Nota informativa (ACERCA DE LA .BIBLIOTECA NACIONAL)

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CATALOGACION

Lima, Abril 30 de 1912 Señor Director General de Instrucción: Al poner en conocimiento de U .5. que he recibido la Biblioteca Nacional conforme al inventario hecho por los señores Teobaldo E. Corpancho y Carlos A. Romero, creo necesario agregar algunas informaciones, guiado por dos motivo:s: ilustrar al Supremo Gobierno sobre el estado de sus "tesoros bi· bliográficos" y ponerme á salvo de futuras responsabilidades. SUMARIO 1 Contabilidad Y libros especiales-ll Afirmaciones del ex··Direcfor-III Distribución de los lihros-I V Encuadernación_ V Sellos y subsellos- VI Anofaciones- VII Nuevo edijicfo-- VIII Catalogación-IX Desaseo, incuria y mal gusfo- X Desaparición de impresos y manuscrifos-.X! Resumen.

No recibo apunte ni documento sobre la inversión de las partidas cor.sginadas en el Presupuesto General para el fomento de la Biblioteca. stn embargo, en la aplicación de los cincuenta soles mensuales pat. gastos de escritorio y policía noto aiguna irregularidad. Respecto á la inversión de las cuarentisiete libras tres soles treinticinco centavos mensuales para compra de libros encuadernación y gastos de alumbrado, nada quiero afirmar por la absoluta carencia de los datos indispensables. Los documentos deben existir en la Direcci6n General de Instruc. ción Pública ó en el Tribunal Mayor de Cuentas. Aunque el Director no recibía ya el dinero ~e esa partida, la adminlstra-

-4ba pOI medio de Iibramien tos. y habría sido conveniente que hubiera \levado libros, siquiera un libro de caja. Tampoco recibo dato alguno referente al cosestuches 6 cartones do paz Sotdjn, aaf como en la Mis· celénea de Coronol Ze¡arra, reIna uQf@ de asuntos J fechal.

-8caos ·no proveniente de ambos coleccionadores que fueron bi· bliófilos entendidos y ordenados. A más. por una casualidad muy extraña, obras de Moral ó de Soclologí:¡ forman cuerpo con librillos pornográficos. Así, el Como Tiran las Mujere:; por Athos anda eng1obado con Los Nihilistas por Tourgueneff Lectores pulcros :r timoratos han sufrido algunas sorpresas. El menos hipócrita, el más cínico, no ríe de semejante celada Iibresca.

v Habría sido muy conveniente que en el Reglamento de la Biblioteca Nacional se hubiera prohibido al director estampar sellos personJles en los libros y escribIr tanto en antiportadas y colofcnes como en portadas y márgenes. Con esa prohibición y algunas limitaciones á las facultades del Director. recordaremos siempr,-, -- mis sucesores y yo - que un establecimiento públi:o no es un bien personal ni una vlnculaci6n. Los sellos, señaladamente los consagrados á perpetuar el nombre de mi antecesor. han sido prodigados con una fecundidad obsesionan te: los hay azules, morados, lilas, rojos, róseos. verdes, negres, ete: los hay angulares. paralelos. romboidales. elípticos, cir:ulares etc. En los paralelos, RICARDO PALMA sirve de línea superior, y BIBLIOTECARIO de inferior¡ cuando 110 sucede que BIBLIOTECARIO ocupe la supe' rior y RICARDO PALMA la inferior. En los angulares, unas veces RICARDO PALMA figura la vertical. y otras veces otorga el puesto á BIBLIOTECt RIO para reservarse la horizontal. Hay un sellito de dos circu;~ferencias concéntricas: algo simboliza; mas no logro djscnrni~ si representa un sol disparando chispas 6 la rueda catali:1:t de algún reloj. No falta uno del' reino vegetal: una frondosa palmera sin dátiles. con RICARDO PALMA en el tronco y PERSEVERANCIA en las ra{ces Aunque sin vulgarizarse mucho, rojea por ahl·un gran sello circular de orden superhmhano: un ;mgel con apéndices femeninos, sosteniendo en ambás '1laros un infolio donde se lee CIVILIZACION y desplegan~;a ¡as alas entre BIBLIa TECA NACIONAL DEL PERU y POST NVBILA FOEBUS. Prudentemente se le economiza en ]0S libros. usándole más como brevete en el, papel de oficio.. Portadas y colofones, de indiscut¡blll mérito. resultQn macUlados por sellos borrósos y repetidos, no eSalseando lOs mo·

-9dern03 sobre los antiguos ni Jc,s de un año sobre lo:>del año an teriar. Dar'lIinio,mo gr·~f¡c0. Hermosos gré.bados presentan sePos multicolort's en h ropa, en las manos y hasta en la cara de las figuras: no escapan r,i las xilo~rafías. Todo bibliófilo sentirá indignación y pena al ver un sellito lila y pastoso en la hermosa portada del Leonis X ¡If'Pont Max Carmina; dos iguales en la de Crónica del Rey ::Jan J uan. Valencia 1779; tres sellos diferentes en la del mo;': umental Lucano editado por P. Didot, París -r·f¡C~XCV; cua:ro en el colofón de la Crónica del Condesta'ol' rL~ !'or\ugal Do~ Nunalurez Pereyra- Lisboa 1623 así como en b Cr6nica dcl'~id. impre3a el año 1590; cinco en un Pomponio l/ela de 1522. Algunas obr.:'s :-¡ar¡sufrido la impo sición de siete sellos "n la misma p:'>gina. LJVíera 6 no tuviera grabadoS'. ejemplo un Flavio J:{.l~efo de lóll. Se diría que niños, locos, bárbaros ó person:is mal in :encicnadas hubieran manejado los selbs, Algo más: como en el Establecimiento funcionaban director y subdlrector, en 103 libros im p'"raban sellos y .,subse. 110s" Distribuidos con la t,arsimonia y el tino de los sellos, los "subsellos" indican de modo anfibológko la pro~edenc¡a -Líhería Sanz, L'brería Zcgarra. Lima 1898. Librería de Francisco García Calderón - dando margen á que los lectores de m~flana vean libreros en García Cald'erón. en Ze~arra y en S?nz. Hermosas edic;ones, que por muchos alío .• h'abhn pe~lll~:l:lErasmo' "Luis d¡, : > (wi1 fstableció imprenta bajo la protección "de los Elze-¡ires y lo~;libros que publicó se estiman por los bl" 'hl'i6filos como "]ze,,,i!\:'." Portada d~ 11 obra: DES. ER!\~~,:'/¡¡¡ ROTERODAMl r DIIll_.OGUSr DEI RECTA LATli'!i¡ (;'~r\ECIQU::::1 :)ERMO¡'JiS PRONUN~ TIATIONE /LUGDUNI BATAJO¡:,¿U:v1/ EX OFFICINA JOHANNI::i !vJ¡d,';i':: ::: )/~I) X;JII. El Lu;;dJ¡1 ,Jéi~-'\'Cru:Il. tc~!ddf) aquÍ por Ui1 imaginario Luis de Bat:oviC!.:-:0 es s','o ;el tejoven escri tor hallo buenas dotes literarias. Des· graciadamente, este ensayo de novela más parece escrito por un catedrático de pornografía que por un literato con nobles aspiraciones Y prop6sitos saludables. Su IibriJIo solo puede ser leido por viejos gastados y luj uriosos y por jóvenes parroquianos de burdel". "Librejos como este no dan honra á las letras peruanas".

R. P" En la Suegra de Tarquino por Joaquín Bolda, refiriéndose á Juan Pérez Zúñlga, autor del Seudo·PrÓlogo: "Un bellaco sinvergiienza que tiene el cinismo de recomendar esta lectura mal sana". Persona veraz me asegura que en un catálogo chispean estas breves y jugosas exclamaciones arrancadas por el exagerado precio de las obras: " ¡Que la compre el nuncio! " ¡SU madre!

•• ¡Me mea! En Cartas Americanas, Políticas y Morales de Manuel de Vidaurre·- Filadelfia--1823: "Las Cartas Americanas de Vidaurre son un fárrago de con tradiciones El vacila entre declararse creyente 6 libre pensador; entre republicano 6 mona:quista. Sus cartas A su ama· da 10 exhiben á veces como un gran libertino y á veces co· mo un román tico. "En 10único en que es lógico es en comprobar que fué un limeño de pantorrilJa muy gruesa por su candidez en hablar siempre de su aristocrática cuna, y sostener que su nobleza navarra data de 30 años antes de Cristo. ¡Vaya un tetudo! "Treinta años ante de Cristo eran los navarros poco me· nos que semi salvajes". R. p" En Fiebres de Fray CandU (Emilio 8obadilIa) 1889:

Madrid-·-

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Al pie de la dedicatoria: " ¡Un Bobadilla que escribe v~rsos!!! Valientes boberías tiene que producir". En la página 78: " ¡Tonto! En la 52: .• !Fatuo! •• y en la 50: •. Este poeta consume mucho alcaloide de cojudina." En la portada misma del Opusculum Tractatus de Matrimonio, impreso en Toledo el año !v10CLXIV: {"Has visto un bazín (sic, con z) .......•••••.. Me resisto á poner lo demás. y no obstante, el mismo anotador. confundiendo presidio con panóptico, escribe en La Caida de la Mujer por Augusto Martinez Olmedilla: •• Cuando se establezca un prisidio para los escritores groseros, irá el señor Olmedilla á ocupar una celda inmunda en ese panóptico." VII No parece necesidad inaplazable la construcción de nuevo edificio. Hallándose el pals en no muy holg~das condicIones económicas, siéndole difícil desembolsar ]a suma requerida pa· ra la edificaci6n de una gran biblioteca, conviene aprovechar la existente, haciendo el mayor número de mejoras con el menor gasto posible. Los muchos vacíos en estantes y armarios bajos del Salón Europa ofrecen lugar para dos ó tres mil volúm,nes, con 8610 aumentar el número de anaqueles y hacer la colocación de libros, no por materia$, aino por tallas, Dada la anchura de los salones, hay el re;;urso:~ las estanterías centrales Recuperando la parte del ala tftrecha, indebidamente cedida á la Academia Concha; adquirien1j() el ala i~¡erda en que fundo· nan el Antiguo Arc.hivo de Haelen~et Cuerpo de Ingenieros de Minas del Estado; proveyenW:'oe estantes 6 de simples andamios la pieza situada frente ala Dirección; elevando el techo del bajisimo salón donde estuvo depositado aquel archivo; la Biblioteca Nacicnal tendría pOt alguno~ años sitio su· ficiente para ir recibiendo un buen caudal de llbros. A venir

-Hi estrecha la planta ba;a, quedan los altos. A más, cabe la expropiación de la finc:l (no muy va:ios:l ni muy nueva) incrustada entre la E:;cuela Normal c.:" Mujeres y la Biblioteca. Un ensayo acaba de aprob . ¡r la no esca'ez, la sobra de sitio, Con la simple c8,ocaci'Sn por tallas, dejando unos dos centímetros df". distancia en tre la cabeza del libro y el anaquel inmediatamente superior. se h:l ror,yguido ahorrar un 20% de espacio en b estantería central del Sal6n América, sin haber producido trastorno alguno en el servicio ni confundídose en una violenta y desordenada traslación de libros. Veriíicanc!o ¡gel'!! 0;:>era:ión en la estantería mural, se vaciaría mucho:; ;:¡na'~wL;~, tal vez unos 40 ó SO, en s610 la parte inferior. S;;'}':n el inventario, la estantería baja del Salón América guada 11.672 volúmenes: ofrece, pues, sitio desahogad) para uriOS200J más. Estos 2000, agregados á 2500 ó 3000 que pueden caber en el Salón Europa, hacen saber á 4500 ó 5000 los volúmenes de posib~e colocación en la Biblioteca. sin un gasto mayor de 40) soles, ¿Dónde la absoluta carencia de espacio y la necesidad inaplazable de construir nuevo edificio?

VIII Las condiciones de] ctc~ual no imposibilitan la facción de catálogos. Hoy mismo, ':Gn una previa distribución por ta· lIas. sin causar intcrru,)ci:J] alguna en la marcha del establecimiento, se podrÍ1 comenzar la catalo;;ación simple 6 de autores por el orden alfab3tico, la llamad", de librero, Fichas ó cédulas de catalogación, o~denadas en tapa.> ó cartones de costura movible, suplirían al catálogo impreso, sirviendo de gran auxilio á los lectores y aligerando la tan pesada labor de los emD1ea:ios. Este sistema, usado en la Biblioteca Nacional de Pa~ís yen algunas otras, va sustituyendo á las fichás agujereadas de Pins;on y á las articuladas de Bonnange. No se debe pensar en las cajas-catálogos donde las fichas sueltas corren peligro de ser extra'liada~ 6 invertidas. Acaso bastarían dos catatogadores, dos auxiliares y un mozO El mozo para alcanzar los libros, limpiarles y volverles á colocar en I()s estante:>. Los do.; au;;iliares para colar el número de orden al lomo úd vo!ume:l, el ex-libris al verso de tapa, en el ángulo s'¡peric:: izquierdo. y consignar en el Libro de Asiento un resurr:cn o e;:tracto de la ficha con sólo el nombre del autor, el título de la obra y el número de orden ó colocación en los estante". Los dos catalogadores sacarían

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doble juego de fichas: uno para el uso de lectores y empleados. otro para el archivo del establecimiento. Aunque no nenaran sino el mínimum de 50 diarias, escriblan 15000 en un año de 300 días útiles. SI con 15000 fichas se catalogan 40000 volú' menes (como 10 afirma el bibliotecario L Renard) la operaclon duraría unos 15 meses, con exclusión de manuscritos y folletos nacionales: exigen tiempo que no me atrevo á fijar. El catálogo por materias ó razonado (que pide más tiempo y ofrece más dificultades) se emprendería al terminar el de autores. ] uzgo conveniente insinuar lue la~ dificultades de la catalogación no llegan al punto de convcrtirla en un nuevo trabajo de Hércules, únicamente reaI:zable por extraordinarios genios bibliográficos. En Lima no faltan personas capaces de efectuarla sigu;endo métodos muy sabidcs, tan sabidos que sorprende ver cómo no fueron aprovechados en la Biblioteca Nacional durante los 28 años cuatro meses de restauración y marcha progresiva. IX Como U. S. lo sabe ya, el Inventario se reduce á consignar las existencias en vestíbulo, dirección. depósito, sala de lectura y salones destinados á guardar los libros. Los altos nada menclonable contienen. salvo un teléfono, un chicago y una tina que parece de zinc, hall¿ndose las habitaciones des· manteladas en repugnante desaseo :ll ex tremo de no concebirse cómo personas civilizadas hayan podido vivir con tan poca observancia de la Higiene. Las azoteas, encima de sala y salones, merecen llamarse basurer:s á domicilio en que no fal tan papeles, trapos, detritus de cocina ni viejos colchones destripados. La dejadez se palpa en todo el edificio. inclusive la sala de lectura donde no existe una sola escribanía, sino tinteros muy usados y sin tapa, en mesas sa]pic~das de tin ta y con el paño hecho glrones. No se~u~ un raspador, una tijera ni una cuchilla de tajar lápices~l valor de lo inventariado como útiles de escritorio se calculará, sablaado que en la Dirección misma ha)' todo lo necesario para ~btr una carta,menos sobre y papel. Y sin embargo, con ]a~dmlnistraci6n honrada de los 50 soles mensuales para gastos de escritorio y pollcra, se hubiera podido tratar decentem~ al público y ofrecer algunas comodidades á los empleados. ~ Casi todas las chapas no funcionan bien 6 carecen de Ita"J

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ves, sin excluirse la chapa de la verja interior La Vitrina goza de una peculiaridad: lleva tres cerraduras, y raras veces logra quedar cerrada. Vidrio lOtO. vidrio no repuesto; así que el polvo de los techos y el hollin de las chimeneas vecinas se introducen por las farolas para venir á caer en estantes. libros y parquet. De los retretes no diré palabra. Al desaseo y dejadez ó incuria se agre¡;?'ael mal gusto, mal gusto desde los charros coloretes de fachada y co'umnas (donde el naranja, el amarillo, el t lanco y el negro s~ ;::bigarran ~on el verde azul, el verde claro y el verde oscuro) hasta el kiosko puesto en el sitio más adecuado para malograr la pt'rs:ectiva del más hermoso y amplio s;J.'ón de la Biblioteca. Hablando de mal gusto. no se puede olvidar las efigies de los escritores nacionales ni lajoya del establecimiento, un enorme vidrio con memorativo donde sobra materia para regocijo de patriotas . lahor y perseveranela, no reveLi mucha competencia bibliográfica. mucha exquisitez de gust~; ni much;) amor al libro. Un bibliófilo no confunde c'udad."s con impresores. un refinaD no s::: deleita c;; cscaDlogías u:¡ amateur no p;ofana ni malo;;ra impresionr;s artísticas Nuestros encarecidos y pregonados tesoros bibliográíicos deberían permanecer ocultos á la mirada de viajeros ilustrados y de fino gusto. Pasearles los salones. abrirles la vltrina ó kiosko para enseñarles libros de indiscutible mérito p1agados de anotaciones erróllP:\s y groseras, forrados en tela llrda,llenos de parches,maculados de tinta, goma y kerosene ó ¡; :.Iti:ados por la cuchilla del e:;,cuadernador. no es ofrecerles urJa sorprc:S3-'-ffiUYagracable ni pres'mtarles una, prueba muy n've'ante ,:e 1acu1tur3 nacionaL V:rJ teja c''llsideraci6n

á U. S_

Manuel G. Prada.

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