MISTERIOS CRISTIANOS

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25 Ene 2005 ... Información bibliográfica de Misterios Cristianos: Título: Misterios Cristianos [ Christian Mysteries] ... Enseñanza 5: El Misterio de la Iglesia. 39.
MISTERIOS CRISTIANOS por Ted A. Campbell

Versión CMbf00.90.es 25 de Enero del 2005 Fiesta de la Conversión de San Pablo el Apóstol Formato Básico Copyright © 2001-2005, Ted A. Campbell @ Todos los derechos del autor son reservados Traducción en Español por Yolanda Pupo-Ortiz

Misterios Cristianos Información bibliográfica de Misterios Cristianos: Título: Misterios Cristianos [Christian Mysteries] Autor: Ted A. Campbell Propiedad literaria: Copyright © 2001-2005, Ted A. Campbell Versión: CMbf00.90.es Lenguaje: Español Fecha de la versión: Enero 25, 2005 Fecha de la publicación: Enero 25, 2005

Licencia: Esta obra se licencia debajo de la licencia “AttributionNoDerivs” de “Creative Commons.” Usted puede visitar

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CONTENIDO

Introducción...................................................................... 5 Enseñanza 1: El Misterio de la Fe Apostólica.............. 17 Enseñanza 2: El Misterio de la Divina Trinidad.......... 23 Enseñanza 3: El Misterio de Cristo............................... 29 Enseñanza 4: El Misterio de la Salvación..................... 33 Enseñanza 5: El Misterio de la Iglesia.......................... 39 Enseñanza 6: El Misterio de la Iniciación Cristiana....45 Enseñanza 7: El Misterio de la Eucaristía.................... 51 Enseñanza 8: El Misterio de la Vida Cristiana.............57 Apéndice A: El Credo Niceno.........................................61

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INTRODUCCIÓN 0.1.

La fe cristiana se ha transmitido de generación en generación desde la época de los Apóstoles. A menudo los cristianos usaban una forma breve de expresión para transmitir la esencia de la creencia cristiana. Un ejemplo temprano de este estilo lo encontramos en el Apóstol Pablo cuando le escribió a los corintios para recordarles "la Buena Nueva que les anuncié" (I Corintios 15:1b). Esta “Buena Nueva” o evangelio era lo siguiente: Que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado; que resucitó al tercer día también según las Escrituras (I Corintios 15:3b). Éste era el mensaje cristiano que San Pablo y otros habían predicado: "Pues bien, esto es lo que predicamos tanto ellos como yo, y esto es lo que han creído" (I Corintios 15:11).

0.2.

Este libro presenta un bosquejo o relato breve de enseñanzas cristianas. No procura dar un relato comprensivo de enseñanzas cristianas. El libro está dirigido a aquellas personas que quieran alcanzar una comprensión más profunda de las creencias

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cristianas que comparten con otras personas cristianas. Su contenido es más extenso que el contenido de un credo, pero es mucho menos que una teología sistemática completa. Se centra en las creencias históricas que han tenido el acuerdo formal de distintos grupos cristianos. a las cuales los grupos cristianos han dado el acuerdo formal. A éstas yo les llamo "doctrina." La doctrina necesita ser distinguida de la "teología" (reflexión sobre cualquiera de las enseñanzas religiosas, sin tener en cuanta si han sido afirmadas o no por otros grupos cristianos) y de las "creencias religiosas populares" que no reflejan el acuerdo formal de grupos o comunidades cristianas. Aprendemos doctrina no solamente estudiando los credos formales y declaraciones doctrinales de las iglesias sino también examinando como la alabanza y la instrucción de la fe reflejan creencias comunes entre las iglesias. 0.3.

Las creencias descritas en este libro no sólo han sido sostenidas formalmente por un cierto número de cuerpos cristianos, pero también son compartidas en común entre las tradiciones cristianas. La decisión de identificar estas creencias como comunes se basa en las cuidadosas discusiones que se han llevado a cabo entre representantes de varias tradiciones cristianas desde los comienzos del siglo XX. Algunos de éstas fueron discusiones "multilaterales" entre representantes de varias tradiciones, a menudo bajo los auspicios de la Comisión de la Fe y Orden del Concilio Mundial de Iglesias. Otras eran discusiones "bilaterales"

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entre dos tradiciones específicas (por ejemplo, el diálogo luterano-católico). Las discusiones estimularon la confianza y la unión entre las iglesias divididas. Ellas ayudaron a entender mejor los vocabularios y las presuposiciones mutuas. En muchos casos las discusiones dieron como resultado declaraciones conjuntas sobre asuntos doctrinales específicos que habían dividido a los grupos cristianos en el pasado. En algunos casos las discusiones llevaron a uniones reales entre las iglesias. Este libro refleja algunos de los puntos comunes que se identificaron en esas conversaciones. 0.4.

Este libro examina ocho enseñanzas cristianas específicas. Su propósito es entender cuáles son las creencias comunes a las tradiciones cristianas históricas. Quiero aclarar el valor que tiene el examen de estas ocho enseñanzas. Las discusiones ecuménicas (por esto me refiero al diálogo que se ha llevado a cabo entre diversas tradiciones cristianas) descubrieron desde hace tiempo que la unidad cristiana no puede basarse en un "menor denominador común." Los asuntos tratados en cada capítulo (o "enseñanza") de hecho se basan en el “menor denominador común”. Ellas no intentan servir de base para la unidad cristiana. La unidad formal requiere no solamente la afirmación de enseñanzas comunes pero también el reconocimiento de la misión específica de cada cuerpo, y quizás incluso nuevas comprensiones y prácticas afirmadas y adoptadas en conjunto por causa de la unidad. Como veremos en muchos

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casos lo que se dice de las enseñanzas no es necesariamente lo que las tradiciones cristianas declaran como lo más importante de esa determinada materia. Por ejemplo, la mayoría de las tradiciones están de acuerdo que el bautismo es "el acto designado por Cristo por medio del cual las personas se incorporan a la comunión de la iglesia" (véase la enseñanza 6) pero para los católicos, ortodoxos, luteranos y otros pudiera ser aún más importante decir que el bautismo confiere el nuevo nacimiento en Cristo. La razón primaria de examinar estas ocho enseñanzas, es entonces que ellas iluminan de una manera particularmente clara lo que las personas cristianas han sostenido en común. 0.5.

Cada uno de las ocho enseñanzas dadas en este libro comienza con una aseveración de que "la gran mayoría de las iglesias cristianas enseñan..." En cada caso, creo que estoy correcto en asegurar que casi todas las iglesias enseñan lo que yo he identificado como enseñanzas comunes, aunque la gran mayoría de ellas enseñan mucho más allá de lo que aquí se expone. No he incluido en la lista de iglesias a los Unitarianos, los Testigos de Jehová, o la Iglesia de Jesucristo de los Santos del Último Día. En realidad muchas de estas enseñanzas no están incluidas en las creencias de estas iglesias. Aunque ellas dicen representar la fe cristiana verdadera o las enseñanzas verdaderas de Jesús, no se identifican con tradiciones cristianas históricas. Es mi intención incluir tradiciones cristianas históricas evangélicas, católicas, ortodoxas, y

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ortodoxas del oriente. El término "la gran mayoría" tiene que ser utilizado porque, por ejemplo, aunque casi todas las tradiciones cristianas históricas enseñan una doctrina de la trinidad como se ha expuesto en la enseñanza 2, no lo hacen así algunas ramas de las iglesias pentecostales llamadas iglesias pentecostales de la “Unidad” de Dios. De la misma manera, la Iglesia Cuáquera, el Ejército de Salvación y algunas iglesias pentecostales Africanas indígenas son excepciones de lo que se expone aquí sobre la enseñanza del bautismo (enseñanza 6). Estas iglesias no practican el bautismo (por lo menos, el bautismo externo con el elemento del agua). He tratado de ser lo más consistente posible al indicar las excepciones que existen en cada una de las enseñanzas. 0.6.

Este libro está diseñado para las personas cristianas que sienten el deseo de refrescar las enseñanzas básicas al mismo tiempo que adquirir una perspectiva más amplia en la fe que comparten con otros cristianos. Este libro procura basar sus proposiciones muy cuidadosamente en los resultados del diálogo inter-Cristiano. Al mismo tiempo ofrece un breve relato sobre los puntos de división y los puntos en común entre las tradiciones cristianas Procura ser breve y exacto a la vez aunque sabemos que es difícil ser breve y exacto al mismo tiempo. Un apéndice en el formato extendido del libro (Apéndice B) da un pequeño bosquejo de las divisiones Cristianas. Los lectores querrán referirse a esta material. A continuación ofrecemos una lista corta de las

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familias de iglesias que hemos mencionado en este libro. Sin embargo hay muchas iglesias específicas que no han sido incluidas: Iglesias ortodoxas (incluyendo la iglesia ortodoxa griega, la antioque y la rusa, y otras iglesias ortodoxas que tienen comunión con el patriarca ecuménico de Constantinopla) La iglesia católica (incluyendo la iglesia católica romana y otras iglesias que tienen comunión con el obispo de Roma, el Papa) Iglesias ortodoxas del Oriente (incluyendo las iglesias cóticas de Egipto y de Abisinia, la iglesia armenia apostólica, la iglesia siria del oeste, y la iglesia siria malancara de India) Iglesias luteranas Iglesias reformadas (incluyendo iglesias presbiterianas e iglesias congregacionales) Iglesias anglicanas (algunas de las cuales se llaman iglesias episcopales) Iglesias anabautistas y bautistas Iglesias metodistas Iglesias restauracionistas (incluyendo la iglesia cristiana, discípulos de Cristo, e iglesias independientes de Cristo) Iglesias adventistas Iglesias dispensacionalistas (muchas veces llamadas iglesias de la Biblia)

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Iglesias de santidad

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Iglesias pentecostales Iglesias ecuménicas 0.7.

Otro propósito para este pequeño libro responde a la necesidad que he notado en algunas tradiciones liberales, por ejemplo en mi propia iglesia (soy un presbítero de la Iglesia Metodista Unida), de recordar lo que enseñamos formalmente en común con otros cristianos. Aunque las fronteras entre el pensamiento "liberal" y el "conservador" (incluyendo el "evangélico") no están drásticamente separadas y son más bien porosas, ha habido una tendencia de parte de iglesias como la Iglesia Metodista Unida, la Iglesia Unida de Cristo (en los Estados Unidos), la Iglesia Presbiteriana en los Estados Unidos, y los precursores de estas tres denominaciones a minimizar doctrinas tradicionales en favor de la reflexión teológica contemporánea y a centrarse en asuntos teológicos y éticos más contemporáneos. Esta tendencia ha dado la impresión (de hecho, en algunos casos es la creencia absoluta) que estas iglesias no tienen doctrinas propias y que en realidad no hay creencias básicas que las una a otras denominaciones cristianas. Yo estoy convencido (aún cuando reconozco que mi aseveración puede ser retada) que esto ésta no es la creencia ni la intención de la mayoría de los cristianos "liberales". El reto que algunos de los teólogos progresistas hacen a las creencias tradicionales, no representan las posiciones o

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pensamiento oficial de las iglesias a que ellos o ellas pertenecen, a menos que por supuesto las iglesias (denominaciones) las adopten oficialmente o alteren formalmente sus declaraciones históricas de fe (véase la distinción que yo he hecho entre la "teología" y la "doctrina" en el párrafo 0.2 arriba). Creo que estoy correcto en afirmar que las ocho enseñanzas discutidas en este libro son en realidad enseñadas formalmente como parte integral de la doctrina histórica junto a las posiciones ecuménicas contemporáneas de cada uno de estas (y de otras) denominaciones cristianas que tenían en el siglo XX una tradición liberal en su interpretación de doctrina. 0.8.

Debo también hacer claro que las ocho enseñanzas que expongo (y el material explicativo de ellas) son el resultado de mis propios estudios y mi deseo de identificar las creencias comunes entre las iglesias. Deseo enfatizar que estas enseñanzas no tienen el status de las declaraciones aprobadas oficiales por asambleas de la iglesia ni de alguno de los cuerpos ecuménicos. Por esa razón animo a los lectores a que sigan sus propios estudios yendo a las fuentes originales. El material incluido en la sección de “Recursos” en el formato extendido del libro ayudará al lector a encontrar los documentos fuentes y otros materiales. En el formato extendido también se incluye una “Llave a los Recursos” después de los apéndices. También he intentado dar un cierto fondo bíblico básico a cada una de las enseñanzas descritas aquí. Deseo enfatizar otra vez que las enseñanzas indicadas en el libro

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representan mi mejor discernimiento en cuanto a lo que sostienen las iglesias en común, y que mi discernimiento está basado en mi estudio, participación, y diálogo con las distintas comunidades cristianas. 0.9.

El Nuevo Testamento emplea con frecuencia la palabra "misterio" para describir la profundidad religiosa de creencias cristianas centrales, tales como "el misterio de Cristo" (Efesios 3:4; Colosenses 2:2, 4:3), "el misterio de Dios" (I Corintios 2:1-2), o "el misterio del Evangelio" (Efesios 6:19). La palabra "misterio" parece transmitir más que la mera “enseñanza” o “doctrina." Sugiere que estas enseñanzas pueden abrir la puerta al descubrimiento de un significado mucho más profundo e inmenso, tan inmenso que puede desafiar los esfuerzos de toda lengua humana en sus intentos de expresarlo. Nuestro Salvador habló sobre "los misterios [mysteria] del Reino de los Cielos" (Mateo 13:11) y el Apóstol Pablo utilizó el término "misterios" para referirse al contenido de nuestra fe (I Corintios 4:1, 13:2, 14:2). En el bosquejo de enseñanzas cristianas dadas aquí, he utilizado el término "misterios" para sugerir la profundidad inherente de cada una de las enseñanzas históricas cristianas. Pero en las Escrituras cristianas el misterio también implica una relación a la vida cristiana, puesto que los misterios centrales de la fe se convierten eventualmente en la misma esencia de la experiencia cristiana. Nuestra vida toda es un viaje al corazón del misterio de Dios, y las enseñanzas

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centrales de la fe se convierten en postes indicadores o marcadores a lo largo del camino de nuestro peregrinaje Quiero hacer notar que en algunas tradiciones Cristianas el término “misterio” significa algo más especializado, parecido por ejemplo al significado que se le da en las iglesias occidentales al “sacramento.” Yo no he usado el término “misterio” de esta manera en mi libro. 0.10.

El texto de misterios cristianos será publicado en dos formatos diferentes. El “Formato Básico” está diseñado para estudiantes e incluye en cada “enseñanza” o capítulo una tesis, un resumen de enseñanzas, y las “Bases Bíblicas,” esto es, las bases bíblicas para las enseñanzas descritas en el capítulo. El “Formato Extendido” incluye todo el material del “Formato Básico” más información detallada sobre las “Diferencias Doctrinales” entre las distintas tradiciones Cristianas y un listado de recursos, o sea, libros y materiales que puedan dar más información sobre las enseñanzas expuestas. El “Formato Extendido” también incluye un apéndice ( Apéndice B) que ofrece un breve resumen sobre las divisiones entre las

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tradiciones Cristianas. Además incluye un índice completo del libro. Aunque el formato extendido es más largo, la numeración de los párrafos es la mismo en los dos formatos, es decir, los números de los párrafos similares coinciden los unos con los otros. 0.11. Quiero expresar mi más profunda gratitud a las personas que me han ayudado en este proyecto. He incorporado comentarios y sugerencias de muchos de ellos tales como del Hermano Jeffrey Gros, FSC, de la Secretaria Ecuménica del Concilio Nacional de Obispos Católicos en los Estados Unidos y al Dr. Tomas Baima, preboste del Seminario Mundelein de la Universidad de Santa María del Lago en Mundelein, Illinois. 0.12

El texto de Misterios Cristianos será publicado en el internet en la siguiente dirección: http://www.ChristianMysteries.info. El autor tiene derecho de propiedad del libro pero lo ha hecho bajo los términos de una licencia que permite copiar el documento gratis mientras que no se le haga ningún cambio. Animo a los lectores a que visiten el “web site” donde encontrarán la más reciente versión del texto, traducciones y otros recursos relevantes a los temas. Aunque la licencia no permite la distribución de obras derivadas, el autor apoya el uso de obras derivadas y pudiera

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autorizar el use del texto de Misterios Cristianos en obras derivadas a través de otra licencia.

ENSEÑANZA 1: EL MISTERIO DE LA FE APOSTÓLICA La gran mayoría de las iglesias cristianas enseñan que la enseñanza y la práctica de la iglesia deben ser consistentes con la fe apostólica enseñada en las sagradas Escrituras. Por otra parte, hay un acuerdo general en cuanto al hecho de que algunas tradiciones cristianas iluminan e interpretan la fe apostólica enseñada en las Escrituras cristianas. Resumen de Enseñanzas 1.1.

Una de los misterios centrales de la fe cristiana tiene que ver con los fundamentos de nuestras creencias, es decir, cómo podemos saber que tanto lo que enseñamos como lo que hacemos es consistente con la voluntad de Dios. Casi todas las iglesias cristianas están de acuerdo de una forma u otra que la Biblia es la base de la autoridad divina. No obstante las iglesias han estado divididas sobre el asunto crítico de la autoridad de la Biblia en relación a la autoridad de otras tradiciones cristianas. La cuarta Conferencia Mundial sobre Fe y Orden, que se llevó a cabo en Montreal en 1963, lidió con este asunto en un importante documento titulado "Las Escrituras, La Tradición y las Tradiciones." Esto marcó una convergencia crítica entre los participantes protestantes, católicos y

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ortodoxos, y ha servido como base para el progreso ecuménico subsecuente. Este documento distinguía entre la "Tradición" (con "T mayúscula") como el evangelio que se ha transmitido de generación en generación, y la variedad de "tradiciones," incluyendo tradiciones denominacionales, culturales y étnicas. La "Tradición" con “T” mayor precede las Escrituras del Nuevo Testamento (véase I Corintios 15:3-11) y apunta a la esencia del mensaje cristiano que es el fundamento de las Escrituras cristianas y del desarrollo subsecuente de las distintas tradiciones en las iglesias. Las más recientes discusiones ecuménicas sobre “la fe apostólica" (en las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado) utilizaron el término "fe apostólica" para denotar la base de la fe cristiana compartida por varias tradiciones cristianas. 1.2.

La tesis dada arriba apunta a un consenso ecuménico cada vez mayor que reconoce la esencia de la fe apostólica ("Tradición") dada en las Escrituras como la base de la autoridad. Reconociendo esto, lo que las iglesias enseñan y practican debe ser consistente con esa fe. No obstante las tradiciones distintivas que pueden desarrollar y expresar esa fe, lo que las iglesias enseñan y practican no puede contradecir el significado básico del evangelio. El reconocimiento que "algunas tradiciones cristianas” iluminan e interpretan la fe apostólica enseñada por las Escrituras honra el sentido católico y ortodoxo sobre la continuidad de la

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presencia del Espíritu en la iglesia, pero también intenta reconocer la preocupación protestante de que no todas las tradiciones son "puras" y que no todas las tradiciones interpretan o iluminan de una manera correcta el significado de la fe apostólica de la cual las Escrituras testifica. 1.3.

El misterio de la fe apostólica se convierte en un indicador o poste de guía para nuestras vidas como cristianos. Cuando escuchamos las Escrituras leídas y expuestas en la iglesia, cuando nos sumergimos en la lectura y meditación en ellas, y cuando nos abrimos a la sabiduría de las iglesias a través de los siglos, encontramos el misterio de la fe apostólica. Pero para hacer esto, tenemos que abrirnos en verdad. Esto significa que no podemos leer las Escrituras, escuchar la sabiduría de la tradición, o escuchar las enseñanzas de la iglesia asumiendo que ellas van simplemente a confirmar nuestras preconcepciones. Detrás de toda la autoridad en la iglesia y en la vida cristiana está el misterio de Dios, que inspiró las sagradas Escrituras y la vida de la iglesia a través de las edades. Cuando nos abrimos y hacemos vulnerable al testimonio de la fe apostólica, nos abrimos al gran misterio de Dios.

Bases Bíblicas 1.10.

El Nuevo Testamento presupone que la herencia de la fe fue dejada por Cristo a los apóstoles y a la iglesia primitiva. Todos los libros del Nuevo Testamento, cada uno a su manera, exhortan a los cristianos a mantener

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las enseñanzas que recibieron. Corintios I 15: 1-2 “Quiero recordarles, hermanos, la Buena Nueva que les anuncié. Ustedes la recibieron y perseveran en ella, y por ella se salvarán si la guardan tal como yo se la anuncié, a no ser que hayan creído cosas que no son.” Galatas 1: 6-7, “Me sorprende que ustedes abandonen tan pronto a Aquél que según la gracia de Cristo los llamó y se pasen a otro evangelio. Pero no hay otro; solamente hay personas que tratan de tergiversar al Evangelio de Cristo y siembran confusión entre ustedes.” Segunda de Timoteo 1:13-14, “ Toma como norma la sana doctrina que has oído de mi sobre la fe y el amor según Cristo Jesús. Conserva el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.” 1.11.

Las tradiciones Católicas y Ortodoxas han insistido en la conexión estrecha entre las escrituras y las otras tradiciones (“la Tradición”; vea 1:1) que nos han sido transmitidas por Cristo y por la primera iglesia. Para

estas iglesias, las escrituras son consideradas la expresión primaria de la tradición cristiana. El pasaje de 1 Corintios 15:1-2 (citado en el párrafo anterior) así como 1 Corintios 11:23-25, son ejemplos explícitos de “tradiciones” verbales que nos han sido transmitidas aún desde los tiempos antes de que se escribieran los libros del Nuevo Testamento. La segunda carta a los Tesalonicences, capítulo 2:15 hace claro que las primeras comunidades cristianas tenían tanto tradiciones orales como escritas: “Por lo tanto hermanos, manténganse firmes y guarden fielmente las tradiciones que les enseñamos de palabra o por carta.” Otro sentido de “tradición” relevante a esto es el hecho

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de que fue la primera iglesia cristiana la que estableció el canon o la lista de libros aceptados oficialmente como autoridad. Estos libros son los que hoy conocemos como el Nuevo Testamento. El proceso de la formación del Canon tomó desde el segundo siglo hasta el cuarto. 1.12.

Las iglesias protestantes en general han mantenido que la autoridad de la Biblia es válida por sí misma, o sea, que las escrituras revelan su propia verdad, y que el Espíritu Santo confirma esa verdad. (Reconocemos que muchas iglesias Protestantes utilizan credos y confesiones como formulaciones adecuadas de la fe bíblica). En las iglesias Fundamentalistas esto ha sido tomado muchas veces de una manera literal, de manera que ciertos versículos pueden validar todo el Nuevo Testamento o aún toda la Biblia. Por ejemplo, en la Segunda carta a Timoteo 3: 16, encontramos Toda Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñar, debatir, corregir y guiar en el bien.” o en Apocalipsis 22: 18 “Yo por mi parte, advierto a todo el que escuche las palabras proféticas de este libro: Si alguno se atreve a añadir algo, Dios echará sobre él todas las plagas descritas en este libro .” Sin embargo, el entendimiento de que estos versículos validan la autoridad de toda la Biblia supone que los libros de la Biblia (o del Nuevo Testamento) fueron encuadernados todos juntos en sólo volumen cuando esto no fue así en los primeros siglos cristianos.

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ENSEÑANZA 2: EL MISTERIO DE LA DIVINA TRINIDAD La gran mayoría de las iglesias cristianas enseñan la naturaleza triuna de un solo Dios como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, cada uno de estas personas adorada igualmente y eternamente como Dios. Resumen de Enseñanzas 2.1.

Si creemos que hay una base de la fe apostólica revelada en las Escrituras cristianas, entonces cuál es el contenido de esa fe? En cierto sentido es el corazón de la enseñanza cristiana que San Pablo había recibido tan temprano como desde la década de los cincuenta del primer siglo: Que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado; que resucitó al tercer día también según las Escrituras (I Corintios 15:3b-4). Ésta era la base de los credos cristianos históricos que han sido recitados a través de los siglos. A medida que los cristianos hicieron claras sus enseñanzas centrales, ampliaron este fórmula para

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explicar su adoración de las tres Personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. 2.2.

La proposición dada en la tesis para este capítulo trata de asumir un consenso basado en la adoración de Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo de parte de la comunidad cristiana histórica. En referencia a esta adoración las iglesias sostienen que el significado central y distintivo de la fe cristiana radica en el misterio de la unidad del Dios trino, el misterio de un Dios revelado como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Desde el cuarto siglo las iglesias han reconocido que la adoración de las tres "Personas" de la Trinidad implica su igualdad y eternidad. La revisión del Credo Niceno del 381 d.C, que hasta el día de hoy es la declaración más usada de la fe cristiana, centra esta fe en la divina Trinidad (véase el Credo Niceno en el apéndice A de este libro). Las discusiones ecuménicas sobre el asunto de "confesar la fe apostólica en el día de hoy" llevadas a cabo en la décadas de los setenta y ochenta del siglo pasado fueron un intento desarrollar una declaración contemporánea de la fe, sin embargo eventualmente re-apropiaron la fe del Credo Niceno. El documento de la Comisión sobre Fe y Orden del Concilio Mundial de Iglesias intitulado Confesando la Unica Fe ofrece un comentario ecuménico sobre el Credo Niceno, demostrando la amplia base del consenso que encontramos en esta enseñanza.

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2.3. Aunque la enseñanza del Credo Niceno sobre la Trinidad utiliza lenguaje sobre la "sustancia" de Dios (el Padre y el Hijo son "de la misma sustancia"), el credo no procuró definir exactamente quién es Dios. El término “sustancia” en el credo no era un término técnico o filosófico; era un término relativamente débil, un modo de decir que cualquiera que fuera la naturaleza o materia de Dios, era la misma del Hijo. Las discusiones ecuménicas han reconocido que el Credo Niceno no prescribe una sola manera de entender o mirar a la Trinidad (incluso el Credo no utiliza la palabra “Trinidad”), sino que fija algunos parámetros en nuestra comprensión del misterio divino. Por un lado el credo elimina la creencia que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son simplemente uno de una manera tal que sería inadecuado hablar de ellos como tres Personas eternas. Por otro lado, el credo elimina la creencia que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son tan distintos que sería inadecuada la reverencia de la unidad de Dios. El credo encuentra lenguaje para hablar del carácter distintivo de las Personas de la Trinidad así como de la unidad esencial de Dios. 2.4. Aunque algunas iglesias rechazan el lenguaje técnico en el que se expresa este consenso de la fe , la creencia en (y la adoración de) la Trinidad es tan definitivas parte de la fe cristiana histórica que las iglesias que rechazan la enseñanza y adoración trinitariana (tal como las iglesias pentecostales de la Unidad de Dios, los Unitarianos, los Testigos de Jehová, y los Mormones) reconocen su distancia

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de la fe cristiana "histórica". Es decir, ellas pueden afirmar el haber vuelto a descubrir el significado "verdadero" de la fe cristiana, pero están claras que su propia comprensión de la fe cristiana es diferente a la de las comunidades cristianas históricas o tradicionales. 2.5.

El misterio de la divina Trinidad también se convierte en un poste de guía o un indicador en la vida cristiana. Cuando adoramos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, nuestras vidas se van ajustando a la imagen divina. El Espíritu Santo hace que nuestras oraciones converjan con la oración "Abba" que el Hijo dirige al Padre (Romanos 8:15-17 y 26-27). La Trinidad, entonces, es el principio de la vida cristiana y el foco constante de la adoración de la persona cristiana. La Trinidad se convierte también en el fin o la meta hacia la cual se dirige la vida cristiana.

Bases Bíblicas 2.10.

El Antiguo Testamento afirma la unidad de Dios. Posiblemente no está en ninguna otra parte más claro que en el Shema (Deuteronomio 6:4-5) y en el primer mandamiento (Deuteronomio 5:6-7). La fórmula bautismal trinitariana, "en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo," que se da en Mateo 28:19b se convirtió en la costumbre universal de la iglesia antigua, a pesar de existir otras fórmulas bautismales registradas en los Hechos de los Apóstoles. Algunas

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versiones del Nuevo Testamento también tienen la fórmula que se encuentra en I Juan 5:7. Sin embargo esta fórmula no aparece en los manuscritos más antiguos y se cree de una manera bastante extensa que ella fue una adición posterior. Quizás más significativo es el hecho de que a través de la literatura del Nuevo Testamento las Tres Personas son nombradas como divinas y en estrecha relación, como lo vemos en Romanos 8:15-17 y 26-27, donde el Espíritu Santo hace las oraciones de los creyentes una con la oración del Hijo al Padre ("Abba").

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ENSEÑANZA 3: EL MISTERIO DE CRISTO La gran mayoría de las iglesias cristianas enseñan la integridad y unidad de la naturaleza humana y divina de Jesucristo. Resumen de Enseñanzas 3.1.

La doctrina de la Trinidad, como hemos visto, incluye la afirmación que Jesucristo es "Dios verdadero de Dios verdadero, consubstancial con el Padre." Pero los cristianos también han afirmado, como elemento esencial de su fe, que Jesucristo era también un hombre verdadero. Es decir, el misterio de nuestra salvación abraza el misterio de la encarnación, Dios viniendo "en la carne" en la Persona de Jesucristo. Las divisiones sobre la formulación de esta enseñanza en el siglo V condujeron a la separación de la Iglesia Asiria del Oriente, y de las Iglesias Ortodoxas del Oriente. A pesar de estas diferencias, las discusiones ecuménicas han tenido el acuerdo extenso y general (en algunos casos, los acuerdos formales) que cuando hablamos de Cristo, debemos encontrar lenguaje que deje bien claro : a) la integridad de la divinidad y humanidad de Cristo (es decir, Jesucristo era totalmente Dios, y totalmente humano, no un compromiso que era

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solamente en parte divino y en parte humano), y b) la unidad de lo divino y lo humano (de modo que lo divino y lo humano en Cristo no eran seres separados). 3.2.

La formulación afirmada por el Concilio de Calcedonia (en el año 451), aceptada por la Iglesia Católica, las iglesias ortodoxas, y la mayoría de las iglesias protestantes, emplea el lenguaje de "una Persona en dos naturalezas" (las naturalezas divinas y humanas). Aunque las Iglesias Ortodoxas del Oriente no utilizan este lenguaje (en particular, su tradición doctrinal no habla de "dos naturalezas" de Cristo), ellas reconocen la necesidad de hablar de la integridad así como de la unidad de lo divino y lo humano en Cristo. Muchas iglesias protestantes evangélicas también han rechazado el lenguaje de "una Persona en dos naturalezas" porque ese lenguaje en particular no es explícitamente bíblico, y porque estos evangélicos han estado más preocupados de defender la divinidad de Cristo que algunos modernistas han negado. Sin embargo, las enseñanzas evangélicas reconocen típicamente la humanidad completa del Salvador.

3.3.

El misterio de Cristo ésa estrechamente atado al misterio de nuestra salvación (véase la enseñanza 4). El obispo africano San Atanasio de Alejandría, iluminó el misterio de Cristo diciendo que "Cristo se hizo humano, para que los seres humanos pudieran hacerse divinos." Era la creencia de los cristianos antiguos que Cristo vivió todas las

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etapas de la vida humana, santificando cada una de ellas. Así la vida del cristiano, se convierte en una vida de vivir en Cristo, de manera que aunque humanos, somos también "participes de la naturaleza divina" (II Pedro 1:4b). Bases Bíblicas 3.7.

La discusión sobre las bases bíblicas de la humanidad y la divinidad de Cristo se enfocó en la práctica de algunos Cristianos de la antigüedad de “dividir los dichos” y acciones de Jesús en dos categorías: los dichos y acciones que implicaban un poder e identidad divinos, y los dichos y acciones que expresaban limitaciones humanas o una identificación más general con la humanidad. Los milagros de Jesús , algunos de sus dichos tales como “tus pecados te son perdonados” (Marcos 2:5b, cf. Mateo 9:2b, Lucas 17:20b), la transfiguración (Mateo 17:1-13, Marcos 9:2-13, Lucas 9:28-36; cf. II Pedro 1:16-18) y la resurrección de entre los muertos son señales de su divino poder e identidad. Por otro lado, los pasajes bíblicos que hablan del deshojamiento de Cristo (Filipenses 2:5-11), su pobreza (II Corintios 2:9), su miedo e incertidumbre en la pasión (Juan 12:27-28), y su sufrimiento y muerte se entienden como la revelación de la humanidad de Cristo.

3.8.

En algunos casos el Nuevo Testamento habla del misterio de la humanidad y divinidad de Cristo como uno solo. En el prólogo del Evangelio de San Juan, Cristo es descrito como la divina figura del Verbo que existía antes de la creación con Dios, y quien a pesar de eso se hizo carne (Juan 1:1-14). El pasaje de Filipenses citado

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arriba comienza hablando de Cristo, quien a pesar de ser Dios no reparó en despojarse de su divinidad tomando la forma de esclavo (Filipenses 2:6-7). De una manera similar, la carta a los Hebreos comienza hablando del Hijo a quien (Dios) designó heredero de todas las cosas, y a través de quien creó toda la creación. El es el reflejo de la gloria de Dios y la marca exacta de Dios (Hebreos 1:2b-3a y de una manera más general Hebreos 1:1-2:4), dice que Cristo se convirtió en siervo (Hebreos 2:5-18).

ENSEÑANZA 4: EL MISTERIO DE LA SALVACIÓN La gran mayoría de las iglesias cristianas enseñan que debido a la condición caída de la humanidad, la salvación humana depende de la gracia de Dios. El consenso general es que la salvación humana normalmente viene a través de la fe explícita en Cristo, que la salvación no es posible cuando los seres humanos rechazan la fe en Cristo, y que los buenas obran son un resultado de la salvación como frutos de la fe en Cristo. Resumen de Enseñanzas 4.1.

La reforma protestante provocó una controversia amarga sobre los asuntos de la naturaleza humana y la salvación. Los protestantes insistían en la soberanía de la gracia divina en la obra de salvación, y los católicos insistían en la necesidad de una respuesta humana fiel, que incluía buenas intenciones y obras surgidas de la fe. Las discusiones ecuménicas subsecuentes han clarificado que las objeciones rigurosas de Lutero al catolicismo no se deben entender como una condenación total del conjunto de la fe católica, pero eran dirigidas a una forma muy particular del

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catolicismo medieval. Las discusiones bilaterales entre luteranos y católicos dieron lugar a la adopción de una "Declaración Común sobre la Justificación" en Octubre 31 de 1999 d.C. En discusiones ecuménicas a través del siglo XX el diálogo entre los católicos y los protestantes se expandió para abarcar tanto las preocupaciones de las personas cristianas ortodoxas, como la de los cristianos evangélicos conservadores. Dado las diferencias amplias que existen en el entendimiento de la salvación humana y las maneras en las cuales los seres humanos reciben la salvación, sería muy difícil decir que hay un consenso fuerte en estés asuntos. Sin embargo, las discusiones ecuménicas han revelado que dentro de este tema hay algunas áreas de consenso, que necesitan ser indicadas cuidadosamente. 4.2. En primer lugar, las iglesias están de acuerdo que debido a la condición caída de la humanidad, no podemos salvarnos, y que nuestra salvación depende de la gracia de Dios. Esto, por supuesto, no resuelve los asuntos tradicionalmente divisivos sobre la predestinación y la elección, o el asunto de la disponibilidad de la salvación a cada persona, pero clarifica por lo menos que la salvación depende de la gracia divina, y las declaraciones ecuménicas han afirmado casi unánimemente esto. En segundo lugar, decimos que la salvación viene "normalmente" por la fe explícita en Cristo. La expresión "normalmente" reconoce la creencia sostenida por los ortodoxos, católicos, y muchos protestantes que por medio del bautismo los

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infantes (y otras personas incapaces de expresar su fe) son justificados y reciben el nuevo nacimiento en Cristo. En estas tradiciones, al bautismo infantil le sigue la etapa de la catequesis (entrenamiento) y fe explícita (véase la enseñanza de 6, en bautismo). La frase siguiente hace clara la creencia que el rechazo explícito de Cristo trae la condenación y la separación eterna de Dios. Finalmente, nuestra declaración expresa el consenso extenso que las buenas obras deben ser producto de la fe en Cristo. 4.3.

Las discusiones ecuménicas han revelado que en el pensamiento del misterio de la salvación, los cristianos tienen que lidiar con muchas creencias paradójicas. Por un lado, la salvación es la obra de Dios, y no podemos usurpar el papel de Dios en la salvación. Por el otro, la salvación implica la totalidad de quiénes somos como seres humanos, con cada parte de nuestras vidas tomadas y santificadas en el proceso de la salvación. Por un lado, la salvación es intensamente personal, porque implica la base misma de quiénes somos como humanos. Por otro lado, nunca funciona aparte de la comunidad cristiana, en donde recibimos la gracia divina disponible por los sacramentos y por la adoración de la iglesia. Por un lado, la salvación depende de la fe en Cristo. Por el otro, conduce siempre a las buenas obras motivadas por la gracia divina.

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Bases Bíblicas 4.12.

Uno de los temas constantes del Nuevo Testamento es la necesidad de la gracia divina. Esto quizás se manifiesta bien claro en las cartas de San Pablo, donde en secciones largas describe la condición caída de la humanidad (Romanos 1:18-3:20). Las cartas de San Pablo también insisten en el papel central de la fe en la salvación, a veces en contraste con "las obras" o "obras de la ley" (Romanos 1:16-17 y 3:21-31; véase Gálatas 2:15-3:14). Estos pasajes se han puesto en contraste a veces con la insistencia de Santiago en el papel de las buenas obras (incluso en el contraste de "fe solamente," véase Santiago 2:14-26), pero tanto Pablo como Santiago insisten en la fe y en las obras (Romanos 6:15-23, donde la fe conduce a la santificación y a la nueva vida en Cristo). La enseñanza sobre la predestinación estaba basada no solamente en el término mismo (Romanos 8:29-30; sino que el asunto era si el significado era "predeterminado" o "previsto"), pero especialmente en la larga discusión de San Pablo sobre el papel de Israel (Romanos 9-11) cuando se entendió que a lo que se refería era que Dios elegía a las personas, hombres y mujeres, que El escogía para la salvación (o la condenación). En algunos casos, enseñanzas como estas fueron disputadas en base de las interpretaciones de otros pasajes bíblicos tales como Apocalipsis 13:8, donde sobrevino una controversia sobre si la expresión "desde la creación del mundo" tenía que ver con la frase "todos aquellos cuyos nombres no están escritos desde la creación del mundo..." (la versión Latinoamérica 2002) que implicaba la predestinación, o si se relacionaba más

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bien al "Cordero degollado desde la creación del mundo," refiriéndose al sacrificio eterno de Cristo.

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ENSEÑANZA 5: EL MISTERIO DE LA IGLESIA La gran mayoría de las iglesias cristianas enseñan que la iglesia es constituida por los que han creído en Cristo a través de todos los siglos, entre los cuales se predica Cristo y se administra los sacramentos. Las personas quienes hacen el carácter de Cristo visible al mundo a través de su fiel proclamación y práctica de los sacramentos. El movimiento ecuménico intenta hacer visible la unidad esencial de la iglesia y sanar sus divisiones. Enseñanzas Comunes 5.1.

A medida que las iglesias han crecido en la unidad, ha llegado a ser cada vez más importante entender la naturaleza de la iglesia misma. La Iglesia Católica y tradiciones ortodoxas tienden ver la iglesia como una muestra sacramental o "misteriosa" de la presencia de Cristo: la iglesia es "el cuerpo de Cristo," el lugar en este mundo donde está manifesta la presencia mística de Cristo. Mantienen que la unidad esencial de la iglesia nunca se ha perdido y que ellas, en alguna manera, encarnan esa unidad: una iglesia fundada por Jesucristo. La iglesia entonces, por su misma naturaleza, tiene un carácter sagrado. Las palabras

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del Credo Niceno (véase el apéndice A de este libro) sostienen que la iglesia es una, santa, católica (universal y conteniendo la plenitud del evangelio), y apostólica. Las iglesias protestantes han sido mucho más sensibles a las fallas de las iglesias a través de la historia, y típicamente encuentran más difícil discernir el carácter sagrado de la iglesia. La iglesia, los protestantes dicen, está siempre en necesidad de reforma (ecclesia semper reformanda). Las definiciones protestantes clásicas de la iglesia enfatizan tres o cuatro cualidades: la iglesia es constituida por la fe, por la predicación del evangelio, y por el uso apropiado de los sacramentos; a estas tres cualidades la tradición reformada ha agregado históricamente la necesidad de la disciplina en la comunidad cristiana. Las definiciones evangélicas conservadoras sobre la iglesia mantienen a menudo que la iglesia es simplemente la comunión de creyentes. 5.2.

El movimiento ecuménico ha ayudado a que las personas cristianas se den cuenta que muchas de estas diferentes interpretaciones de la iglesia no son mutuamente exclusivas. Todos reconocen que necesitamos lenguaje apropiado para describir el carácter sagrado de la comunidad cristiana prevista por Dios, y que también necesitamos lenguaje para describir las comunidades cristianas que no han podido cumplir la voluntad de Dios y están en necesidad de reforma. La declaración dada arriba reconoce el énfasis protestante de la fe, la predicación, y los sacramentos, pero va más allá

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a afirmar que en estos mismos actos el "carácter" o la marca de Cristo se hace visible al mundo. 5.3.

El movimiento ecuménico, especialmente en la forma "conciliar" del Concilio Mundial de Iglesias y los consejos nacionales y regionales, se han preocupado de una manera especial por el asunto de hacer visible la unidad de la iglesia en Cristo. La oración que concluye la declaración de arriba reconoce esta preocupación constante. Durante el movimiento ecuménico del siglo XX, se discutieron muchos modelos. El modelo de la unión orgánica contemplaba una estructura más o menos uniforme de la iglesia que demostraría la unidad de las iglesias. El modelo de la comunión conciliar local o regional preveía una estructura más diversa de la iglesia con una unidad más fuerte en los niveles regionales o nacionales. El modelo de koinonia prevé una forma compleja de unidad basada en convenios o acuerdos entre las iglesias que no eliminan la posibilidad de unión orgánica, pero insiste en los elementos tales como el reconocimiento mutuo de sacramentos y de los ministerios y en estructuras comunes para hacer decisiones en las iglesias. Muchos de estos modelos de la unidad cristiana se presentan en el documento de la Comisión de Fe y Constitución del Concilio Mundial de Iglesias, "La Naturaleza y Unidad de la Iglesia."

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Bases Bíblicas 5.15.

El Nuevo Testamento usa muchos términos específicos para la comunidad cristiana que reflejan una comprensión muy temprana de la comunidad como muestra de la era mesiánica. La misma palabra traducida como “la iglesia" (ekklesia; véase Mateo 16:18 y 18:17, Hechos 2:47, 5:11 y en muchos otros lugares) se refiere a las personas que "han sido llamadas" al oir la proclamación acerca del Messias. De manera similar, las expresiones tales como "los santos" (en el saludo que San Pablo usa a menudo en sus cartas, por ejemplo Romanos 1:7, I Corintios 1:2) o "los elegidos" (Mateo 24:31, Romanos 8:33) implican una comunidad de los que "han sido apartados" o de los "santos," una comunidad de las personas "elegidas" por Dios. Para el tiempo del Apóstol Pablo, el término "iglesia" también denotaba la comunidad cristiana que se extendía a través del mundo, así leemos en Gálatas 1:13, "perseguía a la Iglesia de Dios." Pablo también desarrolló imágenes orgánicas que ayudaban a explicar la unidad de la iglesia, así que él se refiere a la iglesia como "el cuerpo de Cristo" I Corintios 12:12-31; véase Efesios 4:1-16. La imagen de la iglesia más temprana de los Hechos de los Apóstoles es una imagen de una comunidad unida en oración, comunión, enseñanza, y proclamación, compartiendo sus bienes materiales los unos con los otros. (Hechos 2:43-47).

5.16. El reconocimiento de San Pablo de "diferentes dones" (carismas) en la comunidad cristiana (I Corintios 12-14, véase Romanos 12:4-8 y Efesios 4:11-13) inició el

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desarrollo de ministerios particulares en la comunidad cristiana primitiva. La literatura más reciente del Nuevo Testamento habla de "viudas," de los "diáconos," los "presbiteros" y los "obispos," aunque no está claro que los ministerios de los "presbiteros" y los "obispos" eran distintos en los períodos más tempranos (I Timoteo 3:1-13 y 5:9-22; Tito 1:5-9).

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ENSEÑANZA 6: EL MISTERIO DE LA INICIACIÓN CRISTIANA

La gran mayoría de las iglesias cristianas enseñan que el bautismo es el acto designado por Cristo por que se incorporen los hombres y las mujeres en la comunión de la iglesia. Hay acuerdo general, por otra parte, en que el bautismo es un elemento esencial en el proceso total de la iniciación cristiana, que debe incluir el entrenamiento en la fe y el compromiso personal a Cristo y a la comunidad cristiana. El movimiento ecuménico busca el reconocimiento mutuo de bautismos entre las iglesias cristianas. Resumen de Enseñanzas 6.1.

Con muy pocas excepciones (el Ejército de Salvación, la Sociedad de los Amigos, y algunas iglesias pentecostales indígenas africanas), las comunidades cristianas practican el bautismo usando el agua como la muestra de la entrada a la comunidad cristiana. Hay diferencias significativas sobre qué constituye un bautismo válido ( el asunto del bautismo infantil en contraste con el bautismo de los creyentes adultos, y sobre la relación del bautismo a la salvación en Cristo, pero

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por lo menos hay un acuerdo general sobre la práctica del bautismo como el medio por el cual se incorporan las personas a la comunión de la iglesia. Por otra parte, el documento Bautismo Eucaristía y Ministerio de la Comisión de Fe y Orden del Concilio Mundial de Iglesias indica una tendencia cada vez mayor en el movimiento ecuménico a considerar el bautismo del adulto creyente como el bautismo teológica y bíblicamente normativo (aunque éste no elimina la práctica continuada del bautismo infantil) y ver la inmersión como la forma preferida de bautismo (y otra vez, esto no elimina el uso continuado de otras formas). 6.2.

Uno de los asuntos más divisivos entre las comunidades cristianas es la relación que existe entre el rito del bautismo y la salvación del cristiano. Las iglesias ortodoxas, la católica, y las iglesias protestantes tradicionales (y muchas personas en las conservadoras Iglesias de Cristo) entienden que el bautismo es el medio por el cual las personas renacen en Cristo y son justificadas. Los evangélicos conservadores entienden que el bautismo es una signo exterior apropiado del nuevo nacimiento y justificación, pero no es el medio a ellos. Los estudios ecuménicos de la adoración cristiana (estudios litúrgicos) y de la formación de la fe cristiana (estudios catequéticos) nos han ayudado a entender diferentes los patrones de "iniciación cristiana" que se han desarrollado en las iglesias, incluyendo:

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a) el patrón del bautismo, la unción y la primera comunión seguidos por la instrucción en la fe (típico de iglesias ortodoxas y las iglesias ortodoxas del oriente), b) el patrón del bautismo, seguido por la instrucción en la fe, la primera comunión, y la confirmación (no necesariamente en ese orden; este patrón es típico de la Iglesia Católica y las iglesias tradicionales protestantes), y c) el patrón de la conversión personal seguido por la instrucción en la fe, el bautismo y la comunión (el patrón típico de iglesias evangélicas conservadoras, incluyendo iglesias anabaptistas, bautistas, y las iglesias restauracionistas). Así, aunque no es posible indicar un consenso entre las iglesias referentes a la relación exacta entre el bautismo y salvación, es posible indicar que hay un reconocimiento cada vez mayor que el bautismo es una parte central del proceso total de la iniciación cristiana, por medio del cual las personas vienen a la fe y son integradas en la comunidad cristiana. 6.3.

El hecho de que muchas iglesias cristianas no reconocen el bautismo realizado en otras iglesias cristianas es una de las muestras más visibles de la división de las iglesias. El bautismo debe ser una muestra de unidad: "un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo" (Efesios 4:5), o en las palabras del

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Credo Niceno, "un solo bautismo para el perdón de los pecados." Por esta razón, una de las metas más consistente del movimiento ecuménico ha sido el reconocimiento mutuo de bautismos entre las iglesias. Esto no significa que todas las iglesias van a practicas el bautismo de niños; pero pudiera significar que las iglesias que solamente practican el bautismo de los creyentes reconozcan los bautismos infantiles realizados en otras iglesias. Pudiera significar también que en algún momento las tradiciones e iglesias que han practicado el bautismo infantil confiesen que el bautismo del adulto es por lo menos teológicamente normativo, si no normativo en la práctica. 6.4.

Como la gran muestra de la iniciación cristiana, el bautismo está atado al misterio del peregrinaje cristiano. Para casi todos los cristianos (las únicas excepciones son el Ejército de Salvación y los Cuáqueros), el bautismo inicia la vida cristiana, y marca la entrada a la comunidad de la fe. Para algunas iglesias cristianas, la iniciación incluye también la confirmación (o “crismación” en las Iglesias Ortodoxas) y la “Primera Comunión.” Para las tradiciones que creen en la relación estrecha entre el bautismo y la salvación, el recuerdo del bautismo se convierte en una parte central de su espiritualidad; de ahí la costumbre de muchos católicos de sumergir sus dedos en agua al entrar a la iglesia, y de hacer la señal de la cruz , siendo ambos actos recordatorios de la gracia del bautismo. Aún para las personas que cuestionan la

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relación cercana entre el bautismo y la salvación, el bautismo es la marca distintiva del dicipulado cristiano. Bases Bíblicas 6.9. El bautismo cristiano fue precedido por la predicación del bautismo asociado con arrepentimiento de San Juan Bautista: Mateo 3:1-12, Marcos 1:2-8, Lucas 3:1-20. El mismo bautismo de Cristo por Juan se hizo constar en los evangelios: Mateo 3:13-17, Marcos 1:9-11, Lucas 3:21-22, Juan 1:29-34. El mandamiento de Cristo de bautizar, tomado generalmente como la institución del sacramento, se encuentra en Mateo 28:19. La creencia en el efecto salvífico del bautismo se basa en pasajes del Nuevo Testamento tales como Marcos 16:16, “el que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer será condenado" (aunque este versículo no aparece en los manuscritos mas antiguos de Marcos) y I Pedro 3:21," el bautismo, que ahora los salva, pues no se trata de limpieza corporal, sino que se pide a Dios una renovación interior por medio de la resurrección de Cristo Jesús."; véase la declaración en el Credo Niceno, "confesamos un solo bautismo para el perdón de los pecados." El bautismo de los creyentes maduros (adultos) es el único patrón claramente atestiguado en el Nuevo Testamento (por ejemplo, los muchos relatos de bautismos en el Libro de los Hechos de los Apóstoles), aunque los abogados del bautismo infantil apelan a los bautismos de familias completas registrados en Hechos 16:15 y 33. En el día de hoy existe un extenso acuerdo (a pesar de discusiones vociferantes del pasado) que los relatos del Nuevo Testamento sobre el bautismo

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describen la inmersión como el modo normativo, aunque alguna de la literatura más reciente (tal como el texto Didache del segundo siglo) permite otras formas de bautismo aunque se prefiere la inmersión.

ENSEÑANZA 7: EL MISTERIO DE LA EUCARISTÍA La gran mayoría de las iglesias cristianas enseñan que la eucaristía es el acto mandado por Cristo por medio del cual la obra salvadora de Cristo se mantiene constante en la memoria de la iglesia y el medio por el cual de una manera única se celebra la unidad de la iglesia en Cristo y con Cristo. El movimiento ecuménico busca la unidad de las iglesias en una comunión visible y eucarística. Resumen de Enseñanzas: 7.1.

Desde los tiempos antiguos, la eucaristía ha sido el acto central semanal de la adoración cristiana y así lo sigue siendo para la gran mayoría de los cristianos (incluyendo los católicos, ortodoxos, ortodoxos del oriente, y las iglesias de la tradición norteamericana Restauracionista). El énfasis protestante en la predicación de la palabra desplazó la eucaristía semanal, aunque la tendencia ecuménica cada vez mayor busca la restauración de la eucaristía semanal o por lo menos más frecuente en las iglesias protestantes. Los términos que se usan para la eucaristía son diversos: las iglesias con la liturgia siria hablan de ella como el

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“Qorbana sagrado,” las iglesias ortodoxas y ortodoxas del oriente lo llaman la "liturgia divina," Los católicos la llaman la "misa," y los protestantes tienden a llamarla la "santa comunión" o la "Cena del Señor." 7.2.

Aunque existen diferencias críticas sobre el significado y práctica de la eucaristía que dividen las tradiciones cristianas, la tesis dada arriba reconoce algunas bases comunes compartidas por las iglesias: a) en general estamos de acuerdo que la eucaristía es un rito específicamente cristiano en el cual recordamos el sacrificio de Cristo, y b) en general estamos de acuerdo que la eucaristía representa nuestra “hermandad” o "comunión" (ambos términos son traducciones de la palabra griega koinonia) en Cristo. Hay una diferencia notable en la manera como entendemos la presencia de Cristo en la eucaristía, aunque todos estamos de acuerdo que de alguna manera Cristo siempre está presente (aún si se toma en el sentido que Cristo está presente siempre cuando "dos o tres están reunidos" en su nombre; Mateo 18:20). Discusiones ecuménicas más recientes tal y como se muestra en el documento Bautismo, Eucaristía Ministerio llaman a las personas cristianas a reconocer que existe una amplia gama de significados de la eucaristía, incluyendo el entendimiento de la la eucaristía como la comida del reino, y como la total realización o cumplimiento del sacrificio de Cristo.

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7.3. Una de las metas más consistentes del movimiento ecuménico ha sido el reconocimiento mutuo de la eucaristía y la unión eventual de las personas cristianas en una comunión visible eucarística. Esto no quiere decir necesariamente uniformidad en la estructura de la iglesia o en sus formas de alabanza, sino que reconoceríamos la validez de la eucaristía de todos los grupos y que nos admitiríamos los unos a los otros a la Eucaristía de nuestras iglesias como muestra de la unidad en Cristo. Aunque la tradición de algunas iglesias se practica la comunión “abierta” a la cual todas las personas creyentes son invitadas, otras iglesias insisten que la eucaristía es una muestra de la unidad en Cristo, pero no es un medio para esa unidad, es decir, la hermandad u "hospitalidad" de la eucaristía no puede ser extendida a todos los grupos hasta que no haya un acuerdo más genuino entre las iglesias. Sin embargo, muchas de las iglesias que no extienden la hospitalidad de la Eucaristía a las personas de otras iglesias comparten la meta de una comunión visible eucarística (es decir, una comunión evidente no sólo dentro de las iglesias sino a todo el mundo). 7.4.

El misterio de la eucaristía ha desempeñado un papel central en la espiritualidad cristiana. La herencia Cristiana en su sabiduría afirma que sea cual fuere la forma en que explicamos la presencia de Cristo en la Santa Cena, siempre encontramos al Señor resucitado en ese acto que es uno de los mayores actos distintivo cristiano. El hecho de que las personas cristianas han sido divididas

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seriamente sobre este tema de si podemos extender la eucaristía los unos a otros y cómo hacerlo, quiere decir que en un sentido la Eucaristía define la comunidad Cristiana: estar "en comunión" con otras personas significa que las reconocemos como personas que comparten la plenitud de la fe Cristiana. Es fascinante que este significado de la Cena del Señor como definición de la comunidad Cristiana se comparte desde las iglesias más tradicionales (iglesias ortodoxas y católicas) hasta las más evangélicas (por ejemplo las iglesias pentecostales y las bautistas). El misterio de la eucaristía está unido al gran misterio de Cristo. Bases Bíblicas 7.7.

La institución de la Eucaristía se narra en I Corintios 11:23-34, Mateo 26:26-30, Marcos 14:22-26, y Lucas 22:14-23. El término "eucaristía" se deriva del verbo griego que se usaba para la expresión "dar acción de gracias" que aparece en cada uno de estos relatos. San Pablo se refiere a él como "la Cena del Señor " en I Corintios 11:20. El asunto de la presencia de Cristo en la eucaristía fue disputada en los tiempos de la Reforma Protestante en base de la palabra "es" en las palabras de institución de Cristo, "Este es mi cuerpo...". Lutero argüía que el término debía de ser tomado literalmente como la presencia corporal de Cristo; Zwinglio decía que la palabra en este caso era una referencia simbólica, paralela a las ocasiones cuando Jesús dijo, "yo soy la vid," etc. Las discusiones sobre la hospitalidad eucarística (extender la comunión a personas de otras denominaciones) se basa en versículos tales como I

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Corintios 11:27-34, donde se habla de los que participan “indignamente." `

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ENSEÑANZA 8: EL MISTERIO DE LA VIDA CRISTIANA La gran mayoría de las iglesias cristianas están de acuerdo que la vida moral debe ser dirigida por los grandes mandamientos de amar a Dios y al prójimo, y por los diez mandamientos de las Escrituras hebreas. Estos grupos también están de acuerdo que la vida cristiana requiere la adoración regular en una comunidad cristiana además de la oración privada y las buenas obras basadas en la fe cristiana. Resumen de Enseñanzas 8.1.

Es importante finalmente indicar qué consenso puede existir entre las tradiciones cristianas divididas en relación a la moralidad cristiana. Los asuntos morales han sido una fuente significativa de la división cristiana. A pesar de esto, hay puntos éticos donde las tradiciones cristianas comparten cosas en común. Como sugiere la declaración arriba, todos estamos de acuerdo en seguir los grandes mandamientos enseñados por Cristo, de amar a Dios y a nuestro prójimo (Mateo 22:34-40; Marcar 12:28-34; Lucas 10:25-28). Jesús entendía que el amor a Dios y al prójimo suplía la motivación por medio de la cual

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los seres humanos pueden satisfacer todos los mandamientos de Dios: "Toda la ley y los Profetas se fundamentan en estos dos mandamientos" (Mateo 22:40). Las iglesias cristianas, en sus catecismos, liturgias y predicación, han enseñado constantemente los diez mandamientos de las Escrituras hebreas (el Antiguo Testamento: Éxodo 20:1-7, Deuteronomio 5:6-21) como la guía infalible para la moralidad cristiana, aunque hay diferencias entre las tradiciones cristianas en relación a la enumeración de los mandamientos. A continuación ofrecemos un resumen abreviado de los diez mandamientos, siguiendo la enumeración utilizada por las iglesias ortodoxas, anglicanas, y reformadas (vea el cuadro de abajo en párrafo 8.4 en el formato extendido para las enumeraciones diferentes de los mandamientos): 1 2 3

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5 6

No tendrás otros dioses. No te harás imágenes delante de mi. No tomarás el nombre del Señor en vano . Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Honrarás a tu padre y a tu madre. No matarás.

7 8

No cometerás adulterio. No robarás.

9 No dirás falso testimonio. 10 ! No codiciarás.

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8.2. Por otra parte, aunque no se indica siempre como cuestión de doctrina, las iglesias han compartido una expectativa constante de que los cristianos deben participar regularmente en la adoración de sus iglesias, así como de practicar la oración familiar y la oración privada. Todas las tradiciones cristianas están de acuerdo que los cristianos deben seguir las enseñanzas y el ejemplo de Cristo sirviendo a otras personas y haciendo lo bueno en todo lo posible, siempre teniendo cuidado de entender que nuestras buenas obras fluyen de la energía y la gracia de Dios y de nuestra fe en Cristo. 8.3.

El punto que acabamos de discutir nos da la oportunidad de alcanzar una comprensión más profunda del misterio de la vida cristiana. La vida cristiana no se puede considerar una aburrida rutina de evitar hoscamente el mal y el hacer el bien. La tradición cristiana enseña que la gracia divina es la que nos puede cambiar, de modo que el poder de hacer el bien y evitar el mal viene no de nosotros mismos sino de un poder mucho mayor: la vida cristiana es motivada por la energía de la gracia divina. El testimonio de los santos y santas a través de las generaciones ha sido que, aún cuando ellos no podían hacer el bien o a evitar el mal por ellos mismos, encontraron el poder de la gracia que los sostenía y les ayudaba a hacer lo que el Señor requería.

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Bases Bíblicas 8.9.

El gran mandamiento fue dado por el Salvador en Mateo 22:34-40; Marcos 12:28-34; Lucas 10:25-28. Los diez mandamientos (véase la tabla arriba) aparecen en el Éxodo 20:1-7 y en Deuteronomio 5:6-21. Aunque el pasaje de Gálatas 6:17 ("Por eso, salgan de en medio de ellos y apártense, dice el Señor") no se refiere explícitamente al servicio militar o al servicio en el gobierno civil, se ha tomado a menudo como una indicación de que los cristianos deben separarse de todo lo que puede desviarlos de su primera lealtad a Cristo. La bendición de la vida célibe se basa en el ejemplo de la misma vida de Cristo, y en pasajes tales como Mateo 19:12. La prohibición contra la práctica homosexual se basa a menudo en Romanos 1:24-27. Las restricciones contra el aborto se basan frecuentemente en pasajes de las Escrituras tales como el Salmo 139:13, "Pues eres tú quien formó mis riñones, quien me tejió en el seno de mi madre” (tomado como un reconocimiento y bendición del valor de la vida humana desde antes de nacer).

APÉNDICE A: EL CREDO NICENO En vista de que el “Credo de los Apóstoles" se ha utilizado solamente en el cristianismo occidental (y su presente forma data alrededor del siglo VIII d.C.), el Credo Niceno es la declaración doctrinal cristiana más usada. El texto dado aquí es el credo de Nicea (325 d.C,) según fue revisado por el primer Concilio de Constantinopla (en el año 381 d.C), y referido más técnicamente como el "Credo Niceno-Constantinopolitano." La traducción dada aquí es del Libro de Oración Común: Administración de los Sacramentos y otros Ritos y Ceremonias de la Iglesia: junto con el Salterio o Salmos de David. Conforme al uso de La Iglesia Episcopal (1989: Church Pension Fund). Para ayudar la lectura del mismo, el Concilio Mundial de Iglesias (WCC) ofreció en ese estudio palabras en paréntesis. Los lectores y lectoras deben notar que la iglesia histórica occidental, tanto la Católica como la Protestante, declara en la última sección del credo que el Espíritu Santo "procede del Padre y del Hijo" (véase “Divisiones de las Tradiciones Cristianas” párrafo B.6).

Creemos en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador de cielo y tierra, de todo lo visible e invisible. Creemos en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padres antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz,

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Dios verdadero de Dios verdadero engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros y por nuestra salvación bajó del cielo: por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre. Por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado. Resucitó al tercer día, según las Escrituras, subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre. De nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre [y del Hijo], que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creemos en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Reconocemos un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.