Mejor Imposible O Acerca De La Neurosis Obsesiva

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"Mejor Imposible O Acerca De La Neurosis Obsesiva" (*) Escuela Freudiana De Buenos Aires. 2006. Jorge Luis Leiva En la película Mejor imposible, el personaje ...
"Mejor Imposible O Acerca De La Neurosis Obsesiva" (*) Escuela Freudiana De Buenos Aires. 2006.

Jorge Luis Leiva

En la película Mejor imposible, el personaje interpretado por Jack Nickolson, un escritor ya mayor, llamado Malvin, muestra, durante el comienzo, una postura más bien ácida ante la vida. Con actitudes compulsivas -como la de girar la llave de la puerta cinco veces seguidas, encender y apagar la luz, también cinco veces seguidas, o caminar por la calle sin pisar las líneas divisorias de las baldosas-, este personaje trata a la gente con un mordacidad insoportable. Sin inmutarse, puede decir las peores ofensas que son escuchadas por el personaje de Carol -la camarera del bar al que metódicamente asiste Malvin, personaje interpretado por Helen Hunt-, hasta que, a causa de un enredo suscitado en el departamento del lado, Malvin debe cuidar el perro de su vecino Simón: acto de cortesía que instala el primer desencadenante de un cambio de posición en su vida. Sabemos que la verdad para cada sujeto es el deseo reprimido in-sistente de la estructura, y que el analista interpreta en términos de verdad el saber inconsciente. En el caso de Malvin, el deseo retorna a modo de ofensa, de un desprecio marcado que mantiene al objeto alejado y consigue, de esta forma, evitar la angustia. El personaje de Malvin encaja perfectamente en el artículo de Sigmund Freud Acciones obsesivas y práticas religiosas (1). En este escrito, Freud describe el compendio de acciones de nuestro personaje, explica que las prácticas y ceremonias de este tipo de personas se cumplen de una forma rigurosa e idéntica, y aunque, algunas veces, admiten ligeras variaciones, siempre obedecen a ciertas leyes. Los enfermos, entonces, son incapaces de abandonarlas, ya que cualquier desvío del ceremonial se castiga con una angustia insoportable. Ponerse y sacarse los pantalones, vestirse y desvestirse, o las ya señaladas en Malvin, son algunas de las prácticas más comunes. En palabras de Freud: "Pero la particular escrupulosidad de la ejecución y la angustia si es omitida singularizan al ceremonial como una acción sagrada. Los hechos que lo perturban se soportan mal, las más de las veces, y casi están excluidas la publicidad y la presencia de otras personas mientras se los consuma." (2) Este ceremonial restringe el mundo del obsesivo llevándolo a una vida solitaria; su mordacidad y sus escrúpulos le dificultan cualquier lazo social, únicamente, puede permitirse ciertas cosas atendiendo siempre a determinadas normas regidas por el ceremonial: esto es lo

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que Freud llama religión privada. Sin embargo, Freud entiende también que la religión es una buena salida para el neurótico obsesivo, pues si el deseo proviene del Otro, y este Otro es Dios, entonces su infinita bondad impediría que se angustie por lo que se quiere de él. Quienes padecen estas compulsiones y prohibiciones se comportan como si estuvieran bajo el influjo de una conciencia de culpa, conciencia sobre la que Malvin, en este caso, nada sabe, aunque aclara que estos procesos suceden en una época temprana de su vida. Ahora bien. Ya quedó planteado que la neurosis obsesiva es una religión privada. Freud opina, además, que existe, en esta neurosis, una idea infantil que ha sido agente de una satisfacción sexual prohibida, y por ende, la vida del sujeto pasa a ser un castigo, o una verdadera ordalía cuya función es expiar la culpa, expiación que, claramente, no termina de cumplirse nunca. Entonces, el ceremonial o los ritos se construyen como acciones de defensa, modos de asegurarse, o medidas protectoras: la represión recae sobre la moción pulsional que permanece siempre al acecho. Respecto a las compulsiones, podemos decir, además, que responden al imperativo del super yo, y dicho imperativo desaconseja todo acto, porque las compulsiones se instalan como lo contrario de un acto, en el sentido de ser una "decisión" tomada por el sujeto -el mundo del bien inhibe una decisión, por ejemplo. Este universo mórbido que refiere el comportamiento del personaje de Malvin, puede ser pensado a su vez como el universo de las decisiones no tomadas en su vida. Malvin, ante cualquier decisión, parece desfallecer. La duda obsesiva es una postergación infinita de los términos del plazo, decreta la temporalización que se atrasa incesantemente según las modalidades de la procastinación, que responden a esta ley: "No dejes para mañana lo que puedes hacer pasado mañana." El neurótico obsesivo está sometido a la duda, subyugado a esa locura regulada por la suspensión del momento en el que podría inscribirse el criterio de lo verdadero: moratoria que va hasta la detención del deseo. Refiriéndose a la cura, dice Lacan: "… nada más temible que decir algo que podría ser verdad. Porque llegaría a serlo del todo, si lo fuese, y Dios sabe lo que sucede cuando algo, por ser verdad, ya no puede volverse a poner en duda" (3). En efecto, todo criterio decisivo se encuentra suspendido, ya que la elección es decisiva para el deseo. En la figura del síntoma obsesivo, al mantener el deseo dentro de lo indecible, triunfa la duda. La duda pero no la incertidumbre, pues la incertidumbre no hace más que responder a la incompletud del significante. El obsesivo utiliza estrategias, seducciones, agresiones o insurgencias, abruma con argumentaciones que justifican su síntoma y también, como dice Lacan, se viste con la máscara de la muerte, queda petrificado y recubriendo su angustia con el ideal. La represión pone a distancia la verdad del inconsciente, o sea, provoca la des-relación sexual. El trabajo de la represión obsesiva, como ya vimos, desemboca en una lucha sin éxito y sin fin; y este fracaso, que se afirma cada vez más, necesita cada vez más y más refuerzos. En su artículo sobre la represión, dice Freud: "… en el neurótico obsesivo, una aspiración sádica reemplaza a una aspiración tierna. El impulso del odio hacia una persona querida es lo que cae bajo la represión, esta represión en principio es exitosa, y a consecuencia de una - Página 2 de 4 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

sustitución aparecen los escrúpulos como formación reactiva para fortalecer el opuesto." (4) Vale decir, el afecto desaparece y retorna la angustia, esta es la causa de la necesidad de Malvin de mantener las cosas lo más alejadamente posible. Pone a distancia lo reprimido, pone a distancia un impulso hostil. El fracaso de la represión es pensado ahora como un mecanismo de huida; los cuidados, los ritos, y las prohibiciones son las características sintomales por las que retorna la verdad de la estructura, y nos muestra, consecuentemente, un sujeto de-formado. Con esto, Lacan refiere a la histerización del obsesivo; el mismo Freud, también, propone un fondo histérico para este tipo de neurosis, entendiendo que, para el obsesivo, el deseo proviene del Otro, idea que lo arrastra hacia una actitud de defensa permanente. Pues entonces bien. Así articuladas las cosas, podemos decir ahora que detrás de todos estos mecanismos se encuentra, según el obsesivo, el deseo de la madre, un deseo que destruye el deseo del padre convirtiendo al neurótico en un cómplice de la mujer que ha dejado fuera el deseo del padre. Y así, destruyendo el deseo del padre, el sujeto se coloca frente a la muerte. (Incluso, es posible encontrar casos de personas que hacen un ideal de esta negación, planteando que la madre negó el deseo del padre.) El sujeto, entonces, queda vestido con la máscara de la muerte, atrapado por la agresividad o la seducción, o tiene que sufrir la angustia de que aparezca el fantasma homosexual, única manera por la que hacer entrar al padre en el juego. Freud decía que el obsesivo es inconscientemente homosexual, con elección de objeto heterosexual y fijación de caracter anal. Soñé que Graciela tenía pene, y que yo lo besaba: este estereotipo de sueño de un obsesivo ejemplifica que el pene no está relacionado con el padre, sino con la mujer. O sea, según el obsesivo, su madre destruye el deseo del padre deseando a "su pequeño falo." Incluso, después de este tipo de declaraciones, es factible esperar un relato en el que, de un modo u otro, el neurótico cuente acontecimientos que se relacionen con accidentes, destrucciones, muertes y entierros -de mascotas o animales, por poner un ejemplo-, o cualquier referencia que lo abrume con la pérdida del Objeto, por el duelo de un Objeto que nunca se logra: consecuencia suficiente para que Lacan lo afirme como sujeto de "valija de doble fondo", es decir, "el hombre del contrabando", el que contrabandea con el crimen el deseo del padre en el que él mismo participó. Antes de concluir, sin embargo, la cita siguiente de Lacan -que corresponde al seminario sobre la identificación- permite otorgar una mayor nitidez a esta idea: "… es un actor que desempeña su papel y cumple ciertos números de actos como si estuviese muerto, el juego al que se entrega es una forma de ponerse a resguardo de la muerte. Se trata de un juego viviente que consiste en mostrarse invulnerable. Su juego se desarrolla delante de un otro que asiste al espectáculo... es un juego tramposo que consiste en aproximarse a la muerte tanto como sea posible, quedando a salvo de todos los golpes, porque el sujeto barrado de algún modo a matado su propio deseo por adelantado, lo ha por decirlo así mortificado." (5) Entonces, si estas resultan ser, finalmente, las causas de un comportamiento obsesivo, ello se - Página 3 de 4 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

debe a que el sujeto tiene serios problemas con las insignias paternas. Incluso, hasta podemos encontrarnos, en la clínica, con sujetos que son verdaderos destructores de la transferencia, o sea, destructores del deseo del analista. Lo que orienta al acto analítico, por otra parte, es encontrar a un sujeto advertido sobre cuál es el camino del deseo inconsciente. Por eso, el analizante habla de sus experiencias infantiles a pesar de que le sería más grato para él no recordarlas: lo doloroso que resulta traerlas a la escena actual conforma el momento oportuno para hacer otra cosa con ese escenario infantil, impidiendo el retorno de un intento de expiación de una culpa que nunca se conseguirá. Cuando hablamos de análisis no nos referimos a la charlatanería o a un desplazamiento al infinito, el análisis significa acercarse a los núcleos fundamentales de la estructura de un determinado discurso. Y el analista no cumple el papel de testigo fascinado por el goce del neurótico, ya que habilita un espacio donde debe acotarse el hablar tonterías. En suma, el neurótico obsesivo -ejemplificado con la actuación de Jack Nickolson, en Mejor imposible-, es un sujeto que no ha hecho un duelo, o que mantiene un duelo permanente pues no ha podido hacer el duelo por el falo. Un viudo. NOTAS: (1) Freud, Sigmund, Acciones obsesivas y prácticas religiosas. (2) Id. (3) Lacan, Jacques, La dirección de la cura y los principios de su poder.. (4) Freud, Sigmund, La represión. (5) Lacan, Jacques, Seminario IX: La identificación.

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