animales fue para ellos efectivamente un bien, como Dios lo había decretado. Por lo tanto, quien

Comentario [CU36]: Es de entenderse la Fatiha.

37 conoce la oculta benevolencia de Dios está satisfecho, en toda circunstancia, con Su modo de obrar”. Se cuenta de Jesús que pasó junto a un hombre ciego, leproso, con ambas piernas paralizadas cuya carne se deshacía a causa de la elefantiasis, pero él decía: “¡Alabado sea Dios que me ha salvado de lo que aflige a tantas de Sus criaturas!”. Jesús le dijo: “¿OH fulano, qué cosa de la prueba te ha sido ahorrada?”. El hombre respondió: “¡OH Espíritu de Dios, estoy mejor que aquellos a quienes Dios no ha puesto en sus corazones lo que ha puesto de Su conocimiento en el mío!”. Jesús le dijo: “Tu eres sincero, dame la mano” El hombre le dio la mano y se transformó en un hombre de rostro bello y excelente aspecto, por que Dios quitó de él su enfermedad. Se volvió un compañero de Jesús y se dedicó a servirlo. ‘Urwa Ibn al-Zubayr, que le habían una pierna amputada hasta la rodilla a causa de una gangrena, dijo: “¡Alabado sea Dios que me ha tomado sólo una pierna! Es verdad que si Tu tomas algo haces preservar algo, y si Tu metes a la prueba, dispensas [del dolor]”. Esa noche no descuidó de hacer su plegaria. Ibn Mas’ud decía: “La pobreza y la riqueza son dos cabalgaduras, si es la pobreza, en ella está la paciencia, y si es la riqueza, en ella está la generosidad”. Abu Salayman al-Darani dijo: “He obtenido de cada estación un estado espiritual [correspondiente], excepto de la satisfacción, de ella no he tenido más que un indicio. No obstante, si ella acogiera a todas las criaturas en el Paraíso y a mi me acogiera en el Infierno, estaría satisfecho con ello”. Preguntaron a un iniciado: “¿Has obtenido un ápice de la satisfacción?”. Él respondió: “Un ápice no, pero el estadio de la satisfacción lo he alcanzado. Si Dios me pusiera como puente sobre el Infierno para que los hombres pasen sobre mí para ir al Paraíso, y luego me arrojase en el Infierno, en sustitución de todas sus criaturas, para cumplir Su juramento, amaré Su decreto y estaré satisfecho de Su juramento”. Estas son palabras de quien sabe que el amor absorbe sus preocupaciones, al punto de impedirle sentir dolor en el Infierno. Si una sensación [dolorosa] persiste, es sumergida por el placer que se obtiene de ser conciente de haber alcanzado la satisfacción del Amado al ser arrojado, aunque fuera al Infierno. El prevalecer de este estado no es imposible en sí mismo, aún cuando sea lejano de nuestros débiles estados espirituales; pero aquel que es débil y está privado de ello, no debe dejar de reconocer los estados espirituales de quienes son más fuertes, y no retener incapaces a los amigos de Dios de aquello que él es incapaz. Al-Rudabari dijo: “Le he transmitido a Abu ‘Abd Allah Ibn Jala alDimashqi las palabras de un Tal que ha dicho: “He deseado que mi cuerpo fuera despedazado con las tijeras y que estos hombres consintieran en hacerlo”. Él [Abu ‘Abd Allah], me dijo: “¡OH tú!, si esto es una manera de honorar y glorificar a Dios, no lo conozco, pero si forma parte de la premura y del consejo a los hombres, entonces si lo conozco. Dijo así y perdió los sentidos”. ‘Imran Ibn al-Hussayn estaba enfermo de hidropesía y había permanecido recostado por treinta años, sin poder alzarse ni sentarse. En un lecho de ramas de palmera se había practicado un agujero para que pudiera satisfacer sus necesidades. Un día Mutarrif fue a visitarlo junto con su hermano al-‘Ala y se puso a llorar al verlo en el estado en que se encontraba. ‘Imran le dijo: “¿Por qué lloras?”. Respondió: “Por que te veo en ese penoso estado”. Entonces le

38 respondió: “No llores, si esto le place a Dios me place también a mí”. Y agregó: “Te diré una cosa, a lo mejor Dios quiera que te sirva. Tenla en secreto hasta que muera: Los Ángeles me visitan y tengo familiaridad con ellos, me saludan y yo escucho sus saludos. Por ello se que esta prueba no es un castigo si no una Gracia enorme. ¿Quién es testigo de esto en la prueba, cómo podría no estar satisfecho?”. Otro dijo: “Fuimos a visitar a Suwad Ibn Mut’aba por que estaba enfermo y no vimos más que unas ropas tendidas por tierra. Pensamos que bajo ellas no hubiera nada, hasta que lo levantaron. Su mujer le dijo: “¡Toda la familia está dispuesta a sacrificarse por ti! ¿Qué podemos darte de comer o beber?”. Él respondió: “Se alarga la enfermedad y los huesos de la cadera asoman y comienzo a resecarme. No he probado alimento ni bebida desde (y mencionó el número de días), pero lo que me alegra es que ¡no he faltado [a Dios] ni el pedacito de una uña!”. Cuando Sa’d Ibn Abi Waqqas llegó a La Meca (él ya había perdido la vista), la gente corría a él y le pedía que invocase el favor de Dios por ellos. Él invocaba a Dios por éste y por aquel y su invocación era satisfecha por Dios. ‘Abd Allah Ibn al-Sa’ib cuento: “Yo lo alcancé, lo conocía de cuando era un muchacho y él me reconoció “¿Tú eres el lector del Corán de la gente de La Meca?”, me dijo. “Si”, le respondí, después mencionó una historia y yo le dije: “OH tío, invocas a Dios para la gente, pero si Lo invocases por ti mismo, Dios te restituiría la visión. Sonrió y me dijo: “OH hijo mío, Lo decretado por Dios -¡Glorificado Sea!- es para mí mejor que mi vista”. A un cierto Sufi se le había perdido el hijo y por tres días no tuvo noticias de él. Le dijeron: “¿Y si tu pidieras a Dios que te lo devuelva?”. Respondió: “¡Contradecirlo en lo que Él ha decretado es para mí mas penoso que la desaparición de mi hijo!” Se cuenta que un devoto dijo: “He cometido un grave pecado y por ello lloro desde hace sesenta años”. Se había aplicado en su devoción a causa del arrepentimiento por aquel pecado. Le preguntaron: “¿Cuál ha sido ese pecado?”. Respondió: “Una vez he dicho de una cosa que me había ocurrido: ¡Ojala no me hubiera sucedido!”. Un Predecesor dijo: “Si mi cuerpo fuera despedazado con las tijeras, eso sería para mí preferible a decir de cualquier cosa que Dios -¡Gloria a Él!- haya decretado: ¡Ojala no la hubiera decretado!”. Ha sido dicho a ‘Abd al-Wahid Ibn Zayd: “Aquí hay un hombre que se ha dedicado durante cincuenta años a servir a Dios”. Él fue a visitarlo y le dijo: “OH mi amigo, háblame de ti ¿estás contento con Él?” Respondió: “¡No!”. Le preguntó: “¿Tienes familiaridad con Él?”. “¡No!”. “¿Estás satisfecho de Él?”. “¡No!”. Le preguntó una vez más: “¿Haz efectuado por él el ayuno y las plegarias?”. Respondió: “Si”. Entonces comenzó: “¡Si no tuviera vergüenza de ti, afirmaría que tu práctica representa cincuenta años perdidos! Esto significa que para ti no se han abierto las puertas del corazón. Has progresado hacia los grados de la proximidad con las acciones del corazón, pero te encuentras en la categoría de los Compañeros de la derecha, por que tu acumulo [de méritos] por Él está en las acciones de las extremidades, que son el acumulo de la gente común”. Un grupo de personas fue a visitar a al-Shibli al manicomio. Vivía aislado y tenía en las manos piedras. Preguntó: “¿Quiénes sois vosotros?”. Respondieron: “Gente que te ama”. Los recibió arrojándoles piedras y ellos

39 escaparon. Les dijo: “¿Cómo y por qué sostenéis de amarme? Si sois sinceros, venid, ¡someteos a la prueba!” De al-Shibli: “El amor por el Todo Misericordioso me ha dejado embriagado, pero ¿han visto alguna vez a un amante que no esté ebrio de amor?”. Un devoto de entre los habitantes de al-Sham dijo: “Todos vosotros vais al encuentro con Dios Poderoso y Excelso, con total sinceridad, pero quizás mentís a Dios. Esto por que si alguno de vosotros tuviera un dedo de oro, lo mostraría para indicar, y si lo tuviera paralizado lo escondería”. Quería decir con esto que el oro es reprobado por Dios, pero los hombres lo usan por vanidad. La prueba es el adorno de la gente del Más Allá, pero los hombres se avergüenzan de ella. Se dice que ocurrió un incendio en el mercado. Le dijeron a Sari: “El mercado está en llamas, sólo tu almacén no se ha quemado”. Él dijo: “¡Alabado sea Dios!” y después: “¿Cómo puedo alabar a Dios por mi prosperidad cuando los musulmanes han sido privados?” Se arrepintió del comercio y abandonó el almacén. Transcurrió el resto de su vida arrepintiéndose y pidiendo perdón a Dios por haber dicho [en aquellas circunstancias] ¡Alabado sea Dios!”. Si meditas atentamente estas parábolas entenderás que la satisfacción por aquello que se diferencia del placer no es imposible de obtener. Al contrario, es una importante estación de la gente de la religión. Toda vez que ésta es posible en el amor y los intereses humanos, también es seguramente posible con relación al amor a Dios y los intereses del Más Allá. La razón por la que la satisfacción es posible reside en dos aspectos: 1- En el aceptar el dolor cuando se espera la recompensa, como aceptar la sangría, la flebotomía e ingerir la medicina en espera de la curación. 2- En el aceptar el dolor sin que haya otro interés, por el contrario, propio por que es la cosa deseada por el Amante y lo que lo satisface. El amor predomina cuando suplanta lo que el amante desea por lo que desea el Amado, y la cosa más agradable para él será la alegría del corazón de su amado, su satisfacción y el cumplimiento de su voluntad, aún al precio de la pérdida de la vida. Como ha sido dicho: “No hay dolor en la herida si Tu estás satisfecho”. Esto es posible no obstante la sensación de dolor. Quizás el amor tenga una tal supremacía que él se asombre de sentir dolor. El razonamiento por analogía, la experiencia común y la percepción sensible prueban que el dolor existe, de modo que quien por su propia causa no experimentó [el no sentirlo], no debe negarla por ello, por que si no la experimenta es por que está privado de la causa, que es el exceso de amor. Quien no ha gustado el alimento del amor no ha conocido sus maravillas. Para los amantes de Dios hay maravillas mucho más grandes de las que hemos descrito. Se cuenta que ‘Amr Ibn al-Harit al-Rafi dijo: “Participaba de un banquete junto con una amigo mío, al-Raqqa. Con nosotros se encontraba un jovencito que padecía por una joven esclava cantante que estaba con nosotros en aquel banquete. Ella golpeó con el arco y cantó así: “El signo de ser humillado por la pasión En aquellos que tiemblan de amor, es el llanto, Sobre todo en quien tiembla de amor,

Comentario [CU37]: Siria, en la antigüedad.

40 Cuando no encuentra con quien lamentarse”. El joven dijo: “¡Por Dios! Conoces bien [tu arte] OH señora mía ¿Me permites de morir?”. Le respondió: “¡Muere pues!”. ‘Amr agrega: “Apoyó su cabeza en un almohadón, serró la boca y cerró los ojos. Probamos a moverlo, ¡estaba muerto!”. Al Junayd cuenta: “Vi a un hombre prendido a la manga de un jovenzuelo, le suplicaba manifestándole su amor. El jovenzuelo se volvió a él y le dijo: “¿Hasta cuando durará la mentira que me dices?”. Respondió: “Dios sabe que soy sincero, al punto que si me dijeras de morir, yo moriría”. El jovenzuelo le respondió: “Si eres sincero ¡muere!”. Al-Junayd concluye: “Entonces el hombre se apartó y cerró los ojos ¡Estaba muerto!”. Sammun al-Muhibb dijo: “Había entre nuestros vecinos un hombre que amaba una joven esclava con un amor desmesurado. La joven esclava enfermó. El hombre estaba sentado preparándole una sopa, mientras revolvía la sopa en la olla la joven esclava [dijo] “¡Ahí!” el hombre se sorprendió y la cuchara se le cayó de las manos, pero continuó a revolver el contenido de la olla con la mano, ¡al punto que se le cayeron los dedos!. Entonces la joven esclava dijo: “¿Qué sucede?” a lo que el hombre contestó: “Ocurre que esto es por tu “¡Ahí!”. Se cuenta que Muhammad Ibn ‘Abd Allah al-Bagdadi dijo: “He visto en Basra un joven que había subido a un techo y erguido sobre la multitud decía: “¡Quien muere por exceso de amor que muera así! ¡No hay nada de bueno en el exceso de amor sin muerte!” Y se arrojó a tierra. Se lo llevaron muerto”. Este ejemplo y otros parecidos son creíbles en el amor entre seres humanos, y son mucho más creíbles en el amor por el Creador, por que la vista interior es más atendible que la vista exterior, y la Belleza de Su Presencia Soberana es mucho más perfecta que cualquier otra belleza. Al contrario, toda belleza en este mundo es un favor entre los favores de esa Belleza. Si, quien está privado de la visión niega la belleza de las formas sensibles, y quien está privado del oído niega el placer de los sonidos y modulaciones armoniosas, y quien está privado de corazón niega necesariamente estos placeres, que no tienen lugar si no en el corazón.

Florileo de parábolas de los amantes de Dios, de sus dichos y de sus revelaciones.

Dijeron a un iniciado: “¡Tú eres un amante!”, y él rebatió: “No soy un amante si no un amado ¡el amante se cansa!” También le dijeron: “Los hombres afirman que tú eres uno de los siete” y respondió: “Cuando vosotros me veis, veis cuarenta abdal”. Por lo que le preguntaron: “¿Cómo es posible?, tú eres una sola persona”. Respondió: “Por que yo he visto cuarenta abdal y de cada uno de ellos he aprendido una virtud moral”. Le preguntaron: “Nos han dicho que tú ves a Khidr”. Él sonrió y después dijo: “La maravilla no esta en quien ve a Khidr, si no en aquel que desea ver a Khidr, pero él se esconde a él”.

Comentario [CU38]: Los Abdal, asistentes del Qutub

Comentario [CU39]: El Verde Personaje misterioso que aparece para ayudar a los sufis.

41 Se cuenta que Khidr dijo: “Cada vez que pienso de conocer a todos los Amigos de Dios, en ese preciso momento me doy cuenta que hay un Amigo al que no conozco aún”. Una vez le preguntaron a Abu Yazid al-Bistami: “Cuéntanos tu contemplación de Dios”. Dio un grito y después dijo: “¡Malditos! ¡No hay ningún bien para vosotros en que sepáis esto!” Y continuaron preguntando: “Cuéntanos del combate más duro que hayas tenido contra ti mismo por Dios”. Respondió: “Tampoco es lícito que os ponga al corriente de esto”. Continuaron: “Cuéntanos del ejercicio espiritual en tus inicios”. Respondió: “Está bien. He llamado a mi alma hacia Dios, pero ella era recalcitrante, así que decidí de no beber agua y de no dormir durante un año ¡Éste fue argumento suficiente!”. Se cuenta que Yahya Ibn Mu’ad vio a Abu Yazid durante una de sus visiones místicas: terminada la plegaria de la noche y hasta despuntar el día, había permanecido en puntas de pié, había levantado de la tierra el talón y la planta del pié y permaneció con el mentón apoyado sobre el pecho, con los ojos cerrados. Yahya dijo: “Al amanecer se postró y permaneció así por largo tiempo, luego se sentó y dijo: “¡Dios mío! Algunos te han pedido, y Tú se los has concedido, de caminar sobre el agua y de caminar sobre el aire y ellos han quedado satisfechos. ¡Yo busco refugio en Ti de todo esto!”. Y enumeró más de veinte estaciones de los prodigios de los Amigos de Dios. Luego, cuando se volvió me vio y exclamó: “¡Yahya!”. “¡Si, mi señor!” Respondí, y él siguió: “¿Desde cuándo estás aquí?”. “Desde hace un buen rato” Respondí. Él permaneció en silencio, por lo que le dije: “OH mi señor, dime algo” y él respondió: “Te contaré algo que te hará bien. Dios me ha hecho entrar en la esfera interior y me ha hecho hacer un paseo por el Reino [invisible] inferior y me hecho ver Las Tierras y todo lo que está sobre ellas, hasta en el punto más bajo de La Tierra. Después me ha hecho entrar en la esfera superior, me ha hecho visitar Los [siete] Cielos y me hecho ver lo que ellos contienen, desde los Jardines hasta el Trono. Finalmente me ha admitido en Su Presencia y me ha dicho: “PídeMe cualquier cosa que hayas visto que yo te la daré”. Le respondí: “Señor, no he visto nada en lo que pudiera encontrar placer y que pueda pedírtela. Dios me dijo entonces: Tú eres verdaderamente un sirviente Mío, Me sirves sólo por Mí, con sinceridad. Haré algo por ti, Haré algo por ti”. Y mencionó algunas”. Yahya agrega: “Todo ello me atemorizó, me llenó de temor y me maravilló, por lo que le dije: “OH mi señor ¿por qué no has pedido el conocimiento de Él, siendo que el Rey te ha dicho “PídeMe lo que quieras”?”. Dio un grito y dijo: “¡Cállate maldito! ¡Soy ten celoso de Él, al punto que no quiero que nadie Lo conozca, excepto Él mismo!”. Se cuenta que Abu Turab al-Nahshabi sentía admiración por un novicio, permanecía cerca de él y se ocupaba de servirlo mientras el novicio estaba empeñado en sus actos de devoción y en sus prácticas para alcanzar el éxtasis. Un día Abu Turab le dijo: “¡Ah, si tú vieras a Abu Yazid!” Respondió: “Yo no me ocupo de él”. Como Abu Turab le decía a menudo “¡Ah si tú vieras a Abu Yazid!”, lo que perturbaba al novicio de su éxtasis, éste le dijo: “¡Maldito! ¿A que puede servirme Abu Yazid? ¡He visto a Dios y eso me dispensa de ver a Abu Yazid!” Abu Turab cuenta de entonces que: “Me indigné, perdí el control de mí mismo y le dije: “¡Maldito tú! Dios Poderoso y Excelso te ha inducido en el error. ¡Si hubieras visto a Abu Yazid una sola vez te habría sido más útil que ver a Dios por setenta veces!”. Siguió diciendo que el joven quedó como petrificado por sus palabras y le preguntó: “¿Cómo es posible?”, a lo que le

Comentario [CU40]: En la geografía mística musulmana se habla de siete Tierras

42 respondió: “¡Maldito! ¿No ves que Dios está con tigo y se ha manifestado en la medida de tu capacidad? Advierte que en Abu Yazid está Dios y se le manifiesta a él según su capacidad.” Él comprendió lo que le había dicho y dijo: “¡Llévame a él!”. Continuó narrando la historia hasta que al final dijo: “Nos habíamos detenido en una colina, lo esperábamos a que saliera del bosque y se nos aproximara. Por que él se refugiaba en el bosque, donde había leones”. Agrega: “Pasó cerca nuestro, vestía una piel de animal cubriéndole la espalda. Le dije al joven: “¡Éste es Abu Yazid, míralo!” El joven lo miró y perdió el conocimiento, lo sacudimos, pero había muerto. Nos ayudamos recíprocamente para cavar su sepultura. Le dije a Abu Yazid: “¡OH mi señor, el sólo verte lo ha matado!”, y él dijo: “No, pero era vuestro compañero sincero. Habitaba en su corazón un secreto cuya cualidad no le había sido develada, y cuando nos ha visto, el secreto de su corazón se mostró, y no ha estado en grado de soportarlo por que se encontraba en la estación de los novicios débiles, y esto lo ha matado”. Cuando los Zang entraron en Basra asesinaron a sus habitantes y saquearon sus vienes. Los hermanos de Sahl se reunieron con él y le dijeron: “¡Si tan sólo le hubieras pedido a Dios de expulsarlo!”. Sahl permaneció callado, luego habló: “Dios tiene sirvientes en esta ciudad, si ellos invocaran a Dios contra los inicuos, no quedaría uno solo sobre la faz de la tierra si no es como muerto ¡En una sola noche! ¡Pero no lo hacen!” Le preguntaron por qué, y él respondió: “¡Por que ellos no aman lo que Dios no ama!”, luego habló acerca de la aceptación de los pedidos por parte de Dios, de cosas de las que no es posible mencionar, hasta que dijo: “¡Si ellos le pidieran a Dios de no establecer La Hora, Él no la establecería!”. Estas, en sí mismas, son cosas posibles y quien no tiene la fortuna de obtenerlas no debe renunciar a juzgarlas verídicas y a creer que sea posible obtenerlas, por que el poder de Dios es grande, el favor universal, las maravillas del reino numerosas y el poder de Dios no tiene final y los favores para Sus sirvientes, que Él elige, no tienen límite. Por esto Abu Yazid decía: “Si Él te ha concedido el coloquio íntimo como a Moisés, la espiritualidad como a Jesús y la amistad como a Abraham, ¡busca lo que hay aparte de esto! Junto a Él, más elevado que todo esto, hay beneficios superiores al doble de esto. Si tú te esperanzas en alcanzarlos, propiamente por esto Él se velará a ti. Esta es la prueba para quienes son parecidos a ellos, y para aquellos que tienen un estado espiritual parecido al de ellos, por que ellos son los ejemplos más ejemplares. Un hincado dijo: “Me aparecieron cuarenta Huríes. Las vi dispersarse por el aire, vestían ropajes de oro y plata y joyas que se tintineaban al ellas balancearse. Puse una sola mirada sobre ellas y fui castigado por cuarenta días. A continuación me aparecieron ochenta Huríes superiores en finura y belleza a las primeras. Se me dijo: “¡Míralas!” y agrega: “Yo me postré a tierra y cerré los ojos para no mirarlas y dije: “¡Busco refugio en Ti de todo lo que es distinto de Ti! ¡No tengo necesidad de esto!” y continué a suplicar hasta que Dios las alejó de mí”. El creyente no debe negar los ejemplos de estas revelaciones a causa de su ignorancia en lo que a ellas se le ocurre que parezcan, por que si cada quien creyera sólo en lo que testifica su alma oscura y su duro corazón, el campo de la fe se restringiría para él. Es más, estos son estados espirituales que se manifiestan después de haber obtenido numerosas estaciones, la más accesible

Comentario [CU41]: Se trata de una sangrienta rebelión de esclavos negros ocurrida durante el Ramadán del 255

Comentario [CU42]: El Juicio Final

43 de las cuales es la sinceridad, la eliminación de los intereses del alma y la observación de las criaturas en todos sus actos exteriores e interiores. Se debe disimular todo esto a ellas, escondiendo los estados espirituales para quedar protegido de una gente caída en la molicie. Estos son los primeros pasos y sus estaciones menores y son las cosas más raras que existen en el corazón de los piadosos. Después de la purificación del corazón de la impureza de volverse hacia las criaturas, la luz de la certeza se expandirá en el corazón y se les revelarán las verdaderas premisas. Rechazar esto, sin tener la experiencia ni haber recorrido el camino místico, sería como el rechazo de quien niega la posibilidad de que una imagen aparezca sobre un objeto de hierro cuando éste es modelado, pulido y lustrado dándosele forma al espejo. Aquel que lo niega considera que tiene en la mano un trozo de hierro oscuro, del que se han apoderado el óxido y la escoria y que no refleja imagen alguna. De esta manera ha negado la posibilidad que en ello aparezca lo que es invisible, aún en el momento en que ha aparecido lo material. Negar esto es el colmo de la ignorancia y del error, y es el juicio de quien niega los prodigios de los Amigos de Dios, ya que no tiene, a este respecto, otra razón excepto su propia incapacidad y la incapacidad de quienes están con él. ¡Qué mal pretexto es este para negar el poder de Dios! En cambio, quien ha recorrido cualquier paso, ya al inicio del Camino respira los perfumes de la ciencia revelada. Cuando le preguntaron a Bishr: “¿De qué manera has alcanzado esta etapa?”, él respondió: “He pedido a Dios de esconder mi estado espiritual”, lo que es de entenderse como: “He pedido a Dios que me escondiese al mundo y que ocultara mis actos”. Se cuenta de él que vio a al-Khidr y que le dijo: “¡Pide a Dios por mí!” y que él le respondió: “¡Que Él te haga fácil la obediencia!”. Replicó: “¡Todavía más!” y él agrego: “Y que Él la mantenga oculta”. Ha sido dicho: “El significado de esto es que la tenga oculta a los hombres” y también fue dicho: “El significado es que te la ha tenido escondida a fin de que tú no le prestases atención”. Se cuenta que uno de ellos dijo: “El deseo por al-Khidr me mantenía inquieto, así que una vez le pedí a Dios que me lo hiciera conocer a los fines de aprender algo que para mí resultaba importante”. Agrega: “Lo vi, y no me dominaba ninguna preocupación ni interés alguno que decirle: “¡OH Abul-‘Abbas! enséñame cosa tal que, si la digo, quedaré oculto al corazón de las criaturas, no tendré ningún valor para ellas y nadie me conocerá por la rectitud ni por la religiosidad”. Dijo: “Di: Dios mío, haz descender sobre mí Tu espeso velo y posa sobre mí las cortinas de Tus velos, ponme al reparo de Tu misterio divino, escóndeme al corazón de Tus criaturas”. Y continúa diciendo: “Después desapareció y no volví a verlo. Luego de esto no volví a sentir interés por él, ¡pero continúo a repetir estas palabras todos los días!”. Se cuenta que llegó a ser despreciado y humillado al punto que hasta la gente de la dimma se burlaba y se aprovechaban de él cargándolo con sus propias cosas por la calle por que lo consideraban una nulidad y hasta los niños lo tomaban en broma. Sin embargo la quietud habitaba imperturbable en su corazón y él perseveraba en su estado espiritual, en la humillación y en la debilidad. Tales son los estados espirituales de los Amigos de Dios. En su ejemplo deberían buscar aquellos que han sido inducidos al error, tal como lo buscan bajo los mantos apedazados o los turbantes, o en esas celebridades de la ciencia, del temor a Dios y del ejercicio de la soberanía. Pero los celos de Dios por Sus

Comentario [CU43]: La gente de otras confesiones no islámicas que gozaban de protección (dimma)

Comentario [CU44]: De los Sufis Comentario [CU45]: De los eruditos

44 Amigos los mantiene ocultos, como dice el Altísimo: “Mis Amigos están bajo mis cúpulas ¡Nadie los conoce salvo Yo!”. El Enviado dijo: “A lo mejor si un hombre de cabellos hirsutos, cubierto de polvo y que tiene sólo dos viejos paños [por vestidura] conjurase a Dios ¡Él podría tener piedad de él!” Resumiendo: los corazones que más lejos se encuentran de respirar estos significados son los corazones soberbios, vanidosos, que se alegran de su obrar y de su ciencia. Los corazones que se encuentran más cerca de Él, en cambio, son los corazones contritos, profundamente conscientes de la propia humildad, ya que el ser mortificados y el ser ofendidos no es sentido como una humillación, tal como el sirviente no se siente humillado por que su patrón lo desdeñe. No siente, pues, la humillación y no advierte la ausencia, por el contrario, él se considera aún más vil por tomar como una humillación cualquier tipo de humillación que le llega. Se ve a si mismo muy por debajo, al punto que la humildad se ha transformado en él en un atributo natural. A un corazón como éste se le anuncia la felicidad de respirar la primicia de estos perfumes, por lo que, si estamos privados de un corazón como este y no nos es permitido sentir estos perfumes, no por ello debemos negarnos a creer, dado que ello es posible para esa gente. Quien no puede contarse entre los Amigos de Dios, que al menos sea amante de los Amigos de Dios, que crea en ellos, para poder ser reunido junto a los que ama. A este propósito está aquello que se cuenta de Jesús, que dijo a los hijos de Israel: “¿Dónde crece la semilla?” Ellos respondieron: “En la tierra”. Él continuó diciendo: “En verdad os digo: ¡La sabiduría no crece si no es en un corazón que se asemeja a la tierra!”. Los novicios alcanzan la amistad de Dios buscando las condiciones para ello, con la mortificación del alma hasta la extrema bajeza y la abyección, al punto que se cuenta de Ibn al-Karibi, el Maestro de Junayd, que un hombre lo llamó por tres veces para el almuerzo para después expulsarlo y volver a llamarlo, de modo que Junayd volvía a él. A la cuarta vez el hombre le preguntó las razones de su conducta e Ibn al-Karibi respondió: “He ejercitado mi alma en la humillación durante veinte años, y se ha vuelto como un perro que, rechazado se aleja, y si después se lo llama y se le arroja un hueso, retorna ¡Si me echaras por cuarenta y veces y luego me llamaras, yo retornaría!”. También se cuenta de él que dijo: “Había llegado a un lugar en que era conocido por la rectitud, pero mi corazón estaba insatisfecho. Entré en un baño público, me dirigí a donde estaban unas ropas lujosas, me las apropié y me las puse sobre mi manto de parches, salí y me alejé caminando despacio. Me siguieron, recuperaron las ropas, me quitaron el manto de parches, me abofetearon y pegaron hasta causarme dolor. Luego de aquello pase a ser conocido como “el ladrón del baño público” ¡Y mi alma encontró descanso!”. Es así como se ejercitaban a sí mismos para que Dios los librase de la consideración de los hombres, tanto como de la propia. De hecho, quien presta atención a sí mismo se esconde de Dios. Ocuparse de sí mismo es para él un velo, ya que no hay entre el corazón y Dios ningún velo de lejanía ni se interpone obstáculo alguno. El alejamiento del corazón es el ocuparse de otro que Él o de sí mismo, y de ambos el más pesado de los velos es el ocuparse de uno mismo. A propósito de esto se cuenta que un notario, entre los notables de Bistám, no se separaba de la compañía de Abu Yazid. Un día le dijo: “Yo, desde hace treinta años que ayuno siempre, no he roto jamás el ayuno, paso la noche en

Comentario [CU46]: Ropaje Sufi

45 oración, no duermo, pero no encuentro en mi corazón nada de esta ciencia de la que tu hablas ¡Yo creo en Él y Lo amo!”. Abu Yazid le respondió: “¡Y aunque ayunases de esta manera por trecientos años, de esta ciencia no encontrarás ni un átomo!” Preguntó: “¿Por qué?” y él le respondió: “Por que te has velado a ti mismo”. El hombre preguntó: “¿Hay algún remedio para esto?” y le respondió que si, entonces el hombre dijo: “¡Dímelo a fin de que lo ponga en práctica!” Él le respondió: “No lo podrás aceptar”. El hombre insistió: “¡Dímelo a fin de que pueda hacerlo!”, hasta que él le dijo: “Ve a lo del barbero y aféitate la cabeza y la barba. Quítate estas ropas y ponte un manto de lana, cuélgate del cuello una bolsa llena de nueces, reúne a los niños alrededor tuyo y diles: “¡A quien me asestará una cachetada le daré una nuez!”. Entra en el mercado y paséate por todos los establecimientos de notarios y de todos aquellos que te conocen, no obstante ello”. El hombre replicó: “¡Gloria a Dios! ¡Cómo me pides una cosa semejante!” Abu Yazid le respondió: “Tu decir “¡Gloria a Dios!” es asociacionismo”. El hombre dijo: “¿Cómo?” y le fue respondido: “¡Por que tu has exaltado tu alma y la has glorificado, pero no has glorificado a tu Señor!”. El hombre continuó: “¡Esto no lo haré! ¡Dame otra cosa que hacer!”. Él le respondió: “Comienza con esto antes que con cualquier otra cosa”. El hombre dijo: “¡No puedo hacerlo!” y él le respondió: “Te había dicho que no serías capaz de aceptarlo”. Esto que Abu Yazid ha mencionado es una medicina para aquellos que se han enfermado a causa de la consideración que tienen de sí mismos y por lo que la gente piense de ellos. No se cura esta enfermedad si no es con una medicina como esta, o con algo parecido. Quien no tolera la medicina no debe negar la posibilidad de la cura en quien se ha curado a sí mismo después de haber estado enfermo, o que no se ha enfermado jamás de una enfermedad semejante a esta. El grado menor de la salud es creer que ella sea posible ¡Guai a quien ha sido privado hasta de esta mínima cantidad! Estas son cosas evidentes y claras en la Ley, pero a pesar de ello resultan inverosímiles para aquellos que se auto enumeran entre los Doctores de la Ley. El Profeta (P. y B.) dijo: “El sirviente no ha perfeccionado la fe hasta que la cosa más insignificante es más amada que las demás, y hasta que lo que no conoce le es más amado que lo que conoce” y ha agregado: “Tres son las características que perfeccionan la fe en quien la posee: que no tema de frente a Dios la crítica del detractor, que no haga ostentación de cosa alguna que haga y que, si se le presentan dos cosas y una de ellas resguarda a este mundo y la otra al Más Allá, él prefiera la que atañe al Más Allá antes que a este mundo”. Y ha dicho también: “La fe de un sirviente no es perfecta hasta que no se encuentran en él tres cualidades: si monta en cólera su cólera no lo aleja de la verdad, si se encuentra satisfecho su satisfacción no lo induce a la vanidad, si tiene algún poder no debe apropiarse de lo que no le pertenece”. En otro hadiz se dice: “Tres son los dones para quien ha recibido algo parecido a lo que ha recibido el pueblo de David: la equidad entre la satisfacción y la cólera, la moderación en la riqueza y en la pobreza, y el temor de Dios en lo que es secreto y en lo que es público”. Estas son las condiciones que el Enviado de Dios ha mencionado para los creyentes. La cosa sorprendente es que hay personas que dicen de conocer la ciencia de la religión y que no encuentran en sí mismas ni siquiera un átomo de estas condiciones. Además, tiene tan poco éxito con su saber y su intelecto, que niega lo que no existe si no solo después de haber superado estaciones importantes, elevadas, que van más allá de la fe”.

46 En la Tradición se narra que Dios reveló a uno de Sus Profetas: “He elegido la amistad de quien no cesa de mencionar Mi Nombre, que no tiene otra preocupación que Yo, que no prefiere a Mi a cualquiera de Mis criaturas, y que si es quemado en el fuego no encuentra sufrimiento en ello, y si es despedazado con la hoja de una guadaña, no siente dolor al contacto del hierro”. Quien no ha llegado a este grado en que el amor lo domina ¿En donde podrá informase de los prodigios y las revelaciones [que se guardan] tras el amor?. Todo esto está detrás del amor, y el amor está detrás de la perfección de la fe. Las estaciones y el distinguirse la fe, en cuanto a su aumento y merma, son innumerables. A este propósito el Profeta (P. y B.) dijo al justo: “Dios te ha dado una fe que equivale a la de todos aquellos de mi comunidad que han creído en mí, y me ha dado una fe que equivale a aquella de todos los que han creído en Él entre los hijos de Adán”. Otro hadiz transmite: “Dios tiene trecientas cualidades, quien Lo encontrará en virtud de alguna de estas cualidades, juntamente con la profesión de fe, entrará en el Paraíso”. Abu Bakr le preguntó: “OH Enviado de Dios ¿Hay en mí alguna de estas cualidades?” Él le respondió: “Todas ellas están en ti, OH Abu Bakr, pero la más amada por Dios es la generosidad”. El Profeta (P. y B.) dijo: “He visto una balanza suspendida en el Cielo, yo estaba en un plato y mi comunidad estaba en el otro y yo pesaba más que ellos. Abu Bakr fue puesto en un plato y mi comunidad en el otro ¡Y Abu Bakr pesaba más que ellos!”. No obstante todo esto, el Enviado de Dios estaba tan compenetrado de Dios que su corazón no era lo bastante amplio como para contener otra amistad que la de Él. Dijo: “Si tuviera que elegir un amigo entre los hombres, elegiría a Abu Bakr por amigo ¡Pero vuestro compañero es el Amigo de Dios!” entendiéndose que el Profeta (P. y B.) se refería a sí mismo.

Conclusión de este libro con diversas sentencias sobre el amor y de las cuales se extrae provecho.

Sufyan dijo: “El amor es seguir al Enviado de Dios”. Otro dijo: “El amor es preferir al Amado”. Otro: “El amor es tener aversión a permanecer en este mundo”. Todo esto alude a los frutos del amor, en cuanto a la naturaleza del amor, ellos no hacen diferencia. Uno de ellos dijo: “El amor es una realidad que proviene del Amado, que impide a los corazones de percibirlo y a la lengua de describirlo”. Al Junayd afirmó: “Dios ha declarado ilícito el amor para quien tiene algún vínculo”. Y él ha agregado: “Cada amor es una recompensa, si cesa la recompensa cesa el amor”. Dhu l-Nun dijo: “Di a quien manifiesta amor por Dios: “¡Cuídate de humillarte ante nadie excepto que Él!” Le fue dicho a al-Shili: “Describe al iniciado y al amante” y él respondió: “¡El iniciado es aquel que si habla muere, el amante es aquel que si calla muere!”.

Comentario [CU47]: Abu Bakr

47 Al-Shibli dijo: “¡OH Señor Todo Misericordioso! Tu amor entre las viseras habita. ¡OH Tú que alejas el sueño de mis párpados, Tu que conoces lo que he experimentado!” Otro dijo: “Me maravillo de quien dice: “Me acuerdo de mi compañero” ¿Sería posible que yo olvide y luego recuerde lo que he olvidado? Muero cuando Te recuerdo, después renazco, Y si no fuese en buena fe no renacería. Así es como vivo por la esperanza y muero por el deseo ¡Y cuánto vivo por Ti ¡ !Cuánto muero!” He bebido el amor copa tras copa, ¡No de ha agotado la bebida ni la sed! Ojala la ilusoria imagen de Él cansara mis ojos. Si mi vista se debilitase [temo] que me volvería ciego.” Un día Rabi’a al-‘Adawiyya dijo: “¿Quién nos mostrará a nuestro Bienamado?” y su sirvienta le dijo: “Nuestro Bienamado está con nosotros, pero este mundo nos separa de Él”. Ibn al Jala’ dijo: “Dios reveló a Jesús: “Si Yo estuviera informado del pensamiento íntimo de un sirviente y no encontrase en él amor por este mundo ni por el de más allá, lo colmaría con Mi amor y le aseguraría Mi protección” Han dicho que Samnun un día hablaba del amor a Dios cuando se posó un pájaro delante de él y no dejó de cavar la tierra con el pico hasta que murió. Dijo Ibrahim Ibn Adam “Dios mío, Tu sabes que el Paraíso no vale el peso de un ala de un mosquito al lado del amor que Tu me has ofrecido al hacerme familiar la invocación de Tu nombre y al dedicarme a meditar sobre Tu grandeza”. Sari dijo: “Quien ama a Dios está vivo. Quien se inclina por el mundo es voluble. El ciego va delante y atrás por nada, el hombre inteligente busca sus defectos”. Le preguntaron a Rabi’a: “¿Cómo es tu amor por el Enviado de Dios?” y ella respondió: “¡Por Dios! Lo amo con un amor intenso, pero el amor por el Creador me ha separado del amor por Sus criaturas”. Jesús fue interrogado sobre las acciones más meritorias, respondió: “¡La satisfacción con Dios y el amor por Él!” Abu Yazid dijo: “El amante no ama este mundo ni el Más Allá, pero ama de su Patrón a su Patrón”. Al-Shibli declaró: “El amor es un estupor en el que se encuentra placer, es un desconcierto en un estado de exaltación”. Ha sido dicho: “El amor consiste en que tu suprimas toda traza de ti de modo que no permanezca nada que de ti retorne a ti”. También se ha dicho: “El amor es la cercanía del corazón al Amado, de quien se alegra y contenta”. Al-Hawwas dijo: “El amor es suprimir la voluntad y dar a las llamas todas las cualidades y necesidades”.

48 Sahl fue interrogado sobre el amor y respondió: “Es la benevolencia de Dios para con el corazón de Su sirviente a contemplarLo, después que ha comprendido lo que Él quiere de él”. Ha sido dicho: “L ciencia práctica del amante tiene cuatro moradas: el amor, la veneración, la timidez y la exaltación. Las más meritorias son la exaltación y el amor, por que estas dos moradas permanecen con la gente del Paraíso en el Paraíso, mientras que las otras dos los abandonan”. Harim Ibn Hayyan dijo: “El creyente, si conoce a su Señor lo ama, y si lo ama va hacia Él. No mira este mundo con el ojo de la pasión ni al Más Allá con el ojo de la indiferencia, la dulzura en este mundo lo agota y lo hace reposar en el Más Allá”. ‘Abd Allah Ibn Muhammad dijo: “He sentido a una mujer, entre aquellas dedicadas al servicio de Dios, que decía mientras lloraba y las lágrimas le corrían por las mejillas: “¡Por Dios! Estoy cansada de la vida, tanto que si la muerte estuviera en venta la compraría por el deseo de amor a encontrarLo”. Agrega que le dijo: “¿Estás segura de lo que haces?” y que ella respondió: “No, pero por mi amor a Él y la buena idea que de Él me hago ¿Crees que me castigará por amarLo tanto?”. Dios reveló a David: Si quienes Me vuelven la espalda supieran cuánta es Mi expectativa por ellos, Mi amor por ellos y Mi deseo por que abandonen sus pecados, morirían de desearMe y de harían pedazos por Mi amor. OH David, esta es Mi voluntad por aquellos que Me vuelven la espalda, figúrate cual es Mi voluntad por quienes se acercan a Mi. OH David, Mi sirviente tiene más necesidad de Mí cuanto más piensa de poder hacer de menos de Mí. Soy más Misericordioso con Mi sirviente cuando Me ha vuelto la espalda ¡Él es la cosa más importante para Mi una vez que regresa a Mi!”. Abu Halid al-Saffar dijo: “Vosotros sirvientes de Dios, perseguís una cosa que nosotros los Profetas no perseguimos: Vosotros pretendéis el miedo y la esperanza ¡Nosotros perseguimos el amor y el deseo!”. Al-Shibli dijo: “Dios reveló a David: “OH David, la mención de Mi Nombre es para quienes se acuerdan de Mi, Mi paraíso es para quienes Me obedecen, el verMe es para quienes Me desean ¡Y Yo soy la prerrogativa de quienes Me aman!”. Dios reveló a Adán: “OH Adán, quien ama a un bienamado cree en sus palabras, quien tiene familiaridad con su bienamado está satisfecho con su modo de obrar, quien desea intensamente va adelante por el camino”. Al-Hawwas se golpeaba el pecho diciendo: “¡Como deseo a Quien me ve y que yo no veo!”. Al-Junayd dijo: “Jonás lloró hasta quedarse ciego, permaneció de pié [pidiendo perdón] hasta doblarse en dos, rezó hasta no poder ya moverse y dijo: “¡Por Tu Poder y Majestad! ¡Si entre mi y Tu hubiera un mar de fuego, vendría a Ti por el deseo de Ti!”. Se cuenta que ‘Ali Ibn Abi Talib dijo: “He preguntado al Enviado de Dios (P. y B.) acerca de sus costumbres (sunna) y me ha respondido: “El conocimiento es mi capital, la razón es el cimiento de mi religión, el amor es mi columna, el deseo por Dios mi barca, la mención del Nombre Divino mi íntimo amigo, la confianza mi tesoro, la tristeza mi compañera, la ciencia mi arma, la paciencia mi ropaje, la satisfacción mi botín, la ascesis mi ocupación, la certeza mi fuerza, la sinceridad mi intercesor, la obediencia mi amor, el esfuerzo (gihad) mi moral y la frescura de mis ojos está en la plegaria”.

49 Du l-Nun dijo: “Gloria a Quien ha hecho de los espíritus armadas combatientes, las almas de los iniciados tienen un estado de gran santidad, y por esto ellos desean ardientemente a Dios. Las almas de los creyentes tienen un estado de espiritualidad y por eso tienen nostalgia del Paraíso. Las almas de los negligentes son etéreas y por ello se inclinan por este mundo”. Un maestro espiritual dijo: “He visto sobre el monte al-Lukkam un hombre de color oscuro, enflaquecido, que saltaba de piedra en piedra diciendo: “El deseo y la pasión me han hecho volverme tal como me ves”. El deseo es llamado: “El fuego que Dios enciende en el corazón de Sus amigos”, para que Él les queme los caprichos de sus corazones, la voluntad, los obstáculos y las necesidades”. Todo esto es medida suficiente para explicar el amor, la familiaridad, el deseo y la satisfacción. Nos limitamos a esto. ¡Es Dios el garante del justo!”.

Aquí termina el Libro del amor, del deseo, de la familiaridad y de la satisfacción. (Tomo IV, libro 36 de “La revivificación de la Ciencia Religiosa”)

Comentario [CU48]: Nombre que los geógrafos árabes daban a la cadena montañosa que al norte de Siria marcaba la frontera con las tierras de Bizancio.